BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                          CXXVI

Linajes Cacerenses XII

Godoy.

Crónica desde la Calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Cuenta el cronista que el Rey, (no menciona cual) iba a entrar en la pelea con las huestes del moro, y para dar ánimos a los caballeros, les dijo:

“veremos quien es hoy el godo (significado de godo, valiente y esforzado)”.

Dio comienzo la batalla, y cuando ya iba el moro con la vencida, se presento ante el monarca Pedro Ruiz, ofreciéndole dos prisioneros que habia hecho durante la contienda, por lo que el soberano le dijo:

“Bueno a andado el godo hoy”.

Y desde aquel instante le llamaron Pedro Ruiz de Godoy.

Otros cronistas cuentan que ese apellido viene de Goido, sin más explicación del origen, y mientras sitúan el solar familiar cerca de San Pedro de Tenorio, partido de    Puente Caldea en Galicia, otros los fijan en Pontevedra.

El primero de los de este linaje que apareció por la villa cacerense, parece ser que fue Rodrigo de Godoy, que fuera comendador Mayor de la Orden de Alcántara, estando mediado el siglo XV, en cuya Orden religiosa Militar, hubo en este siglo y en el siguiente varios comendadores y caballeros de este linaje.

Fue hermano de del Comendador Pedro de Godoy, que fuera uno de los agraciados por sorteo en la designación que la Reina Isabel la Catoliza, hizo en 1477, hizo de los doce regidores que habían de formar el Concejo de Villa.

Nieto del Comendador, fue Francisco de Godoy, que, en 1527, partió haca América como aventurero, participando en las empresas más comprometidas llevadas a cabo en el imperio de los Incas, y siempre le sonrió la fortuna.

Encabezo una marcha estratégica y de gran mérito, con un escuadrón de caballería, desde la ciudad de San Miguel de Piura a la de los Reyes, en socorro de Hernando y Gonzalo Pizarro, que andaban en situación comprometida, acosado en vanguardia y retaguardia por miles de indios, en una extensión de veinte leguas.

Participo en la batalla de Salinas contra Almagro, rival de Pizarro, junto al que esta el de Cáceres, más tarde pasó al Arauco con Pedro de Valdivia, en donde su intrepidez y bizarría se hizo proverbial, como contó el cronista, al describir la batalla de Millarapué.

Como gente de autoridad y conocimiento, Pizarro le encomendó las negociaciones más importante y delicadas, intento arreglar las diferencias entre Pizarro y Almagro, procurando que sus faenas no resultaran estériles para sus intereses, como lo demuestra el considerable capital que reunió, con el reparto no escaso, que le correspondió con los tesoros de Atahualpa, y del mayor aún que recogió del descubierto en las inmediaciones del templo de Pachacamac, enterrados por los sacerdotes de este santuario al abandonarlo, según cuenta la historia.

Regidor de la ciudad de Valdivia en Chile, Teniente General del conquistador Francisco Pizarro, que los distinguía entre sus capitanes, y Gobernador de la Ciudad de los Reyes, tras estas aventuras volvió a su lugar de nacimiento, a la villa cacerense, fundando un cuantioso mayorazgo, murió en 1654, su solar,que el construyó, en la plazuela de Santiago, esquina a la calle oscura, (hoy Cambero), esta enterrado en la sacristía de Santa Maria, sacristía que compró para los enterramientos de él y de su familia, en 1551, y que desde entonces se llamó capilla de los Godoy o de San Juan Bautista.

Le sucedió en el gran Mayorazgo que fundó el General Godoy y su esposa doña Leonor de Ulloa fundaron en 1548, su hijo Rodrigo de Godoy y Ulloa, Comendador de San Martin de Trevejo en la Orden de San Juan.

En la primera mitad del siglo XVII, heredó esta casa doña Beatriz de Godoy, que casó con Juan Roco y Campofrío, apellido que desapareció durante el siglo XVIII 

(fuente Publio Hurtado-Ayuntamiento y Familias)

Fue visitador de los indios de la nueva ciudad de Los Reyes para la administración de justicia, por título dado en ella el 6 de junio de 1537; y su sucesor el gobernador Vaca de Castro le concedió la encomienda de indios de la provincia de Atavillos, y en el título lo llama capitán, caballero y persona de calidad y uno de los primeros conquistadores y pobladores de estos reinos de Perú. Encontró un tesoro en el templo de un dios indígena, y a diferencia de otros conquistadores que resolvieron quedarse para siempre en las Indias, Godoy, en todo momento decidió regresar a Cáceres, para lo cual iba enviando remesas de dinero a su primo hermano Álvaro de Aldana con la finalidad de que le fuera comprando tierras y rentas en Cáceres. Sirvió este palacio, en los últimos tiempos, para Casa de Maternidad, y, anteriormente, sería, “casino de señores”, bajo el nombre pomposo de Círculo de la Concordia. Igualmente hubo de ser hospital de guerra.

(fuente Publio Hurtado)



En septiembre de 1544 se encontraba en Panamá para regresar a España, oportuna decisión, pues en Perú la situación estaba muy complicada tras el asesinato de Francisco Pizarro y las sucesivas rebeliones y luchas civiles entre bandos enfrentados. A finales de 1545 estaba ya de regreso en Cáceres, casándose al año siguiente con Leonor de Ulloa, hija de Lorenzo de Ulloa Porcallo, señor de la Casa de las Veletas y regidor perpetuo de Cáceres, y de Juana de Ovando, y de ellos ha quedado muy abundante descendencia. En 1549 comenzó a construir, sobre las casas que habían sido de su familia, enfrente de la iglesia parroquial de Santiago, el magnífico palacio llamado de Godoy, con una suntuosa torre y bellísimo balcón de esquina, obra del maestro Pedro de Marquina, que puede considerarse como prototipo de palacio renacentista cacereño, y es el único de entre los muchos existentes en esta ciudad construido fundamentalmente con riquezas traídas del Nuevo Mundo. Sin embargo, Godoy no llegó a ver terminado este palacio, ya que murió antes de que hubieran concluido las obras. Fue sepultado en la capilla de San Juan Evangelista, en la entonces iglesia parroquial de Santa María la Mayor de Cáceres. Regresó a Cáceres en 1543, con 38 años, y no tardó en casarse con la noble Leonor de Ulloa, que tenía 26 años y su familia vivía en un palacio de la plaza de San Mateo, en la esquina con la calle Ancha. También empezó a querer construir un gran palacio renacentista y para ello logró un espacio de 2.000 metros cuadrados después de comprar varias casas. El palacio comenzó a construirse en 1549, pero Godoy no llegó a vivir en él, ni siquiera su mujer. Leonor de Ulloa murió en 1557. se desconoce la causa del fallecimiento, aunque los ocho partos habidos en nueve años debieron influir decisivamente en el deterioro de su salud.

En 1564 murió Francisco de Godoy dejando como legítimos herederos de todos sus bienes a su hijo Rodrigo, de 17 años; María, de 16; Francisco, que tenía 14 años; Lorenzo 13; Juana, de 11; Ana, de 9, y Marta, de 8. Tuvo otra hija, Leonor, que murió al poco de nacer. En su testamento también se acordaba de su hija ilegítima, Mencía, tenida en su juventud, que era monja en el convento de San Pablo.

               

El único pesar que tuvo al morir, según se asegura en la biografía, es que no pudo vivir en su hermoso palacio, que se terminó en 1634, no obstante, Francisco de Godoy en cierta manera está presente en el edificio. Hizo que el maestro cantero Pedro de Marquina le inmortalizara en el palacio, al esculpir su busto en el patio interior, junto al de su mujer, su padre Rodrigo de Godoy y su madre, María de Aldana.

El Palacio de Godoy es un edificio renacentista con una torre que hace de ángulo en la que destaca el magnífico balcón de esquina tan extremeño con arco de medio punto. Es obra de Pedro de Marquina que lo construyó en el año 1563. Está formado por unas columnas estriadas de orden compuesto y un frontón con busto decorativo, sobre el que se alza el escudo ajedrezado de Godoy y de Aldana, que se corona con un yelmo, un querubín debajo y lambrequines a entrambos lados. Otras tallas en piedra como sátiros y amorcillos dan belleza al conjunto. En la fachada principal destaca su portada con grandes dovelas almohadilladas, enmarcada por un alfiz con sus pilastras y capiteles corintios y un arquitrabe con cornisa, en cuyos extremos existen dos figuras que hacen de acroteras. En el centro el escudo principal de la casa con cuatro cuarteles con los apellidos Godoy, Aldana, Blázquez y Figueroa; y dos escudos: uno de Godoy-Figueroa y otro de Godoy-Blázquez en ambos lados de la portada. Los balcones y ventanas de su gran fachada presentan guarniciones renacentistas, preciosos antepechos en las ventanas y herrajes en los balcones con barrotes labrados y florones en las esquinas de forma exquisita.  El precioso patio interior tiene ocho arcos de medio punto sobre esbeltas columnas toscanas e igual en el piso superior, presentando pretil de balaustres y capiteles de orden corintio, además de escudos y bustos en las enjutas de los arcos.

(Fuente Publio Hurtado)

(Fuente Biografias)



Agustín Díaz Fernández

      

 

 

 

 

 

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