BREVE HISTORIA DE CÀCERES

                                           CXXXV

Linajes Cacerenses XXI

Paniagua

Virgen de la Montaña I

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Aunque hay algún que otro más de este apellido avecindado en la villa cacerense, uno de los más conocidos es uno que precisamente no era nacido en la villa, era natural de las Casas de Millán, aunque su vida y milagros se concentraron en Cáceres, por lo que se hizo acreedor quizás más que ninguno al recuerdo, y su gracia era:

Francisco Paniagua

Buscando hacer una vida de asceta, llego a la villa cacerense sobre el año de 1600, y encontró un sitio solitario en la sierra de la Mosca, no consta que fuera clérigo, ni tampoco seglar, y en esta sierra construyó la primitiva ermita, de una extensión de seis pies en cuadro, donde vivió, murió, y fue enterrado.



Era lugar agreste y peñascoso en su origen, donde situó Francisco de Paniagua el Santuario de Nuestra Señora de la Montaña, y que solo servía para apacentar ganados cabríos, situado a unos dos kil Era lugar agreste y peñascoso en su origen, donde situó Francisco de Paniagua el Santuario de Nuestra Señora de la Montaña, y que solo servía para apacentar ganados cabríos, situado a unos dos kilómetros al sur de la villa cacerense.



Y que en 1782 se reconstruyo y amplio el templete, ya existente, como pulpito desde 1703, la plazuela de la ermita donde se instala la imagen durante el sermón de la tarde el día de su festividad.

La misa votiva y cantada que se celebra anualmente, fue autorizada por el Papa Pio VII en 3 de agosto de 1784, confirmando el decreto de la Santa Congregación de ritos de 28 de julio del mismo año, fijándola en el día de la Dominica en Albis (Domingo de Pascua) habiéndose celebrado la primera en día determinado en 1787, este día de celebración se cambio en un principio al domingo siguiente, sin saber los motivos, después habría más cambio en las fechas.

Por el año de 1785, se trasladaron los restos  del fundador Francisco de Paniagua, desde la segunda capilla donde reposaban, a una sepultura abierta junto al altar mayor, del lado del evangelio, y durante el  mismo año se autorizo a un devoto para que hiciese en el mismo altar, bajo el arco por donde se contempla a la virgen, una gradería en la que colocar a San Jorge, patrón de la villa y una urna que encerraba algunas reliquias, donada estas a la cofradía por el brigadier Miguel Valiente.

La casa-hospedería fue edificada en 1763, por lo maestros alarifes, Andrés y Felipe Gallardo, siendo su precio de 11.000 reales abonados por la cofradia, habiendo sido por unas largas fechas un sanatorio, o algo parecido, donde acuden a renovar la vitalidad, individuos y familias que careciendo de otros sitios donde restaurar la salud, acuden a la placida ermita donde casi siempre encuentran remedios a sus males.

Once casas, siete suertes de tierra y cinco censos, vendidos en su mayor parte, en cumplimiento de la ley de desamortización y acuerdos del Ayuntamiento, que repartió entre los vecinos los terrenos de la Sierra de la Mosca, que usufructuaria la hermandad para plantaciones vinícolas.

Con repetición, dio trato el ayuntamiento cacerense del patronato de Nuestra Señora de la Montaña, compartiéndolo con San Jorge, y desde 1668 la tuvo por patrona, pero la potestad eclesiástica se resistió a ello, hasta que el Papa Pio X, en 20 de febrero de 1906, la confirmó y declaró como Patrona, y que con tal motivo se bajó la imagen de su templo, y se le ofreció solemne fiesta en Santa Maria el 2 de abril, y una lúcida velada literaria en el teatro de la calle Peña, en la noche del 28.


En el año 1882 se llevará a cabo obras de reforma en la cuesta y empedrado en los accesos al santuario, concretamente detrás de la sacristía en el atrio, se construyen gradas para asientos frente al púlpito. En el año 1966 se llevan a cabo importantes obras para favorecer la exclamación y el aparcamiento, derribando desgraciadamente el patrimonio popular que existía desde el siglo XVIII, en el año 2000 de nuevo se ha construido otro templete para rememorar la anterior construcción del siglo XVIII, proyecto de ejecución dirigida por el arquitecto don Emilio Pizarro Gómez, construido con cuatro pilares en las esquinas que soportan cuatro arcos que sirven de asiento a la cúpula con formación de las cuatro pechinas y rodeado por cancelar de forja ejecutadas por don Miguel Sansón. La cúpula se remata con una linterna terminada en un cupulín coronado por una cruz de forja, todo el conjunto tiene un basamento de piedra granítica. Por tanto, no hace falta llegar al interior de la capilla para comenzar a advertir las importantes y numerosas intervenciones que ha sufrido el santuario y el conjunto que lo forma a lo largo de las distintas épocas. También se pueden apreciar estos cambios desde la explanada. La ermita o santuario de Ntra. Sra. de la Montaña, está situada en una elevación montañosa desde la que se divisa toda la ciudad. En la explanada se levantó un monumento al Sagrado Corazón de Jesús en el año 1926 iniciativa del Obispo de Coria don Pedro Segura Sáenz, según reza en el rótulo de su pedestal:



 “POR INICIATIVA Y COSTEADO POR EL EXCMO. SR. DON PEDRO SEGURA SAENZ OBISPO DE CORIA. SE ERIGIO ESTE MONUMENTO QUE BENDIJO E INAGURO EN UNION DEL DR. SEGURA EL EXCMO. SR. DON FEDERICO TEDECHINI NUNCIO APOSTOLICO DE SU SANTIDAD EN ESPAÑA EL XIV DE NOVIEMBRE DE MCMXXVI DESPUES DE HABER ENTRONIZADO EL SAGRADO CORAZON DE JESUS EN LA DIPUTACION PROVINCIAL. EN EL AYUNTAMIENTO DE LA CAPITAL Y EN CASI LA TOTALIDAD DE LOS DE LA DIOCESIS. CACERES XIV –XI- MCMXXX”. La escultura fue encargada a Félix Granda, de los afamados Talleres de Arte, y fue obra del escultor José Capuz

El día 12 de octubre de 1924 fue coronada canónicamente la Virgen de la Montaña, en un multitudinario acto celebrado en la Plaza Mayor de Cáceres. Según reza en un rótulo en la entrada de la ermita, fue restaurada en el año 1941:

 “PARA GLORIA DE LA SANTISIMA VIRGEN DE LA MONTAÑAY EN MEMORIA DEL FUNDADOR DE SU DEVOCION FRANCISCO DE PANIAGUA SE RESTAURARON ESTOS SANTOS LUGARES DEL PRIMITIVO CULTO DE NUESTRA EXCELSA PATRONA AÑO DE MCMXLI”.

 Ese memorable 12 de octubre de 1924 se celebró la coronación canónica de la Virgen de la Montaña, privilegio que fue concedido por su antigüedad, milagros y devoción popular. Fue el Cardenal primado, Monseñor Reig, quien bendijo e impuso la corona, obra de don Félix Granda y fruto de las donaciones de los devotos anónimos. La Corona, en su aureola, lleva grabados los nombres de las personas y fechas relacionadas con la Coronación, así como citas bíblicas tomadas del Cantar de los Cantares como: “Veni de Libano sponsa mea, veni de Libano coronaberis” (Ven del Líbano esposa mía, ven del Líbano y serás coronada); “Ave María gratia plena, Dominus tecum” (Dios te salve María, llena eres de gracia); “Spiritu Sanctus supervinet in te, et virtus Altisimi obumbrabit tibi” (El Espíritu Santo te sobrevino, y la virtud de Dios te llenó). Esta última cita se puede leer alrededor de la paloma que remata la Corona. La Virgen dispone de otras dos coronas. La Virgen lució el manto de raso blanco, recubierto totalmente de encajes e hilos de oro y plata, donado por S.M. la Reina de España Isabel II.

A la abrupta sierra, acudió Francisco de Paniagua, a hacer vida contemplativa y practicar humilde culto a la madre de Dios, y para ello construyó con sus propias manos una reducida capilla con un pequeño altar, que se conserva aún, frente a la puerta de entrada a mano izquierda subiendo al coro, el cual no se sabe si llegaron a bendecir, donde el anacoreta colocó una pequeña imagen de Nuestra Señora de Monserrat.

 

Al punto se enteró de la labor que en la sierra acometía Paniagua, el vicario de la villa Sancho Figueroa y Ocano, y en asociación con Paniagua, se pusieron a trabajar juntos en pro de mayor devoción y gloria de la santa imagen, y empezaron a construir otra capilla con más amplitud y de bóveda debajo de la primitiva, en la que tambien con sus propias manos Paniagua siguió trabajando, y que en que a principios de 1626 se dio por termina, siendo bendecida en 24 de marzo del mismo año, por el licenciado don Gonzalo Bocarro Espadero, siendo este a la sazón vicario de la villa cacerense, por comisión que le confirió el Prelado Jerónimo Ruiz de Camargo, quien en 8 de octubre concedió licencia para que en dicha capilla se pudiera celebrar misa.

Y llego el día tan soñado por francisco Paniagua, el día de la celebración de la primera misa en la ermita que tanto empeño y esfuerzo habia practico el bueno del de las Casas de Millán, y con enorme entusiasmo por el enorme éxito que tanto trabajo le habia costado, escribió sobre la puerta del templo:

                        “Este cuerpo hizo Dios,

                          Dando fuerza a Paniagua

                          Don Sancho le ha dado alma

                          Dándole gracias a Dios”.



La constitución de la cofradía, y que cuya constitución aprobó el obispo de Coria don Juan Roco Campofrío, en 24 de agosto de 1635.

En 1636 falleció Francisco Paniagua, dejando al páter y amigo don Sancho de Figueroa por heredero de sus bienes, y este, tan celoso como Paniagua en el culto a la Virgen, mandó construir otra efigie de ella, que domino como de la Encarnación, esta imagen ya estaba en su poder en 1641, era y sigue siendo, una imagen acabada, en cuya pena se pude leer que es Nuestra Señora de Monserrat, habiendo ido a parar la original al convento de las monjas de San Pablo.

 

 


 

 

 

El año de 1642 fue de gran calamidad en la villa cacerense, por seco, causando enorme quebranto en la ganadería y la agricultura, ocurrió que habiendo entrado ya la primavera, no habia llovido ni una gota de agua en lo que iba transcurrido de año, así las cosas, el ayuntamiento accediendo a la petición y deseos del pueblo, cuya devoción por la nueva virgen, superaba a la que hasta entonces se le tributo a los antiguos patronos de la villa, y se `pusieron en concordancia con la hermandad, y bajó la imagen en procesión, en rogativas por primera vez a la población, y sucedió que, los cielos se encapotaron, y llego tan ansiada lluvia regando los campos y llenado charcas y pantanos, y fue aquella manifiesta protección de la madre de Dios, fue lo que erigió pedestal en el corazón de los cacereños.

Se labró un nuevo retablo, obra de Micael Godino, y que se colocó en 1648, más al punto el ferviente fervor de los vecinos cacerenses, lo consideró pobre, y reducido en sus dimensiones el santuario, y fue que, desechado algunos proyectos, se aprobó otro, y acordaron los de la cofradía, la erección de la tercera capilla con un altar mayor y su camarín, y cuyas obras dieron comienzo en 1716 quedando terminadas en 1721, siendo el directo de las obras Juan Sevillano, como así mismo el retablo del altar mayor, de estilo de la casa Churriguera, pagado con las limosnas que recogieron de entre el vecindario ilustres caballeros como don Juan de Carvajal y Sande, Conde de la Enjarada, don Fernando de Aponte, Marques de Torreorgaz y García Golfín del Águila, quienes aportaron de su propio bolsillo los dineros que faltaban para completar el montante del presupuesto, que ascendía a 16.000 reales, importe que cobró por su elaboración el tallista salmantino que lo labró, el cual coloco en la parte superior la coronación de la Virgen, sobre la corona, la paloma, simbólica del Espíritu Santo, y angelillos voladores.

En 27 de noviembre de 1716, bendijo la obra nueva el párroco de Santa Maria, Juan de la Mata y Rivero, con el permiso de Sancho de Velunza y Corcuera, quedando en el centro del retablo, el hueco de la virgen, con las de San Joaquín y San José, a uno y otro lado.

Ya en 1767 se fabricó la capilla existente al lado del evangelio, y cuyo retablo de estilo renacentista, fue obra del escultor Juan Barbadillo, avecindado en Cáceres, donde se colocó el Santísimo Cristo de la Salud, imagen que se acaba de tallar en Madrid, En 1769 y siendo mayordomo de la cofradía Juan Boxoyo , “padre o Hermano del presbítero don Simón Benito Boxoyo, que compuso la novena”, se pintó el camarín, y que, en cada una de las cuatro pechinas se trazaron medallones emblemáticos en los que resaltan:

                                   “un castillo

                                     Un sol

                                     Una luna

             Y un cuarto que al parecer es una nave”

Seria en 1770 cunado se construyó al lado de la Epístola la capilla y retablo de Santa Ana, del mismo estilo que el Cristo de la Salud, y probamente obra del mismo artista.

Estamos en 1782, fecha en que trazó y empedró la calzada que, partiendo de la Fuente del Concejo, y casi tocando las capillas de San Marcos, el Señor del Amparo y el Calvario, conduce al Santuario de la Virgen, para comodidad de los visitantes, y convertida en carretera a expensas de la cofradía y algunos devotos, siendo mayordomo don Santos Floriano durante los años de 1896-1898.

Fue durante el año de 1782 cuando se reconstruyó y se amplió el templete, que ya existía, como el pulpito desde 1703, de la plazuela de la ermita, donde se instala la imagen de la virgen, durante el sermón de la tarde, en el día de su festividad.

(Fuente-Estudio historico-artistico de las ermitas y oratorios de la tierra de Cáceres)

(Fuente Simón Benito Boxoyo-noticias)

(Fuente Publio Hurtado-Ayuntamiento y Familia)

 


Agustín Diaz Fernández

 

 

 

 

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