BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                          CXLIII

Linajes Cacerenses XIX

Porcallo.

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Doña Leonor Téllez, señora que según nos cuenta el cronista, era guapa a rabiar, y de apariencia  física que mejoraba a la de los ángeles, si es que alguien pudo comprobar alguna vez como son los ángeles, pero muy cerca de ser como el diablo, por su inmoralidad y sus obras, y que impulsada por una ambición sin límites y valiéndose del arte de la seducción y el adulterio, escaló hasta el trono portugués y que hizo reducir al ligero Rey don Fernando, cuyo trono compartieron, a un correvedile de sus perversos caprichos y antojos, llegando a desatar por el pueblo del portugués el escándalo, la discordia, la traición, el soborno, y cuantos móviles pudo imaginar aquella mujer bella y seductora, desde la misma poltrona que no haciendo mucho en el tiempo, habia ocupado Santa Isabel (Reina Isabel de Portugal).

No tuvo descendencia el Rey con ella, pero tenia un hermano natural, llamado don Juan, este era Maestre de la Orden de Avis, el que por su juventud y apostura, su carácter, y su caballerosidad, junto de otras prendas muy recomendables le adornaban, se convirtió en el dique de los desafueros reales, inspirador por doña Leonor, y al cual era observada su conducta de austeridad, por los hidalgos mantenedores de los principios morales y las practica de caballerosidad al igual que sus antepasados.  Así las cosas, la reina Leonor le cogió odio mortal, pero con tal disimulo, que haciendo valer sobre el simple de  espíritu de su regio esposo de todas las maneras inimaginable, lograr crear cierta enemiga entre los hermanos, hasta el punto que consiguió que don Fernando, mandase prender y encarcelar en la fortaleza de Évora a su hermano don Juan, donde su Alcaide, recibió varias cartas del Rey, ordenando que matase al Maestre, cartas que resultaron falsas, pero si fueron mandados por doña Leonor), ordenes a las que el Alcaide no cumplió sin una entrevista previa con el Rey don Fernando, por parecerle un mandato brutal e injustificado, y más tratándose una persona que gozaba de tan grande prestigio.

Una vez libre de la prisión, don Juan fue invitado a comer por la soberana, aprovecho el Maestre, para preguntar cual fue el acto o motivo de su estancia en prisión, pero el deseo de doña Leonor era sembrar la discordia y cizaña en el bando del Maestre, contestó que el motivo no se lo diría, pero que desconfiase de los Comendadores de su Orden, y en especial del Comendador Mayor don Vasco Porcalho, (Porcallo, en Castellano) y siempre que se calumnia algo queda, aunque no desconfiando en apariencias, si lo fuera en la realidad, don Juan desconfió de su segundo al mando, que al punto se percató del lugar que ocupaba en la mente de su superior. Y a si doña Leonor Téllez, habia logrado sus designios, al menos en parte.

Muerto el Rey, surge la cuestión sucesoria, si debía ser doña Beatriz esposa de don Juan I de Castilla, hija de don Pedro I y hermana de don Fernando, o el Maestre de Avis, gozando este las simpatías del pueblo portugués, y como suele suceder cundo se montan dos bandos, surgió la guerra civil, el Rey de Castilla entra en Portugal al frente de un lúcido ejército, y pone cerca a Lisboa, pero tiene que regresar a su feudo castellano y lo levanta, pero mientras vuelve, deja nombrado  los alcaldes que han de proteger y custodiar las más importantes ciudades y fortalezas de su nuevo reino, adjudica la de Villaviciosa a don Vasco, el cual defendía su causa, vuelve a entrar de nuevo, con un grande ejercito el de Castilla, librando la célebre batalla de Aljubarrota en 1385, pero es derrotado por las tropas del Maestre, vencido y humillado, tiene que repasar para siempre la frontera y junto a él los mantenedores de su causa.

Vasco Porcallo.

Uno de estos caballeros que acompañaron al Rey de Castilla Juan I, fue Vasco Porcallo, que eligió la villa cacerense como residencia, que por la calidad y riquezas de su casa y por la dignidad de su fundador, fue de las primeras de la villa, siendo dueño de las dehesas de Cortas de los Rizos, Peña Quemada, San Gimón, y Palomares, y en su blasón destaca sobre campo de plata, un león coronado, con cadena ceñida al cuerpo, corona y cadena de oro, Blasona que aún se conserva en la casa de los Golfines, y de las Veletas. Este caballero casó en Cáceres con una dama de apellido Morán y cuyo hijo y heredero fue:

Gonzalo Porcallo y Moran.

Fue vasallo de los Reyes Juan II y Enrique IV, y Alcaide del castillo de Alburquerque, estuvo casado con doña Maria Gutiérrez de Valverde y de la Cerda, hija de Fernán Gutiérrez de Valverde, señor de la dehesa y castillo de castellanos.

Vasco Porcallo de la Cerda.

Este caballero hijo del anterior, fue vasallo de los Reyes Catolicos, y tomo parte con gran actividad en las guerras civiles de la Orden de Alcántara y de la familia Monroy entre sí, actuando a favor del clavero de la Orden don Alonso de Monroy, y a Hernando de Monroy, hermano y señor de Belvis de Monroy, así como a la familia de estos por afinidad, marchando como capitán de sus hombres de armas y de sus bombardas sobre el castillo de Monroy, que era propio de Hernando de Monroy “el Bezudo” tío del Clavero, en el año de

1452, llego a ser dueño de la Torre del Gaitán, la Atalaya y Arenal de Porcallo, y tuvo por esposa a Teresa de Sotomayor, padres ambos de Gutierre Porcallo de Sotomayor, padre a su vez de tres valerosos paladines, Lope de Mendoza, Alonso de Sotomayor, capitanes de mucho respeto y fama en la conquista de América del Sur, y de:

Vasco Porcallo de Figueroa.

Que, bajo el patrocinio del Señor de Lares, marchó junto con oros patrocinados, a la española, a la busca y captura de fortuna y reconocimiento, por más que la de su familia no fuera baladí ni mucho menos, tras haber servido en España e Italia, y donde salió triunfantes en varios desafíos a muerte.

Fue de mucha ayuda al paisano cacerense, Nicolas de Ovando, en la reducción de las provincias de Higüey y Jaragua, obteniendo como recompensa muchos en cantidad de repartimientos agrario y de indios, se estableció en la que llamaban Trinidad (Isla de Cuba) la que pasó con Diego Velázquez, ejerciendo una autoridad sin límites.

Ya cuando Diego Velázquez, se aprontaba a la conquista de la Nueva España, explorada esta por Juan Grijalva, Vasco Porcallo, fue uno de los capitanes, en los que se fijó, apreciando en su medida justa las prendas que le adornaban, en plena competencia con el propio Juan Grijalva, con Baltasar Bermúdez, sobrinos estos de Diego Velázquez y el extremeño Hernán Cortes, que fue el que prevaleció, merced a las recomendaciones de sus amigos Andrés de Duero y Amador de Lariz, Secretario el uno, Tesorero el otro, y ambos consejeros y ayudantes del gobernador.

Pero Vasco Porcallo, en vez de quedar resentido por la predilección hacia Hernán Cortes, intercedió con éxito cerca de Velázquez en favor del elegido, cuando Diego Velásquez, haciendo caso de las envidias que le susurraban la futura insubordinación del valeroso Hernán, trato de armar nueva flota para perseguirle y destituirle del mando que le habia conferido, fue a Porcallo al que puso al frente de esta flota.

Vivía con placidez en la opulencia, socorría a las armadas que tocaban cuba, para seguir rumbo a nuevos descubrimientos, como así lo hizo con la de Pánfilo de Narváez, siendo el año de 1527, Gobernador de la provincia comprendida entre el Rio de las Palmas y el Cabo de la Florida, tambien socorrió a otro paisano de Extremadura como fue Hernando de Soto, cuando llego a la Trinidad (Cuba) rumbo a la Florida, en el año de 1537,  cuya conquista le habia sido ordenada.

Hernando de Soto, que con anterioridad y en varias empresas habia sido compañero de armas de Vasco de Porcallo, aprecio la utilidad que este le seria para la empresa que iba a acometer, y el servicio que podría prestarle su de antiguo amigo, en vista de su pericia y de sus riquezas, y le insto a que le socorriera, y fue de tal forma la que le pintó las necesidades de la madre patria en aquellos lejanos países, que Vasco de Porcallo, sintiendo en sus venas el ardor de su juventud, decidió ser de la partida, aceptando el puesto de Teniente General , que Hernando de Soto le ofreció.

Fueron varias las ocasiones en la que Vasco, entro en escaramuzas con los indios, y cuanta el cronista que merced a su intervención no sufrieron más de un descalabro las tropas conquistadoras.

Pero cierto día, convencido de que los años le pesaban más que la armadura, y que teniendo edad avanzada, la vida está reñida con la que se hace en campamento, repartió armas y pertrechos entre sus camaradas, y dejando a su hijo con Hernando de Soto, que habia llevado con él, volvió a la Trinidad, a pasar lo que de vida le quedara en tranquilidad y gozando de las riquezas conseguidas, y más habiendo aumentado esta esplendida fortuna, con el descubrimiento en sus propiedades de minas ricas en oro y plata.

Vasco Porcallo Ulloa

Ultimo caballero que paseo este sobrenombre por calles y plazas de la villa cacerense, y que lo hizo en la primera mitad del siglo XVI, y que su descendencia al ser femenina, llevo sus bienes a la casa de los Ulloa-Torres, de la que paso a los Cáceres-Quiñones, y de esta a la de Fernán Núñez, y otra parte del importante caudal a la casa Golfines.

(Fuente Publio Hurtado-Ayuntamiento y Familia)

(Fuente Biografías)



Agustín Díaz Fernández

 

Comentarios

Entradas populares de este blog