BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                    CLVIII

Francisco de Hinojosa I

                          1435-1489

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Hay en la historia interna de Extremadura, un periodo de inquietudes y sobresaltos, de luchas fratricidas, que engrosaron la historia de esta tierra durante gran parte de la segunda mitad del siglo XV, provocada por la rivalidad de Gómez de Solís y Alonso de Monroy, por la disputa del Maestrazgo de la Orden de Alcántara, episodios ligados a la historia nacional, y las turbulencias provocadas por lamentable reinado de Enrique IV de Castilla, tiene un concreto valor de historia regional, son extremeños los que luchan dentro de Extremadura, cuando la región forjadora de grandes conquistadores , no había aun lanzado a sus paladines a plano de la historia universal. Dentro del término de la patria chica, se vivía un duro drama histórico, este episodio sangriento de la lucha por el Maestrazgo, es sin duda uno de los más destacados acontecimientos históricos.Los que escribieron y estudiaron, sobre la vida extremeña, con frecuencia suelen referir la guerra entre Solís y Monroy, episodio sobradamente conocido:

Cuanto todo parecía indicar que Alonso de Monroy iba a ser el nuevo maestre a la muerte de su tío en 1455, su carrera hacia el maestrazgo se vio frustrada por el nombramiento en 1458 de Gómez de Cáceres y Solís. La intención del rey Enrique IV con esta designación era la de poner la administración de la Orden en manos de uno de sus seguidores más cercanos. Es posible que ésa fuera la verdadera causa que le enfrentó al nuevo maestre a partir de 1464, aunque el detonante fuera un incidente ocurrido durante la boda de la hermana del maestre, Juana de Solís, con Francisco de Hinojosa. Este último, al parecer, enojado por los alardes de fuerza y destreza de los que hizo gala el clavero, le atacó acompañado por los hermanos de la novia y otros parientes. El incidente se saldó con la prisión del clavero en la villa de Alcántara y su posterior huida, sólo unos días más tarde junto a una gran parte de sus seguidores.

Se inició así la lucha por el maestrazgo de la Orden en un momento en que Castilla vivía una grave crisis que enfrentaba a Enrique IV con parte de la nobleza. Sorprendentemente, el maestre de la Orden, Gómez de Cáceres y Solís, se alineó con los seguidores del príncipe Alfonso, mientras que el clavero combatió al lado de los partidarios del Rey.

En la primavera de 1466, Alonso de Monroy ocupó Coria apoyado por las milicias de su hermano Fernando, el señor de Belvis, que estaba defendida por Gutiérre de Solís. Apresuradamente el maestre puso cerco a la villa, lo cual produjo el agotamiento de ambos bandos, hecho que forzó una tregua en 1467. El acuerdo contemplaba, entre otras cosas, que el clavero recibiría una fuerte retribución económica y el castillo de Piedrabuena con carácter vitalicio. A cambio, se comprometía a obedecer las órdenes del maestre.

No obstante, este último quebrantó el acuerdo en ese mismo año, poniendo sus seguidores cerco al castillo de Piedrabuena. La reacción del clavero no se hizo esperar y, después de derrotar a los asaltantes, se dirigió a Cáceres, donde se encontraba Gómez de Cáceres y Solís, que vio cómo las milicias de aquél tomaban la villa para Enrique IV.

 pero este drama histórico tiene un personaje inédito, o al menos poco conocido, Francisco de Hinojosa, su nombre se cuza como una sombra en las páginas de la historia, y es solamente eso un nombre, cuando en Cáceres casa con la hermana del Maestre Solís, y es herido por el Clavero Monroy, se le cita, pero salvo alguna referencia nadie dice quien fue aquel Francisco Hinojosa, personaje que inicia la tragedia con categoría de protagonista, siendo ocasional su participación en ella.

Linaje Hinojosa

En Trujillo, asentaron su solar los Hinojosa, en tiempos de Alfonso XI, el propio Rey los trajo desde Toledo en su compañía, el primero un tal Alonso Álvarez de Hinojosa, al cual dejo allí como Alcaide del Alcázar y justicia mayor, presumían los de esta estirpe ser de su linaje  de Nuño Sánchez de Hinojosa, primo del Cid, y natural de Soria, el cual liberó a aquella comarca de moros, que la tenían usurpada, Gran caballero este Nuño, cuanta el cronista de él , que en una ocasión en que caminaba con su gente, hicieron prisionero los suyos a un moro principal que iba de viaje con su esposa, con que había contraído matrimonio aquel mismo día, enterado de eso don Nuño, en un rasgo de gentileza y desprendimiento, puso en libertad a los recién casados infieles, pagando él de su dinero el rescate a sus propios servidores.

Poco tiempo después de este episodio, don Nuño reñía en dura batalla con los moros fronterizos, había avanzado en descubierta, esperando vinieran tras él, las tropas de su pariente Rui Díaz de Vivar, pero el refuerzo se retrasó y el noble don Nuño, desecha su hueste cayo del caballo mortalmente herido, tras perder un brazo en la lucha, la casualidad hizo que en aquel momento llegase y le reconociera el moro al que dio libertad. En los brazos del agradecido infiel, expiro el Señor de Hinojosa, cuyo cadáver lo recogió el Cid, llevándolo a enterrar al Monasterio de Huertas, cerca de Medinaceli.

Los Hinojosa, era pues descendientes de aquel don Nuño Sancho, pasaron de Soria a Toledo, y de ahí a Trujillo, el primer venido, Alonso Álvarez de Hinojosa, era hijo de Lope Alonso de Hinojosa y de Catalina Álvarez de Toledo, de la casa señores de Oropesa, Alonso, tatarabuelo de Francisco de Hinojosa, figura entre los regidores del Concejo de Trujillo en 1325, cuando llegó a Trujillo, era viudo de una tal doña Inés, y en compañía de sus tres hijos , uno de ellos siguió el camino con el rey Alfonso XI hasta Jerez de la Frontera, los otros dos quedaron en Trujillo, enlazándose con la más poderosa casa, la de los Altamirano, que gozaba de primacía en el reparto de puestos concejiles. La sucesión del hijo Mayor, Lope Alonso de Hinojosa, casado con Estefanía Fernández Altamirano, descendió del nivel social, a causa de reveses económicos, siendo la generación del segundo, Alvar Alonso de Hinojosa, quien mantuvo el ilustre apellido en su nuevo solar.

Alvar Alonso de Hinojosa, bisabuelo de Francisco de Hinojosa, gran personaje de su época, fue caballero de mucha excelencia, cuerdo y virtuoso, vivió hasta los ciento dieciocho años, sin haber perdido dientes ni muelas, contrajo cuatro matrimonios, cuando casó por cuarta vez, con una joven dama de la familia Rúa, pasaba ya de los ochenta años, logrando a pesar de ello tener descendencia, las primeras nupcias las contrajo , siendo casi muchacho, con doña Constanza Fernández Altamirano, hermana de la mujer de su hermano Lope Alonso, de ella tuvo tres hijos y dos hijas, el primogénito Hernando Alonso de Hinojosa, alcanzó casi tan larga vida como como su padre, nació en 1339, y murió en 1449, ciento diez años, el segundo de los hijos que se llamó Martin Alonso de Hinojosa, fue el abuelo de Francisco.

Curioso cuando menos, fueron los incidentes que llevaron a Martin Alonso de Hinojosa, y el nacimiento de su hijo único, y es que, siendo muchacho, empezó a cortejar a la hija de Inés Sánchez de Tapia y su fallecido esposo, Francisco de Gironda, esta Inés Sánchez, a la que por su carácter decidido y enérgico llamaron “la Rabiosa “mujer de muchos dineros, mucha plata y riqueza, no conforme con su viudedad, estimó oportuno, tomar para sí, al pretendiente de su hija, enviándole un mensaje al fin, en el que le decía : Mejor es que case Martin Alonso, conmigo que con mi hija, pues siendo más la hacienda luego podrá de ella gozar, cuanto más que mi hija es inhábil para tomar casa, por tanto le es a Martin Alonso de Hinojosa, gozar de mujer discreta, aunque anciana, que de moza simple y pobre.

El razonamiento convenció al galán y a su parentela, celebrándose la boda, no sin grandes disputas de la viuda con la familia de su primer marido. Si ya el matrimonio dio lugar por la gran diferencia de edades, a jocosos comentarios de la sociedad trujillana, éstos subieron a lo increíble cuando la desigual pareja anunció que iba a tener descendencia, nadie admitía tal cosa, por pasar Inés Sánchez de los cincuenta años, suponiendo que tramaban alguna intriga, para perjudicar a los descendientes del primer marido, en beneficio del imberbe actual, cuando estos comentarios llegaron a oídos de la decidida y enérgica “Rabiosa”, se instaló en una tienda de campaña en las afueras de Trujillo, convocados en pregón a cuantas damas quisieran asistir a verlas dar  a luz, y al mismo tiempo  citaba a los caballeros para que viniesen a custodiar la tienda ,en evitación de posible superchería, así ante numerosísima escogida y regocijada concurrencia, trajo al mundo Inés Sánchez de Tapia a su hijo Álvaro de Hinojosa, padre del que sería actor principal en la lucha por el Maestrazgo de Alcántara.

 

 

       1345-1489

Don Álvaro de Hinojosa, fue, uno de los más gentiles hombres de varones que en todo el reino se podía hallar en su tiempo, y gran justador, pero tuvo el defecto de una vanidad en exceso, que hacía patente a la menor oportunidad, sin cesar presumía de la rancia nobleza de su apellido, loando inoportunamente su linaje diciendo proceder del Cid.

Casó don Alonso, con Mari Blázquez, de la noble familia de los Murieles y Vargas, sobrina de Sancho Sánchez Muriel, gran caballero trujillano, de ella tuvo un hijo y una hija, Francisco y Mencía Álvarez DE Hinojosa que con el tiempo casaría con Francisco de Paredes.

Se cuenta por el cronista, que Álvaro de Hinojosa, en sus vanidosos y desorbitados delirios de grandeza, llego a pensar en ser Maestre de Santiago, publicando sus pensamientos diciendo que eran varias las noches que había soñado con ello, y que llevaba una cruz sobre el pecho, lo cual era augurio de sus aspiraciones, cierto día contaba esto a su primo Juan de Hinojosa “el viejo” quien le interpreto el sueño de manera diferente : “ primo si es esa cruz que soñáis, la cruz de Nuestra Señora, de donde vos sois feligrés, que os la pongan en el pecho después de muerto” Y así ocurrió efectivamente, al poco murió don Álvaro, siendo enterrado en la Iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo, y en la capilla de Santa Ana, sepultura de los de su familia.

El linaje de los Hinojosa, era ya por entonces uno de los más preeminentes de la orgullosa nobleza trujillana, cuando el protagonista de esta historia , iba  a venir al mundo, el siglo XV desgranaba la primera mitad de sus años, sobre un reino empobrecido y desgarrado por las luchas intestinas, Juan II reinaba en Castilla, sin gobernar, entre debilidades y claudicaciones, entre revuelas, que alcanzaron en  mucho a Extremadura, teatro de los desafueros de los ambiciosos Infantes de Aragón, tras este débil monarca, les llegaba el turno de sentarse en el trono sucesivamente de San Fernando, con ellos iba  terminar la última dinastía española, la de Trastamara, y con ellos iría Castilla, desde el hundimiento vergonzoso de Enrique IV, a la culminación de la gloriosa de Isabel.

El Protagonista

Francisco de Hinojosa, debió nacer por el año de 1435, (no hay datos para fijar esta como fecha de nacimiento, el único dato, es el haber pasado la infancia en Trujillo con el Clavero Monroy, quien marcha junto a su tío, el Maestre Gutiérre de Sotomayor, a los trece años de edad, y actúa en guerras siendo muy joven en 1452, lo que hace suponer que Monroy naciese en 1435,) Siendo muchacho, fue protagonista de un trágico suceso provocado por la vanidad de su padre, que descubre ya, la decisión y coraje del futuro luchador, Un caballero, compuso unas coplas ridiculizando la presunción desmedida de Álvaro, coplas que fueron muy celebradas en Trujillo, enterado Francisco, buscó al poeta y le dio muerte de una estocada diciéndole.

Ocurrió esto en los momentos en que un oscuro hidalgo cacereño, iniciaba brillante carrera al amparo del favor del rey, se llamaba Gómez de Solís, aunque por el lugar de donde procedía, se le llamo también don Gómez de Cáceres, el que andando en la historia se convertiría en Maestre de la Orden de Alcántara, protegido por Enrique IV, admirador de su arrogante estatura, su belleza y lo afable de su trato, salvó de toda responsabilidad a Francisco de Hinojosa, pensando que tan decidido mancebo podría ser útil en el futuro, y como además el muchacho era, económicamente, un buen parido, no tuvo inconveniente en prometerle en matrimonio a su hermana doña Juana de Solís, pero los sucesos se precipitaron, llegando mucho más allá delo que nunca pudo soñar el advenedizo cacerense, , el Rey, llevado de su debilidad por Gómez de Cáceres, elevó al Maestrazgo de Alcántara, consiguiendo en 1558 que el papa expidiese bula de tal nombramiento.

Tan insospechada grandeza, modificó sus planes, ya que un Maestre podía enlazar a sus parientes con las primeras casas del reino, y aun siendo Francisco de Hinojosa caballero muy principal de los de Trujillo, resulta ya ser poco para su hermana, Solís quiso romper el compromiso contraído cuando los novios no tenían edad de casar, y don Gómez de Solís, se dedicó a buscar un más importante marido para doña Juana, dedicó a que no celebrara bodas con Francisco de Hinojosa, pero no contaba con un factor decisivo, el amor, doña Juana de Solís , enamorada de su arrogante y valeroso prometido, no estaba dispuesta a renunciar a él, durante muchos años esperó que su hermano consintiese la boda, hasta que cansada de tantas dilaciones y decida a todo, no tuvo inconveniente en recibir al galán por una ventana de la torre de su casa, y de aquello quedó en cinta la dama, lo que obligo a don Gómez de Solís a casar cuanto antes, por aquello de las habladurías , que ya por entonces había lenguarones y o lenguaronas, no consta que el Maestre se enojase en demasía, pero se trató de ocultarlo cuidadosamente, los cronistas de la época no llegaron a enterarse de este lance, solo algún familiar íntimo, que se fuera el correveidile lenguarón.

La Boda de doña Juana de Solís con aquel hidalgo trujillano llamado Francisco de Hinojosa, quedo acordado que se celebraría con todo el esplendor y boato en Cáceres, la histórica villa pues, se dispuso a ser testigo de magnificas fiestas, largamente narradas en las viejas historias y cantadas por los vates cacerenses. En 1464, Gómez de Solís imperaba en el esplendor de su poderío, Francisco de Hinojosa había llegado a los momentos conocidos de su historia, a sus fastuosas y trágicas bodas.

(Miguel Muñoz de Sampedro)

(Fuente La Orden de Alcántara-Maldonado)



 Agustín Díaz Fernández 

 


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