BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                         CLXIV

Capitán Diego de Cáceres y Ovando II

                             (1447-1466)

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Dejando ya atrás, las tierras castellanas, los dos viajeros, se separan, Saavedra a Navarra, Diego a tierras aragonesas, en la práctica los dos países eran por entonces uno solo, aunque con una gran rivalidad, gobernaban en ambos don Juan, uno de los Infantes de Aragón que por matrimonio con doña Blanca, reina propietaria de Navarra, fue rey de aquel país, que por ausencia constante de su hermano Alfonso V, Rey de Aragón, que residía en Nápoles, era gobernador de este reino, doña Blanca habia fallecido ya, cuando Diego llegó a la corte aragonesa, aunque su viudo seguía titulándose Rey de Navarra, que continuaba siéndolo de hecho, sin ceder el trono al único hijo varón habido del matrimonio, don Carlos, príncipe de Viana, a quien en derecho le correspondía desde la muerte de su madre. (Estaba el país acaudillado por los más destacados miembros de la nobleza, divido en bandos irreconciliables, los unos por el contumaz Rey viudo don Juan de Aragón, que contra derecho detentaba el trono, y los otros, por la legitimidad del débil príncipe de Viana).

Ocupando el poder navarro, y usurpando el aragonés, don Juan, mandaba en ambos reinos, en el de Aragón, reinaría legítimamente con el nombre de Juan II, a la muerte sin hijos de su hermano Alfonso.

Don Diego, encontró amparo, y protección decidida, don Juan aun recordaba la derrota en la batalla de Olmedo, en la que el Maestre Sotomayor, había sido uno de sus vencedores, hombre este don Juan, de escasos escrúpulos, consideraba el atentado contra uno de sus enemigos, algo digno de ser galardonado. El joven cacerense, tuvo toda clase de facilidades, comenzando una nueva vida en el revuelto mundo cortesano, en la casa del Infante don Juan, Rey de Navarra y de Aragón después, en el mismo año de su llegada en 1447, presenció un acontecimiento de previsible transcendencia, Don Juan, ponía fin a su viudez, contrajo matrimonio con doña Juana Enríquez, hija del Almirante de Castilla, muy joven, ambiciosa, con menos escrúpulos que su flamante marido, lo que hasta entonces solo era cierto malestar, no tardaron en convertirse en un volcán en su punto de erupción, avivada sin descanso por su nueva mujer, y más cuando en 1452, dio a luz a un hijo, Infante segundón al que ella quiso encumbrar, y no paro hasta conseguirlo, este niño que a nada tenía derecho, (el príncipe de Viana era el primogénito, destinado a reinar en Aragón y Navarra), fue andando en la historia el Rey Fernando el Católico.

Don Diego, a partir de ahora es cuando empezaron a denominarlo así, vivió las luchas y pasiones, unido al futuro de don Juan II de Aragón y  a su esposa doña Juana Enriquez, los años que permaneció en ese reino, tuvieron una decisiva influencia en su futuro, tanto por el aprendizaje en el arte de la guerra, luchas, intrigas, y vida en la corte, tanto como para quedar ligado a las figuras decisivas en la historia universal, los Reyes Católicos, servidor leal de Juan II, y en contacto con el hijo don Fernando desde su nacimiento, allanaba el camino para el provenir.

Corría en tiempo, y durante los años 1448 y 1449 pasaron sin incidentes bélicos en Castilla y gestiones de acuerdo entre ambos reinos, lo mismo ocurría en el transcurso de 1449 y 1450, si bien este último tomó mayores proporciones el pleito interno, al culminar la enemiga entre don Juan de Aragón y el Príncipe de Viana, alentada por los bandos navarros de Beamonteses y Agramonteses, padre e hijo juntaron ejércitos, el rey puso cerco a Aibar, en sus filas se encontraba don diego de Cáceres Ovando, el cual destacó su gallardía y arrogancia en la guerra de Navarra, Las gestiones de concordia ultimadas el 23 de 23 de octubre quedaron rotas, pocos días después se dio la decisiva batalla.

Cuatrocientos hombres de armas, seiscientos de a caballo, muchos de ellos castellanos y portugueses, el Príncipe de Viana, atacó con ímpetu las huestes de su padre, logrando romper y penetrar entre sus filas, poniendo mucha gente en fuga, a punto de ser vencidos, las tropas del don Juan II, reaccionaron con eficacia y orden, truncando una derrota por una gloriosa victoria, el Príncipe de Viana resulto preso. Con la victoria sobre su hijo y seguidores del Príncipe, despejó en algo las inquietudes internas, permitía al Rey más libertad de movimiento frente a los castellanos, pro quedaba ante sus súbditos como padre carcelero y perseguidor de su propio hijo, gestiones de Castilla y de las Cortes de Aragón consiguieron que se libertarse al Príncipe de Viana en 1452.

Don Diego de Cáceres, testigo y participe en estos acontecimientos, seguía con su lealtad al rey, en medio de aquel ambiente de luchas de banderías, en torno al cacerense, tallándose en su espíritu, adaptándose a las luchas de banderías, dirigiendo sus destinos hacia pleitos partidistas, no en vano esta generación de paladines, sería el puente entre rebeldías feudales y la unidad nacional. 

Durante los años de destierro, don diego, recibió frecuentas visitas de su esposa, doña Isabel de Flores, y hasta se dio que el vino alguno que otra vez a su solar cacerense, en este periodo le fueron naciendo algunos hijos, y el quinto y último, seria Nicolas, el que sería Gobernador de las Indias, nació en 1451, en Brozas, villa en que permanecía más tiempo doña Isabel durante la ausencia de su esposo.

La segunda boda del Rey de Castilla Juan II en 1447, había cambiado el panorama político, el panorama empezó a ensombrecerse para el condestable don Álvaro de Luna y sus leales, ente los que ocupaba lugar destacado el Maestre de la Orden de Alcántara don Gutierre de Sotomayor, Isabel de Portugal, segunda esposa del monarca castellano, con la voluntad de su marido en su poder, consiguió ponerlo en contra de don Álvaro de Luna, esta batalla cortesana, más peligrosas estas que la de las armas, dio de lado al Maestre Gutierre, dejando a don Diego de Cáceres y Ovando, en postura más cómoda, con una cierta libertad de movimientos. Poco a poco, el Maestre don Gutierre de Sotomayor, dejo de tener valimiento en la Corte, perdiendo parte de su gran poder, y quedó relegado al papel de poderoso Maestre de la Orden de Alcántara, vigilado, y hasta oprimido por la realeza, este, dando muestra de su inteligencia y discreción se habia retirado a su feudo cacerense, consagrándose a los asuntos de su Orden, y deseando dentro de su enorme poder pasar inadvertido.

Don Diego de Cáceres, ya gozaba de tranquilidad en sus visitas a Cáceres, el Maestre no iba a arriesgarse por una venganza que por otra parte quedaba en segundo plano al haber ejecutado al sujeto principal de la conjura, y ya más que por temor a don Gutierre. Don diego siguió en el destierro por conveniencia, abriéndose un cierto camino, y forjándose una prosperidad económica, al amparo de la protección real, hasta que os cambios operados en Extremadura y Castilla en 1453 y 1454. Le hicieron pensar en el retorno definitivo a su solar cacerense.

                              (1444-1466)

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Tras otorgar testamento en Zalamea, el 12 de octubre de 1453, el Maestre de Alcántara don Gutierre de Sotomayor, murió, en el mes de junio, había recorrido el cadalso y entregada su cabeza al verdugo don Álvaro de Luna, en junio de 1454 Moria don Juan II de Castilla, el bando donde se iniciara don Diego de Cáceres, había desaparecido, ya libre de enemigos por tierras cacerenses, se despidió de la corte aragonesa, para volver a la villa de Cáceres, don Juan de Saavedra el otro conjurado fugitivo y refugiado en el reino de Navarra, también emprendió el regreso, volvieron los dos a sus feudos ricos y honrados.

Por diciembre de 1454, debió ser las fechas del regreso de don Diego a su solar cacereño, doña Leonor Alfonso de Ovando, seguía en su puesto de rectora de la familia, su tío Nicolas Ruiz, ya habia sido regidor del Municipio y seguía en contacto intimo con su cuñada, aunque doña Leonor, iba poco a poco separando todos los proindivisos bienes, deseando dejar a su hijos una hacienda independiente y saneada, a tal fin el 1 de noviembre de 1454, deshicieron ente ambos la finca llamada el Deshijo, Nicolas había ido redondeando sus posesiones, reuniendo más tierras en las Arguijuelas, cedidas por Juan de la Peña, a cambio de predios en las Seguras.

Contaba veintinueve años don Diego, cuando se incorpora a la vida cacereña, ya contaba una marcada personalidad y un mayor desahogo económico, hasta 1457, de dedico a otros asuntos, descansando y viviendo en familia. Pero ya se empezaban a perfilar nuevas posibilidades de conformación banderías El príncipe que fuera señor de Cáceres, es ya Rey, don Enrique IV de Castilla, grande de cuerpo y pequeño de voluntades, con debilidades todas, llamaronle el “impotente” lo secretos de alcoba, que al parecer no fueron tales, eran la comidilla por todo el reino.

El Maestrazgo de Alcántara, que a la muerte de don Gutierre de Sotomayor retuvo para si el Rey, decidió como darlo un capricho más en 1458, aun cacereño, tesorero y gran favorito suyo, quizás en asuntos de alcoba también fuera su favorito, pariente de don Diego de Cáceres de Ovando, de nombre don Gómez de Solís, aunque igual que al futuro capitán, y por lugar de nacimiento lo llamaron de Cáceres, (algunos cronistas niegan este hecho, a don Gómez de Solís, jamás le pusieron el de Cáceres) Noble de linaje, pero de bolsa escuálida, salió de la villa cacerense en busca de fortuna, entrando al servicio del conde Oropesa, su gallarda apostura, su trato afable y su destreza en las fiestas de toros, hicieron que se ganase las simpatías y protección del monarca, don Gómez, pariente de don Diego, por descendencia de los Blázquez, Juan Blázquez, cuya hija doña Teresa, casó con Gómez Fernández de Solís.

                     Solar de la Familia Solís

El destino acercaba de nuevo a don diego hacia el Maestrazgo de Alcántara, pero ahora de manera más firme y permanente y de más categoría, ya no era el joven que entrara a servir a un gran señor, sino el que, de igual a igual, va a prestar servicios a un encumbrado pariente suyo. Mientras, doña Isabel de Flores, había siguiendo pariendo hijos, ya en Cáceres ya en Brozas, hasta un número de cinco, Diego, Hernando, Rodrigo, María y Nicolas de Ovando, el apellido Blázquez quedaba ya en el olvido, tanto en la línea de don diego como en la de su hermano y hermanas, que al casar estos dieron vida a nuevas ramas.

El hermano segundo de don Diego, don Francisco de Ovando, unió más a su familia con la del Maestre de Alcántara, al casarse con doña Isabel Galindo, hermana de Galin Pérez Pantoja, que estaba casado con doña María Solís, hermana del nuevo Maestre don Gómez, este don Francisco de Ovando, que más tarde llamarían “el viejo” fue caballero de Santiago, contrayendo a lo largo de su vida dos matrimonios más, uno con doña Juana de Rivera y otro con doña Mayor de Orellana, Catalina de Ovando, una de las hermanas de don Diego, casó con don Diego Fernández Mogollón, otra de ellas doña Juana González de Ovando, de cuyo matrimonio y descendencia no se tiene datos, fue esposa de Alvar González Manivardo, otro personaje nuevo en la vida de don Diego de Cáceres, sin durante los primeros años se remueve en turno suyo su tío Nicolas, en los finales tiene relación con este cuñado, el último de los hermanos Nicolas, sobre este constancia de los primeros años de su vida, por lo que puede que muriera joven y sin haberse casado. El antiguo tronco de los Blázquez, iba perdiéndose en el tiempo, la rama de los Ovando iba produciendo otras nuevas ramas.

Nada más tomar posesión del Maestrazgo don Gómez de Solís, tuvo a su lado a don Diego de Cáceres, eran tiempos de luchas y traiciones, y el contar con amistades incondicionales era de la mayor importancia, más aún si entre estas amistades concurrían las circunstancias que avalasen la calidad de la adhesión, Don diego ya habia dado muestra de su intrepidez  y desenvoltura para moverse por el mundo, la lealtad que dio muestras, el valor, y experiencia hicieron que el Maestre Solís, quisiera tenerlo siempre consigo, y teniéndolo por gran privado suyo.

Don Diego de Cáceres y Ovando, como persona de mayor confianza de Gómez de Solís en todas y cada una de sus aventuras y viajes: “porque desde que tuvo el maestrazgo, siempre iba en su compañía el Diego de Cáceres, que su concejo era mucho en paz y en guerra, y del que se guiaba y acompañaba siempre”.

Entre 1458 y 1463, pocas fueron las actividades desarrolladas, pero en 1482 surge la causa por la que pronto empezaran  a tomar cuerpo el paisaje político, las ultimas catástrofes del medievo castellano, el Rey Enrique IV, se había divorciado de su primera esposa, doña Blanca de Navarra, hija de Rey Juan II de Aragón y hermana del caído en desgracia Príncipe de Viana, tras doce años de enlace el matrimonio no llego a consumarse, tras este gran fracaso, don Enrique IV, contrajo segundas nupcias, en 1455 con la joven y guapa, Princesa doña Juana de Portugal. En 1462 nacía la Princesa doña Juana, presunta heredera al trono de Castilla, ala que llamaron Juana la “Beltraneja” por suponerla hija no del Rey, sino de don Beltrán de la Cueva, gran personaje cortesano, en este año don diego de Cáceres, acompaño al Maestre en su viaje a la Corte, cuando fue a jurar a la princesa.

Don Juan II de Castilla, de su primera mujer doña Maria de Aragón, no tuvo más descendiente que Enrique IV, de su segunda esposa doña Isabel de Portugal, dejo dos hijos, los infantes don Alfonso, y doña Isabel, en torno a los cuales se formaría poderoso bando contra el Rey y la Beltraneja.

Antes de que surgieran las banderías nacionales, surgirían las más terribles lucas banderizas comarcales, en la que se vería envuelto don Diego, la causa ocasional fue la boda de doña Juan de Solís, hermana del Maestre con don Francisco de Hinojosa, se sabe que lucharon Hinojosa con el Clavero de la Orden de Alcántara don Alonso de Monroy, que aquel fue herido y el otro preso y llevado a Alcántara, de donde logro fugarse, dando comienzo con estos hechos, la gran contienda de las banderías cacerenses.

Don Diego de Cáceres de Ovando, se encontraba en las bodas de don Francisco de Hinojosa, continuando luego en Cáceres, de donde entonces no se movió el Maestre, aquí le llegaron noticas de don Alonso de Monroy, que, con un puñado de hombres que logro reunir, había conquistado el castillo de Azagala, después de hacer prisioneros o pasar a cuchillos a los defensores, que eran más de dos mil.

Hasta el momento no había dado importancia don Gómez de Solís al hecho de la fuga del clavero, se tenía por muy poderoso para temer nada, pero lo de Azagala le hizo montar en colera, e hizo que se dispusiera a cortar por lo sano las audacias del rebelde Clavero, desde Cáceres marchó a Alcántara, destacando desde allí una fuerza hasta en diez veces superior a las huestes de las que disponía don Alonso de Monroy, en el conquistado castillo, fracaso, a pesar de la diferencia de gente de armas, la expedición fue un rotundo fracaso, la fama de don Alonso de Monroy, iba ganando enteros por todo el señorío de la Orden de Alcántara, Cáceres, Badajoz, aumentándola el desafío personal con tres capitanes de Gómez de Solís, a los cuales dio muerte, esta fama hizo que llegaran más gente a sus filas , sin que el Maestre, pudiera ir en persona tras él, este estaba ocupado de la defensa y guarnición de muchos castillos y lugares amenazados por las victoriosas incursiones de don Alonso.

Había dejado en Cáceres el Maestre a don Diego de Cáceres, para que se ocupara junto con otros nobles de prevenir una posible intentona contra la Villa cacerense, la audacia y el valor de Monroy, hacían temer cualquier empresa contra la villa, en el núcleo urbano nada intento don Alonso de Monroy, si se lanzó por su jurisdicción, sin que los cacereños pudiesen evitar, las presas que hacía de ganados y de otras cosas en las tierras de Cáceres, Solís vino luego para tener más asegurada la villa, ocupando y destruyendo el antiguo Alcázar, que estaba en poder de los Torres, linaje no adicto:

 “acaba de desaparecer, bajo la torpe furia de aquellos hombres ese Alcázar, el Maestre de Alcántara, ha venido a la Villa en 1464 y derrotando a sus guardianes ha hecho reducir a escombros la hermosa mansión”  

La mediación del Rey Enrique IV, logro que se reconciliaran el Maestre don Gómez y el Clavero don Alonso, durante algún tiempo cesaron las agarradas, pero para entonces estaba en su apogeo las banderías nacionales, que iban a juntarse con las banderías cacerenses, terminaba en año de 1464 y entrabamos en el año de 1465.  

(fuentes-Muñoz Sampedro)

(fuentes-Alonso Maldonado-Hechos de Alonso de Monroy)

(fuentes-Publio Hurtado-Castillos)

Agustín Díaz Fernández

 

 

 

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