BREVE HISTORIA DE
CÁCERES
XX
Extremadura y la Trasierra
Crónica
desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra.
En el
capítulo anterior dejábamos al:
El Rey
Orduño I de Asturias amenaza la ciudad de Badajoz, siendo su gobernador un
nieto de Ibn al-chilliqui, llamado Abd Allah Ben Muhammad, pero este nieto
carecía de la catadura y arrestos de su abuelo, y ante el primer ataque
cristiano se acobardó de tal manera, que corrió a pactar con Orduño, quien se
avino a la retirada con un cuantioso botín en oro, plata y sedas.
Pero
hasta aquí llegamos, ya no se vuelven a tener noticias de la comarca cacerense
hasta el reinado de Alfonso VI de León, llamado el Bravo, en un periodo de
tiempo, durante el cual hay un silencio en torno al territorio comprendido
entre las dos cordilleras, que sin duda quedo despoblado, y sin que llamase la
atención de las distintas fuerzas contendientes.
Comienza
el derrumbe del Califato de Al-Andaluz, y el imperio de los árabes españoles
queda fragmentado en Taifas, una de ellas, la de Badajoz, ejerce un dominio
nominal sobre esta la parte de a Cuenca del rio Tajo, Coria resiste
fatigadamente dependiendo de estos reyezuelos, los monarcas cristianos no tiene
sus miras puestas en esta comarca cacerense, y buscan la extensión de sus
dominios lejos de esta tierra y no intentan siquiera cruzar la Marca del Tajo,
vacío e inhóspito terreno de la comarca cacerense, Así las cosas, tiene que
transcurrir 130 años hasta que Alfonso VI de León, entiende la necesidad de
tapar ese hueco por el que era fácil en cualquier momento se realizase una
infiltración, que sería fatal para la expansión de la reconquista, es entonces cuando empieza a
cambiar el panorama histórico, y la tierra cacereña, pasa a representar un
papel preponderante en el desarrollo de los acontecimientos , con una
personalidad significativa y concreta dentro de la historia.
Extremadura
y la Marca en la Trasierra
La
Lusitania inferior, la llamaban los autores latinos, a la tierra entre ambas
cordilleras que cruza el rio Tajo, siendo más cierto que era un punto de
confluencia de diversos pueblos, entre ellos el Lusitano, perteneciente a la
Lusitania aparece ya en las divisiones de Augusto en el 27 A.C. y más tarde en
las de Diocleciano en 285 d J.C, el pueblo visigodo también la consideraron
dentro de la misma demarcación, aunque sin fijación de límites, sin olvidar que
más Que nunca este territorio fue en tiempos de la dominación bárbara tierra de
paso.
Y así
aparecen en las crónicas, de los primeros autores cristianos de la Edad Media,
persistiendo has cerca de terminar en siglo XI, No obstante, ya desde mediados
del siglo X, el nombre de Lusitania venia perdiendo vigencia, quizás por ser
una tierra intermedia entre lo que se llamaba Hispania o Spania (tierra de
Moros) y los campos góticos (tierra de cristianos) como quiera que fuera, el
nombre de Lusitania fue poco a poco perdiéndose, y quizás solo quedara el
nombre a través de los cronistas de la época.
E hizo su
aparición el nombre de Extremadura, pero con un distinto significado al actual,
y seria con anterioridad al siglo XI, y que, andando el tiempo y merced a una
extensión abusiva de su empleo, habría de aplicarse a esta región. Extremadura
no fue en sus orígenes una denominación comarcal, Extrema, Extremo,
Extremitas, en un principio fueron palabras para designar los limites o
fronteras, de los territorios y por regla general despoblados, que estaban en
contactos con los estados musulmanes, quedando que los Extrema, quedaban
fijados en un territorio, otras en otro, según fueran los avances o retrocesos
en la reconquista.
Ya, y
cuando estos limites estuvieron en las márgenes del rio Duero o su cuenca, se
les dominó Extrema Durii, nombre tal, que pasó convertido en Extremadura o
Strematura, para designar toda la vertiente meridional de este rio, entre la
margen izquierda y las cordilleras del Sistema Central, sierras de Guadarrama,
Gredos y Gata, sierras estas que forman la divisoria septentrional con el rio
Tajo*
*Por los
menos desde los tiempos del obispo don Pelayo, (1101-1120) donde aparecen en
las crónicas, la mención más antigua de Extremadura*
Existe un
dicho y es, Soria pura, cabeza de Extremadura, porque al nacer el Duero en
Soria, encabezaba la comarca fronteriza, o extrema que, al ser reconquistada y
repoblada, tuvo su capitalidad, al menos en teoría en Soria primero y después
en Salamanca y Segovia.
Y así, el
nombre con que los cristianos y a partir de la segunda mitad del siglo XI
conocían a esta parte de la Cuenca del Tajo, y
con el que se designa en crónicas y documentos s el de Trasierra,
indicando ya una localización precisa, geográfica e históricamente determinada,
significando ya el territorio de la otra parte, más allá, o del otro lado de la
sierra, cierto es que este nombre no se no se aplicó a la totalidad de la Cuenca, si no solamente
a la zona comprendida entre las cordilleras del Sistema Central y el Tajo, ya
que este formaba durante los siglos XI y XII la frontera superior de la Marca,
que se extendía desde la divisoria del Guadiana, y no fue a partir del siglo
XII cuando se conocía a la totalidad del
territorio como Trasierra.
Lo de
Trasierra aparece por vez primera en tiempos de Alfonso VI de León, y con
tibieza se empezó a confundir con el de Extremadura en el siglo siguiente es
decir a finales del siglo XII, pero con más asiduidad fe en el siglo XIII en tiempos de Alfonso X, y
con más claridad en los documentos de las Mestas cuando el nombre de
Extremadura comienza a predominar, en aplicación a toda la cuenca media del
Tajo, para los pastores que trashumaban desde el Norte, tierras de Zamora y
León, a las comarcas limítrofes, como el sur de Salamanca y más tarde
Trasierra, en busca de los pastos de inviernos, “el ir a Extremadura”, se
convirtió en trashumar, fueran las que fuesen las regiones meridionales hacia
las que se dirigían los ganados.
Y s
cuando a partir de entonces, cuando el nombre de Extremadura empieza a
desplazar poco a poco a la verdadera denominación histórica, siendo esta
olvidada en el siglo XIV, pero en el siglo XV, ya toma cartas de naturaleza la
expresión de Reino de Extremadura, y que
comprendía poco más o menos que lo que hoy son las provincias de Cáceres y
Badajoz, sin que esto refleje ninguna clase de uniformidad histórica ni tampoco
geográfica, ya que la cuenca del Tajo, nada tiene que ver con el Guadiana,
Cáceres es tierra de dehesas y pastores, Badajoz de agricultores y de moriscos,
la cultura de Cáceres tiene su arraigo en lo Leones, la de Badajoz tiene su
aquel en la andaluza, y teniendo estos en cuenta, las posibilidades de Cáceres,
desgraciadamente, no son las mismas que la de Badajoz, históricamente hablando
el Tajo fue el vértice de la conquista leonesa mientras que el Guadiana representa
el avance castellano.
El
Asalto
El primer
monarca cristiano que presta atención en la Trasierra fue Alfonso VI de León,
y con el objetivo de la conquista, la expansión por occidente, imponía la
conquista de la Marca del Tajo y el traslado a ella del centro de la Monarquía,
con la intención de avanzar hacia el Sur, y visto que para ello no bastaba con
ocupar Coria y Galisteo, edifica una atalaya, que pone bajo la encomienda de su
mayordomo Pelay Vellidiz, la doto de fuerza de guarnición y en ella concentró
gente de armas e impedimenta de guerra, con el objetivo de sitio y conquista de
Coria.
Nadie se
cree que el moro no se dieran cuenta de estos movimientos de conquista, más
nada dijeron para impedirlo, con estos mimbres Alfonso VI de León pudo
dedicarse casi por don años a recorrer casi toda la Trasierra por el Norte,
asolando y destruyendo campos y lugares, hasta que en el mes de septiembre del
año 1077, se acerca a la ciudad tomándola, y con seguridad esta no presta
resistencia, los musulmanes perdían de este modo su única posición avanzada al
Norte del Tajo, posición que debía ser de gran importancia, ya que el Rey moro
de Badajoz, lamenta y mucho está perdida, solicitando con repetición al Califa almorávide para que acuda a poner
remedio.
Estas
llamadas, juntamente con las de los demás Reyes de Taifas, en especial de
Al-Mu’tamid de Sevilla, hicieron que el Califa Africano viniera a la península
para contener el fogoso del monarca cristiano, que tras tomar Toledo se hace
llamar el Emperador de las dos religiones y de todas las Españas, haciendo
tributarios o vasallos a todos los reyes musulmanes, y hasta humillándolos con
interferencias en cuestiones internas.
En 1806,
Yusuf Ben Tashufin, desembarca en Algeciras, llegando a Sevilla donde se une a
los reyes de Granada y Sevilla, y juntos se encaminan hacia Badajoz que, por
entonces la plaza más amenazada por los cristianos desde la conquista de Coria,
Alfonso VI, que tenía repartidas sus tropas por toda la Extremadura Leonesa,
abandona el sitio de Zaragoza, y ordena
concentrar en Coria a todas sus huestes, lugar que acudieron también los
aragoneses enviados por sancho Ramírez las huestes de Alvar Yañez, también habla en cronista de la
presencia de algunos caballeros franceses e italianos.
Al punto
salieron los almorávides y sus aliados de Badajoz, de Coria los cristianos,
encontrándose los dos ejércitos en la vertiente Sur de las Sierras, junto al
rio Zapatón y cerca del castillo de Azagala (Villar del Rey, Badajoz) donde se
dio la batalla de Zacala o Sacralia, con malos resultados para el cristiano,
tanto que fueron totalmente derrotados y con el monarca herido en una pierna,
hubo de emprender la retirada hacia Coria con quinientos caballeros, todos
ellos tan mal parados como el propio Alfonso VI, y cuentan la crónicas que, en
esta retirada Alfonso VI de León, atormentado por su herida. La que le
ocasionaba fortísimos dolores y una continua perdida de sangre, y que sufría
una sed insufrible, no encontraron agua el trayecto con la que calmarla, con lo
que en vez de agua le daban vino, con lo cual le produjo en gravísimo desmayo,
que puso su vida en peligro, y tras un penoso caminar de cuatro días y a través
de sierras agrestes y llanuras desoladas, llegó el monarca con su derrotada
hueste a refugiarse tras la muralla de Coria.
Esta
ciudad, aun se mantuvo en poder de los cristianos hasta el año 1110, ya en el
reinado de doña Urraca, en el que los almorávides la cercaron con un poderoso
ejército, y magníficamente pertrechado, con máquinas de guerra, al que la
ciudad de Coria, resistió con heroicidad, hasta que, “la traición de unos malos
hombres, que se decían cristianos y no lo eran” entrego la ciudad a las hordas
moriscas.
El Califa
Ali Ben Yusus, fortificó nuevamente la plaza, para asegurar el dominio en la
Transierra, siguió entonces por el Este, ocupando la Atalaya de Pelay Vellidiz*,
y en la parte ya castellana, se adueñaron de una fortaleza llamada de Albalat,
sitio este que, aunque del mismo nombre, no tiene nada que ver con el Albalat
de Montánchez, continuando hasta someter a toda la Extremadura Leonesa.
*Este
castillo, en el camino de Coria a Galisteo, fue conquistado de poder de los
muslimes por el Rey de Castilla don Alfonso VI, cuando decaída el poder de los
Reyes Taifas Hispanos-Musulmanes, y lo dono a su mayordomo Pelay de Vellido,
por lo que desde entonces y bastantes siglos después fue conocido por el nombre
de Atalaya de Pelay vellido*
(fuente
Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)
(fuente
Publio Hurtado-Castillos)
(Fuente
Carlos Callejo-Orígenes)
(fuente
Biografías)
Agustín Díaz Fernández
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