BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                               XXIV

Fernando II de León I

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Pero las correrías de Geraldo de Sampavor, no parece que inquietaron en demasía a Fernando II de León por su área de expansión hacia el sur del rio Tajo, lo tenían por lo que era, un aventurero medio loco, que libre y fuera de la ley guerreaba a su propio enemigo, y que cualquiera que fuera su fortuna, no podía repercutir si no en su propio beneficio. Más, decidió vivir atento, por si, Alfonso Henriques, su suegro y monarca portugués, trataba de sacar beneficio de las andanzas y aventuras de Sampavor, convirtiéndose en adalid o fronteiro a su servicio como parcia de lógica, para ello, y en previsión de lo que pudiera ocurrir, tanto como para tener debidamente protegida su frontera con el reino Portugués, decidió ocupar los castillos de la Milana y Santibáñez, dejándolos en custodia a la Orden del Temple, y por el Oeste se llegó hasta el Tajo, poniendo sitio a la fortaleza de Alcántara, la que ocupó en la primavera de 1166, este hecho de armas significo la posesión de la primera plaza cristiana al Sur del Tajo, en él presto al Rey leones, gran ayuda don Armengol, conde de Urgel, junto con los caballeros catalanes Arnal Ponte y Berenguer Arnal, a los cuales recompensó el Rey concediéndoles el señorío de la Villa.

Tras la toma de Alcántara, y al llegar a oídos de Fernando II, noticias que Geraldo de Sampavor continuaba sus correrías al Sur del Tajo, a finales de 1168 volvió a la Transierra para recopilar información más completa de las actividades e intenciones del aventurero portugués, noticias fidedignas le llegaron al monarca leones de que Sampavor, crecido y animado por sus recientes éxitos, pensaba ahora en una hazaña mayor, como era la toma de Badajoz, del que habría de conseguir un botín de inmensa esplendidez y que le serviría para congraciar con su señor natural y Rey de Portugal, con el que y según las noticias, ya andada en entendimientos, enterado el Rey Fernando de estos manejos, y a resultas que no estaba dispuesto a consentir que la cortasen la expansión hacia el Sur de su reino, y pareciendo que se dedicaba a resolver distintos asuntos en la frontera de Galicia, iba con sagacidad, preparando lo necesario para cortar cualquier intento patente con energía de Alfonso Henriques.

En el mes de Abril del año de 1169, Geraldo de Sampavor, con el firme propósito y adaptando para el caso la táctica de los ejércitos regulares, puso sitio a la ciudad de Badajoz, ciudad que avisada, se encontraba en magnificas condiciones de defender la plaza, Geraldo, la rodeo, taló los campos del contorno, y el dia 3 de mayo, conseguía penetrar en la ciudad, la guarnición musulmana se refugió en la Alcazaba, sitio donde resistió con tenacidad los continuos envites del portugués, si conseguir reducirlas, entonces envió mensajeros a Alfonso Henriques solicitándole refuerzos, con la promesa de entregarle la plaza una vez tomada, más los moros sitiados, sospecharon de estos manejos y despacharon a su vez al emisario al rey Fernando II de León, este se halaba en Lugo, comunicándole los hechos y las intenciones de los portugueses.

Con premura acudió el de León, más al llegar a la plaza se enteró de que Alfonso Henriques se le habia adelantado, y que las tropas de este conjuntadas con las de Sampavor ya se habia adueñado de dos tercios de la población, pero el Rey Fernando, adoptando las debidas precauciones, se acercó a la plaza sitiada, y el gobernador de Badajoz Abu Ali-Umar Ben Timsilt, al enterarse de su llegada, le abrió una brecha en el muro del Alcázar que existía en ligar oculto a las miradas de los portugueses, por ella se deslizaron varios moros que, y en el momento oportuno llegaron a la puerta de la muralla más próxima, abriendo las puertas de par en par, franqueando la entrada al ejército de Fernando II, ya en las mimas calle de Badajoz guerrear leones y Portugueses, pero estos cogidos entre dos potentes enemigos, ya que los moros de la Alcazaba salieron en ayuda de las tropas del de León, resultaron vencidos. El Rey de Portugal, emprendió la huida, más al salir por una de las puertas del recinto amurallado, a galope tendido, no dio tiempo a que esta puerta se abriera por completo, tropezando con el cerrojo, partiéndose una pierna y quedando al caballo malherido, así y todo pudo recorrer un buen trecho, pero el caballo se desplomo en un campo de cebada, dando lugar a que sus perseguidores leoneses, le dieran preso, Fernando Rodríguez de Castro, “llamado el Castellano” se hizo cargo del prisionero, conduciéndolo al campamento que Fernando II, tenía establecido en Caya.

Con todo miramiento y generosidad, fue tratado el portugués por su yerno Fernando, dándole libertad para que regresara a su reino y restañase sus heridas.

Tambien cayo prisionero Geraldo de Sampavor y entregado al mismo caballero Fernando Rodríguez d Castro El Castellano” que a su vez lo puso en libertad a cambio de las fortalezas que el adalid tenía en el territorio de Cáceres, Trujillo, Santa Cruz, Montánchez, Monfragüe*, Cáceres estaba de nuevo en poder Almohade, la ocupación de la villa cacerense, por Sampavor debio ser efímera.

*Este castillo de Monfragüe, estaba en la parte que correspondía a Castilla, defendía la portilla que abre el Tajo en las sierras del Este, tras recibir las aguas del rio Tiétar, en la orilla izquierda y dominado el curso del rio y el paso abierto sobre su margen, se halla un levado monte de difícil acceso, desde cuya cima se domina amplios paisajes de la región cacerense, los romanos lo llamaron Monte Fragorum, y que de ahí derivo a Monfragüe, cuyo nombre tomo el castillo que corona su cima, no figura la fecha de fundación de esta fortaleza, quizá de origen Ibero-Romano, aunque se evidencia la mano almohade en sus ruinas, el nombre es de origen árabe Al-Mufarrag, y significa (el vacío). Este castillo fue cuna de una Orden Militar, la de los caballeros de Monsfrag, pero que tuvo una vida efímera.

Como gigante de piedra, desafiando las inclemencias del tiempo y de los hombres, alza su enorme mole sobre uno de los altos cerros que encauzan el caudaloso Tajo, en el término de la antigua Aldea de las Corchuelas, ya desaparecido.

Andando la historia este castillo fue conocido como: Monsfragurum, Almofrag, Monsfrac, Monfran, Monfragüe, que es como se le conoce en la actualidad.

El nombre de Mons Fragurum, que parece ser el primitivo y el más conocido de los nombres que se le dieron, puede demostrar que fue el pueblo-rey el que lo fabricó, o cuando menos que ya existía, los sillares de los que está construida la torre del homenaje, indican fabrica visigoda, las reparaciones de ladrillo de procedencia árabe, y medieval el resto de los detalles, esto es fácilmente explicable, habiendo señoreado varios siglos cada una de estas razas, lo más lógico que el que fuera impresionante edificio, a lo largo de los siglos necesitaran diversas reparaciones.

El perímetro de la fortaleza es de forma alargada, de fuertes muros cimentados, tuvo cinco torreones almenados, contaba con dos recintos defendidos por solidas barbacanas, que daban sin duda uno de los castillos más formidables e inexpugnables de la tierra cacerense.

La razón de ser de este impresionante  baluarte, al igual que la de otros muchos alzados a orillas del Tajo, fue la de vigilancia y defensa del paso por el caudaloso rio, que desde edad remota y hasta el siglo XV, en que se construyó allí cerca el Puente del Cardenal, el cruce se hacía en barcas por la portilla de Monfragüe, enorme cortadura hecha en los márgenes del rio, donde el cauce no mide más de doce metros de anchura, vía que era utilizada por los pueblos de uno y otro lado del rio.

Todos los nombres dado al castillo coinciden con la definición topográfica de Monte Fragoso, la causa son sus contornos donde se producen espontáneamente lentiscos, madroñeras, encinas, robles, acehuches, jaras, zarzas, que en determinada época hace dificilísimo el acceso al castillo, más a la sombra de sus muros de defensa, hubo una aldea desde tiempos inmemoriales y a cuyos vecinos protegía el señor del castillo, contra las acechanzas de malhechores, y latrocinios que asolaban la comarca, a la que llegaban en sus correrías los que se descolgaban del Puerto de la Serrana, distante hasta en dos leguas de Monfragüe, aparte del aljibe, tenía este castillo ermita adosada a la torre principal.

Para previsión de agua de boca para la guarnición, en caso de asedio al castillo, cualquier fortalece que se preciara de ello tenía su aljibe. y en este, además existía una galería o camino subterráneo de mucha profundidad, por la que bajaba al rio para surtirse de agua.

La ermita era recinto pequeño, como tambien lo era el pueblo, bajo la advocación de la virgen de Nuestra Señora de Monfragüe*

(Fuente Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)

(Fuente Publio Hurtado-Castillo)

(Fuente Orti Belmonte-Conquistas)



Agustín Díaz Fernández

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