BREVE HISTORIA DE
CÁCERES
XXII
Almohades
II
Crónica
desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
En el
capítulo anterior veíamos como el almohade tras su llegada a la villa
cacerense, fortificaba la cerca murada por el romano, pero lo dejábamos por la
mitad, sigamos entonces con el recorrido por el lienzo de muralla.
El muro
occidental, en su línea desde la Torre de Bujaco, hasta la llamada torre
Redonda, habia siete cubos en sucesión, la primera es la torre de Bujaco,
ubicada en la Plaza Mayor, su construcción es de mampostería con esquinazos de
sillares romanos, matacanes en los costados y almenar de merlones rematados en
pirámides, su nombre procede, aunque no con mucho fundamento, al del Califa
almohade Abu Ya’Qub Yusuf, esta torre albarrana servía de defensa para la
puerta que existía en el sitio donde se construyó en el siglo XV la Puerta
Nueva, y que ya en el siglo XVIII, fue sustituida por el actual Arco de la
Estrella, dedicada a la advocación de la Virgen del mismo nombre, hacia la
derecha avanza la muralla hasta la torre de los Pulpitos, construida en el
siglo XV como elemento complementario a la Puerta Nueva, a la que el nombre le
proviene de las garitas circulares en forma de pulpitos, que tiene en sus
ángulos,
“Por
cierto la Puerta de Coria, se derribó en el año de 1874, y así lo hizo constar
el maestro alarife encargado de su demolición, en un rustico letrero esgrafiado
en el muro de la izquierda, conforme se inicia la cuesta, el cual revelo más
sentido histórico que aquellos que le ordenaran el derribo”.
Siguen a
esta torre, la de la Yerba y la del Horno, el
lienzo de muralla que las unía, fue desgraciadamente destrozado para la
construcción del Mercado de Abastos, la muralla a partir de este tramos,
asciende hacia donde se abre la Puerta de Santa Ana, la que fue postigo de la
cerca original, y que toda esta parte sigue conservando el nombre, en su cara
intramuros y como las demás puertas, por encima del arco de la puerta, en
hornacina una imagen de la Virgen que da nombre al mismo,
Hacia la
derecha de esta puerta, avanza una torre nombrada como la del postigo, unida a
la muralla por otro arco, formando un cuando menos pintoresco lugar, críos de
ver el sistema de bóvedas de ladrillo que sirven para enlazar la torre al
lienzo de muralla de este lugar, y que de gran belleza con técnica que ha persistido
desde la época almohade,
A
continuación, viene la torre del “A ver”, o torre baja del Postigo, y volviendo
al punto de partida y en el tramo Suroccidental, la torre Redonda, de planta
cuadrada sobre sillares romanos. La cerca en su mayor parte es construida en
tapial, cuyas robustas capas superpuestas se alinea como si fueran sillares,
señalándose los mechinales que dejaron los travesaños de las hormas, existen
otros tramos de mampostería con las esquinas de sillares, sin duda obra
cristiana para reforzar el punto en cuestión.
Esta a
grandes rasgos fue el recinto con el que el Califa almohade Abu Muhammad Abd
al-Mumin, fortificó Cáceres, lo que fue en un principio solo un enorme cercado
de sesenta y ocho mil metros cuadrados de superficie, capaz para dar cabida a un ejército de muchos millares de
efectivos, y que fuera una base de operaciones de una importancia inmensa, la
que supieron ponderar tanto los cristianos como los moros, en los ochenta y un
año que siguieron a su fortificación.
Fernando
II de León.
En el
Puerto de Muradal (Jaén), muere el Emperador Alfonso VII, en el año de 1157 y
en el día 21 del mes de agosto, dejaba tras de si una herencia revuelta al
dividir el imperio ente sus dos hijo, a Sancho II Castilla, y Fernando II León,
sin que tuviera clara la delimitación de sus respectivos dominios, como tampoco
de sus zonas de expansión, y así las cosas, lo más fácil era que, entre ambos
hermanos surgiera enemiga y por tanto la contienda. Ya en vida de Alfonso VII,
Sancho el primogénito, se mostró disconforme, pues apenas enfriado el cuerpo
del emperador Alfonso VII, su segundo hijo Fernando, acudió con precipitación a
posesionarse de los estados que le habia asignado en herencia paterna, y estos
eran los antiguos reinos de Galicia y de León, desde la desembocadura del Deva
al rio Miño, al Oeste, limitaba con el estado portugués, desde el Miño a
Miranda, descendiendo la frontera hasta Coria, el rio Tajo los separaba del Sur
del Imperio Almohade y la frontera Oriental, esta designada por una línea
límite con Castilla que, partiendo de Alconétar subía hacia Galisteo y Granada
(Granadilla), hasta Baños de Montemayor, y por encima de las sierras, desde
Salvatierra del Tormes, se dirigía al Norte por el Duero en Castronuño al rio
Valderaduey, a la derecha Sahagún subiendo por Almansa hacia Siero, cerrando el
cerco en la desembocadura del rio Deva.
En la
parte meridional, de este reino dos regiones claramente separadas entre sí por
la divisoria que marcaban las sierras, hacia el Norte, entre el rio Duero y la
sierra de Gata, era la denominada Extremadura Leonesa, y entre esta y el rio
Tajo, se extendía la Transierra, tambien perteneciente al reino de León,
prolongándose hacia el sur por este rio por las tierras que formaban la Marca
hasta la divisoria con el rio Guadiana, más otra Extremadura y otra Transierra
habia por la parte del reino de Castilla, ya que la frontera establecida por el
Emperador Alfonso VII, había dividido en dos, verticalmente, ambas regiones
naturales.
Extremadura
y la Transierra y leonesa, tiene su relación con la consulta de Cáceres, ambas
tenían dos núcleos de población que, em cierto modo, tenían rango de
capitalidades, las dos ciudades episcopales de Salamanca y Coria. En torno a la
primera habia un más o menos denso de aldeas pobladas, como Ciudad Rodrigo,
Ledesma, Miranda, Monleón y algunas más, la Transierra tan solo Coria estaba
poblada, aunque algunas localidades como Salvaleón, Atalaya de Pelaiz Vellidiz,
Granada (Grandanilla) y Alconétar, no eran poblaciones, sino puestos militares,
que eran ocupados unas veces por el moro otra por el cristiano y, con
frecuencia abandonados.
Un amplio
territorio, con dos regiones y a pesar de su despoblamiento, contaba con
extraordinarias vías de comunicación, la antigua Via Lata (Via Ancha)
construida por el romano, Vía de la Plata, la llamo el moro por su belleza,
ahora con el nombre de Vía Guinea por el cristiano, cruzaba tierra del moro
desde Mérida hasta Alconétar, pasando por Cáceres.
Y a
partir de Alconétar marcaba la frontera con Castilla hasta el puerto de Béjar y
por la izquierda del Tormes, subía hacia Salamanca, para alcanzar el rio Duero
en Zamora, de Salamanca arrancaba con dirección Oeste la Via Colimbriana, que
por Ciudad Rodrigo y el Pereiro seguía hasta Coímbra, y desde Alconétar a
Ciudad Rodrigo, pasando por Coria pasaba la Vía Dalmacia, esta Via al ser
interior, habría de convertirse por este tiempo en la arteria principal para la
comunicación de la Transierra con la Extremadura Leonesa, más hubo dos ramales
secundarios, que tambien dieron un importante papel en la reconquista de la
región cacerense, como fueron el que unia Coria con Alcántara, siguiendo la
margen derecha del rio Alagón, que
pasaba por Ceclavin, y el de Salamanca a Zamora , pasando por Ledesma.
Fernando
II de León, a principios de su reinado, busca paces con los reinos cristianos
vecinos, un paz que fuera sólida y lo más firme posible, para estos efectos
celebró una serie de entrevistas con su suegro y rey de Portugal Alfonso
Henriques, con vistas a contener, de una parte sus pretensiones sobre
territorios fronterizos de Galicia, y de otra sus aspiraciones de expansión
hacia el sur, a costa de los territorios musulmanes, que pro la geografía y con
arreglo a las disposiciones del Emperador, habrían de ser, al conquistarlos
parte de la corona de León.
Al compas
de buscar acuerdos con su suegro el Re de los portugueses, busca un acuerdo con
su hermano Sancho III Rey de Castilla, se reúnen en Sahagún el día 23 de mayo
del año de 1158, y suscriben pacto, ratificando el reparto hecho por el
Emperador, precisando los limites de los reinos, aparte de esto, y aunque
Fernando habia hecho tratados con su suegro el portugués Alfonso Henriques,
ambos hermanos acuerdan no tener pactos de amistad con Portugal, y en cuanto a
la España Musulmana fijaron el área de expansión que habría de corresponder a
cada estado en la reconquista, a Fernando de León, se le asigna todos los
territorios comprendidos entre Niebla y Lisboa, Montánchez, Mérida, Badajoz ,
Evora, Mertola, y Silves, más la mitad de Sevilla, y todos los castillos
comprendidos entre esta ciudad y Niebla y Lisboa. A Sancho de Castilla, se la
adjudica el resto del territorio, especialmente las comarcas que se extienden
entre el rio Guadalquivir y granada.
Todo este
pacto, habría de afectar y grandemente, de forma decisiva en los futuros
sucesos, en los que Cáceres, le tocara representar un papel de protagonista.
De aquel
pacto del día 23 de mayo de 1158 en Sahagún, se abrió un periodo, quizás el de
más interés en la historia de Cáceres, aquel pacto, dio pie a su reconquista.
(fuentes
Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)
(fuente
Publio Hurtado-Castillos)
Agustín
Díaz Fernández
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