BREVE HISTORIA DE
CÁCERES
C
El Cercado
de la Villa II
Crónica
desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Segunda
Mitad siglo XII
Los
Al-Muwahhidum
Crónica
desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
En el capítulo
anterior se daba un repaso a como se construyeron las defensas de Hins Qazrix
por los Almohades, o por lo menos nos hicimos una idea de cómo construían y
levantaron las torres, y para levantar una hilada de una torre se procedía a
encofrar totalmente la planta, arrimando los tapiales sobre unos postes y que a
medida que se elevaba la construcción iban quedando sepultados en su interior,
en otras ocasiones el encofrado de cada hilada adoptaba una disposición anular,
de tal manera que una vez rellena y retirado los tapiales se procedía al
relleno del hueco central con tierra y cascotes.
Y como
era necesario proteger la superficie de los muros de tapial frente a las
inclemencias del tiempo, les aplicaban tratamientos para mayor resistencia de
lo construido, así las tapias más terrosas requerían una capa gruesa de
enjalbegado de cal, naturalmente, que blindaban las partes más vulnerable que las de
las tapias hormigonadas, a la que la propia dureza del material de argamasa
ofrecía protección en las cintas de mortero de cal, esta ofrecía protección
únicamente en las partes más débiles, como las junta constructivas y las líneas
de agujas, el uso de cintas en las construcciones almohades del siglo XII,
llegaron a constituir constancia en las construcciones de tipo militar, eran
otras veces las que el encintado tambien se usaba como elemento ornamental.
La
albarrana de la torre de los pozos o tambien llamada torre del Gitano, ostenta
una inigualable obra de ingeniería militar almohade y en la que constaba una
inspiración de origen religioso, y un par de estrellas de ocho puntas, y aunque
el texto estaba incompleto podía leerse:
“Dios es
Nuestro Señor”
Esta
torre mostraba uno de los ejemplos conocidos de epigrafia religiosa en una obra
militar y la torre de los Pozos como muestrario de representación
propagandística de una dinastía que buscó su legitimidad y su razón de ser en
la guerra santa o Jihad.
En la
relación de las construcciones militares y su configuración urbana, es la de la
cronología y según cuentan los cronistas es tema complicado datar las
construcciones de las construcciones almohades con fechas exactas, ahora bien
hasta 1172 los almohades no lograron su unificación, y ya bajo su mando todos
los territorios del Islam en la península, cuestión esta por la que no pudieron
aplicar una política agresiva y fructífera contra los reinos cristianos, ya en
1174 tomaron Alcántara, y en 10 de marzo del mismo año de 1174 Cáceres, a pesar
que estas plazas estaban rodeadas de enclaves dominados por el cristiano como
Trujillo, Santa Cruz o Montánchez, a lo largo de más de dos décadas Cáceres
puso resistir el asedio a la que fue sometida, en 1184 por parte de Fernando II
de León, tras la batalla victoriosa de Alarcos en 1195 y durante los años de
1196 y 1197 el Califa Abu Yussuf Ya’Qub al Mansur y sus aguerridas tropas
realizaron campañas militares eliminad en las primeras de ellas la avanzada
efectuada por el cristiano por tierras de la Extremadura, lograron asaltar y
ocupar Montánchez, Santa Cruz, Trujillo y la destrucción de Plasencia,
restablecieron la frontera en la marca del Tajo, la que en la actualidad
pertenece a la Extremadura, ya en 1197 el Califa Abu Ya’Qub, regreso a África
llevando paces y parias firmadas con los reinos de Castilla, León y Portugal,
estas paces estaban firmadas con suficiente duración como para permitir a los
unitarios almohades construcciones militares y reforzar, así como reedificar
los enclaves recientemente conquistados o los dominados desde hacia tiempo, y
es cuando se cree que fue el momento en el que reunían las condiciones
políticas y militares para acometer empresa de tal envergadura constructiva.
No hay
que olvidar que entre 174 y 1196 el reino de León apenas constituía un peligro
a tener en cuenta para los almohades, en comparación con los reinos de Castilla
y de Portugal, ya que estos actuaban con mucha gente y gran agresividad lo que
fue motivo del ataque de los unitarios, más en los años previos la batalla de Alarcos, los de León
procedieron a la repoblación y consolidación de sus posiciones en la Trasierra,
por su lugar de expansión, y este hecho empieza a constituir una seria amenaza
para las poblaciones andalusíes fronterizas, y esto sería probablemente lo que
indujo a las autoridades almohades la iniciación de las obras en Cáceres, y
fortificarla como base desde donde poder atacar y raziar las posiciones
leonesas, y al mismo tiempo evitar que los de León consolidaran sus posiciones,
estrategias esta que vendría reforzada por las posiciones ventajosas adquiridas
por los musulmanes tras el año de 1196.
Pero al
parecer, según los cronistas, la cosa se complica y que, las obras almohades en
el recinto murado, no esta comprendido en un
único momento constructivo, y así lo dicen las murallas del Adarve del
Padre Rosalio, así mismo como la capa de superpuesta de mortero de la torre de
los Pozos, lo que indica que al menos la villa cacerense en cuanto a las
construcciones almohades se refiere tuvo dos momentos en los que se realizaron
obras de envergadura considerable, sin contar con las torres pre-albarranas y
cuya procedencia podría ser del primer momento de la ocupación árabe y quizás
se pueda fechar entre 1174 y 1196, si se tiene en cuenta que Fernando II de
León hizo una intentona de conquista en 1184, intentona que terminó en fracaso
y que para esa fecha de 1184, ya debía de tener Cáceres sus defensas plenamente
operativas.
Según Marques Bueno y Gurriarán Daza, las defensas del recinto murado al
menos un mayoria de las torres albarranas son posteriores a 1196, esta fecha
coincide con la de la campaña sobre la marca del Tajo y recuperadas las
principales plazas cacerenses, y en la primera decena del siglo XIII, esta
fecha seria cuando erigieron muchas de la torres albarranas, precisamente
coincidiendo con el declive del poder almohade, coincidiendo con la falta de
expediciones militares de cierta envergadura tras la batalla de las Navas de
Tolosa, cuando desaparecieron las grandes levas califales, cuyas consecuencias
alejarían las ultima propuesta de obras Islámica en Cáceres.
No
olvidemos que Hins Qazrix, se concibió como campamento o como lugar de refugio,
desde donde salir a raziar la marca del tajo, y donde refugiarse de sus
correrías y vigilar los pasos de la Trasierra, y al parecer duro poco tiempo
por causas de que las levas militares promovidas por las autoridades almohades
no volvieron a promoverlas tras la muerte del Califa Abu-Ya’Qub en 1199.
Pese a
todo, su cometido como plaza fuerte, que vigilaba las entradas hacia el valle
del Guadiana cumplía y bien tal como se concibió, mientras contara con una
buena guarnición las embestidas del cristiano leones que cada vez se prodigaban
más desde la batalla de las Navas hasta la conquista definitiva de 1229.
(Fuentes Según
Marques Bueno y Gurriarán Daza)
Los
almohades fueron un pueblo bereber originario del Norte de África nacido a
finales del siglo XII y principios del XIII gracias a Ibn Tudmar, quién en
respuesta a los fracasos almorávides en su política expansiva por la Península
Ibérica y, sobre todo, contrario a su relajación en la praxis religiosa, inició
un movimiento de carácter rigorista basado en el seguimiento estricto y literal
del Corán.
Los
almohades se expandieron tras la estela de los almorávides pese a sus choques
ideológicos, heredarían sus costumbres constructivas adaptándolas tanto a sus
nuevas necesidades como, principalmente, a sus estrictos y casi ascéticos
dictados religiosos. Las principales construcciones almohades se caracterizan
por la sencillez y la austeridad a la que les predispone su doctrina.
Desde el
punto de vista constructivo, recurrieron a la mampostería y al ladrillo,
mientras que la columna como elemento decorativo fue perdiendo funcionalidad
por el pilar de ladrillo. En cuanto a los arcos, continúan con la tradición
almorávide en el uso de los sistemas túmidos (herradura apuntada); recurriendo
a las formas lobuladas y mixtilíneas sólo en espacios que pretenden ser
realzados jerárquicamente, caso del mihrab o la maxura de la mezquita. Se
utilizan los arcos entrelazados, que son una composición de varios arcos sobre
columnas cruzados entre sí y que tienen una función decorativa. Usan el arco de
herradura apuntado o túmido y decoración polilobulada. También utilizaron el
alfiz, como moldura que rodea la parte externa al arco. El alfiz que decora las
puertas se corta cubriendo solo la mitad superior del arco.
Emplean
bóvedas de finos nervios y con mocárabes que son elementos decorativos
realizados con yeso formando prismas yuxtapuestos y colgantes a modo de
estalactitas sueltas o arracimadas.
Respecto
a otros elementos decorativos destaca la cerámica vidriada, y los formados por
una red de rombos a base de arcos entrelazados.
El
retorno a la austeridad más extrema se trocó, aún más rápidamente que en el
caso de sus predecesores, en uno de los La arquitectura
militar experimenta un enriquecimiento tipológico y un perfeccionamiento
de su eficacia defensiva de gran trascendencia, incluso, para el ámbito
cristiano. Entre los elementos característicos de la arquitectura militar cabe
considerar los acabados superficiales de las construcciones de hormigón de cal
ejecutadas con tapiales, las torres representativas y los accesos monumentales.
Aparecen complejas puertas en recodo para que los atacantes al avanzar dejen
uno de sus flancos al descubierto; torres poligonales para desviar el ángulo de
tiro; torres albarranas separadas del recinto murado pero unido a él en la
parte superior mediante un arco superior y cuya proyección hace que aumente su
eficacia defensiva respecto a una torre normal; muros y corachas que
discurren perpendiculares al recinto murado al objeto de proteger una toma de
agua, una puerta y evitar el cerco completo, así como barbacanas o antemuros.
Destacan
de este período los modelos de corachas, se tratan de pequeñas torres separadas
de las murallas, ubicadas sobre los ríos y a las que se accede a través de
adarves, destinadas a suministrar el agua. Y las albarranas, torres avanzadas
generalmente separadas de la muralla exterior, funcionando como atalayas.
(Fuentes
Samuel Márquez-El recinto Almohade)
(Fuentes
Pablo Gurrian-El recinto Almohade)
(Fuentes Orti Belmonte-Conquistas)
Agustin Díaz Fernández

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