BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                          XLV

Fuero de Ganados

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Al principio los pocos pobladores que se establecieron en las tierras cacerenses, durante estos primeros años desde la conquista, vieron claramente una realidad especial para el futuro de la villa y su término, y esta fue la de sus posibilidades ganaderas, aquí solo se podían contar para vivir con los productos espontáneos de la tierra, mucho cuidado, mejorado o transformado mediante un trabajo de mucho esfuerzo y paciente, la explotación agrícola, presentaba las dudas propias de dar tiempo, a un terreno que poco o nada ofrecía, solo un provenir lleno de incertidumbres, tal y como con el paso del tiempo, siglos, ha dejado demostrado. Más los productos naturales, como corcha, leña, madera y sobre todo bellotas y yerba, dejaban claros indicios que el territorio recién conquistado era tierra de pastores, y en que la ganadería, tenía un esplendoroso provenir.

Y tal fue así siempre, La colonia Norbensis Caesarina, vivió merced a sus rebaños, y cuando por causas de guerras e invasiones se hizo difícil el pastoreo, la tierra cacerense se despobló totalmente, contando con nulas condiciones para renacer con calidad como establecimiento humano, esto tardaría mil años en llegar, tras la conquista, ya cuando el alejamiento de la frontera con el moro, garantizaba la paz en los rebaños.

Al comprender esta realidad, fue el aliciente que afirmo la población, por varias cuestiones, por que la tierra con su estructura y su vegetación, con su clima, ya lo había demostrado, aun antes de que las huestes cristianas cruzasen el Tajo, un hecho que a mitad del siglo XII se había hecho en la parte Sur de la península y que en el territorio de Hins Qazrix, que con tanta tenacidad defendieron la gente musulmana, en el tan ansiado Cáceres por los cristianos, había alcanzado u su más esplendida realización, esto fue el hecho de la aparición del ganado merino. Tal hecho, fue de importancia especial para la historia de Cáceres.

De siempre tuvo España, tradición ganadera, y en especial a la caballar y lanar, ya e antiguo los cronista hablan, de unos inmensos rebaños que apacientan en la Bética, cuyas ovejas producían una lana de hebra larga, suave y lasa, y de un color marrón rojizo, siendo esta muy apreciada en la metrópoli, esto es el ganado churro Ibérico, y cuya existencia en la península viene de la Edad Antigua, y que por cruzamiento con otras especies, sobre todo africanas fue transformándose, hasta quedar convertida en la raza Churra de la actualidad, esta raza fue la que pobló todo el territorio español, durante la Alta Edad Media.

La invasión de los árabes, no la modifico sensiblemente, en lo que a lanares se refiere, el panorama ganadero español, el árabe invasor era más agricultor que pastor, y aunque importaba ovejas y carneros de África, para su consumo, nunca intentaron aclimatar a estas, hasta que, a mitad del siglo XII, se produce en el Norte de África, el movimiento Almohade y una de la rama de la tribu de los Zenetas, la de los Merinidas, habitantes estos del sur del Zab dedicada al pastoreo invade el Magreb hacia 1146, consiguen imponerse a los demás tribus y se establecen en la región del Atlas con el nombre de Benimerines, estos llevaron hasta su nuevo lugar donde se establecieron, la raza ovina oriunda de sus montañas, de lana fina, corta y rizada, que habría de recibir el nombres de sus importadores, Merinas.

Estos Benimerines intervienen en las campañas de los Almohades en España desde los reinados de Fernando II de León y Alfonso VIII de Castilla, más a partir de 1206, ellos son los que forman los mas nutridos contingentes de resistencia en la Marca Inferior de la parte leonesa, a la que importaron este ganado lanar, y que inmediatamente se aclimató al terreno español, multiplicándose velozmente, y así Llegaron a Cáceres las primeras ovejas merinas que, al ser conquistado el territorio, pasaron a ser parte y muy importante del botín de los nuevos dominadores.

Y así las cosas, los primeros pobladores de Cáceres encontraron aquí una raza ovina cuya superioridad con respecto a la oveja Churra era tan evidente, que enseguida vieron las ventajas de su conservación y el incremento de los rebaños, y hasta es posible que pensasen en el monopolio, ya que según nos comenta el cronista en los documentos de la segunda mitad del siglo XIII, va por ahí la cosa, interceptan en todo lo posible la introducción en el termino de ganado del Norte, y reservan los pastos de manera intransigente para evitar el mestizaje.

Tambien parece que los nuevos pobladores del territorio cacerense, procedían de tierras de tradición ganaderas, el fuero Alfonsí, contiene normas para la explotación de esta gran riqueza, y en ello en mucha cantidad, ya que las firmas pasan de cien de las 392, las que se refieren concretamente a la ganadería, y de las restantes existen otras cien, que en más o menos cantidad, están relacionadas con la explotación pecuaria. Esta legislación era la base jurídica con mucha ponderación para que a su amparo, se fundamentase e incrementase esta riqueza, más las realidades superaron todas las expectativas, ya que en los primeros veinticinco años y al ritmo de repoblación, la totalidad del territorio se convirtió en un inmenso majadal y al llegar el reinado de Alfonso X, se impuso la necesidad del aprovechamiento, y sobre todo poner la cabaña en condiciones de defensa, ya que arte de la codicia que las merinas despertaban entre golfines y maleantes, los ganaderos de las Ordenes y los de las cabañas leonesas y segovianas, habían aprendido el camino de los invernaderos cacerenses, y constantemente invadían los pastos codiciando sobre todo los del las Riberas del Almonte y del Salor.

Estas fueron las causas del llamado desde los tiempos de Ulloa Golfín, Fuero de Ganados, que en realidad es una ordenación ganadero gestionada por el Concejo en virtud, de sus facultades normativas como corporación autónoma, pero por mandamiento del Rey y  a su honor, el Fuero de Ganados es una ley personal del territorio cacerense, y a la forma de vivir del Cáceres de aquel tiempo, ordenada para una actividad fundamental del territorio, la procedencia de este fuero se cree fechada a comienzos del reinado de Alfonso X, y copiado en el códice cacerense, en el mismo periodo en que se copió el Fuero Alfonsí, por lo tanto según don Antonio Floriano, no debio de pasar su redacción del año de 1255.

Toda vez que una ley formada por el concejo y sancionada por el Rey, hubiera sido imposible después de 1273, fecha en que la Mesta comenzaba ya a dar señales de vigor y a ejercer una influencia que hubiera contrastado con las disposiciones y mediadas protectoras de la cabaña autóctona que se contiene en el fuero de Ganados, y que estuvieron siempre en pugna con los derechos y privilegios concedidos por los Reyes a los ganados meseteños.

El profesor Orti Belmonte, señalaba que, al amparo de este fuero de Ganados, nacería la auténtica riqueza del término, ya que la ganadería fue la que hizo posible la pervivencia de la villa cacerense, fue la que atrajo al territorio nuevos elementos sociales, y que dio a sus habitantes, ya ricos, ya pobres, ya nobles, ya plebeyos, una fuerte personalidad campera, y fue causa del olvido de esta realidad captada por los primeros pobladores que, en el pasado siglo XIX  estuvo a punto de acarrear la ruina a los campos cacereños.

Al final del fuero de los Ganados, y tras la rúbrica 77 del mismo, nos sigue contando el profesor Floriano, se copia en el código cacerense una seria de once leyes , estas son adiciones hechas a los Fueros, o inscripciones incluidas  en el libro, de privilegios reales posteriores, juntamente con otros, reiterativos de normas ya incluidas en la Carta de Población, y en el mismo Fuero Alfonsí, aclaraciones de leyes anteriores, juntamente con rubricas en tono de ordenanzas de policía urbana, como así fueron acordadas en concejo para el buen gobierno de la Villa.

En todo el documento se nota claramente que al libro de los fueros, se le fueron añadiendo nuevas disposiciones y rubricas, a medida que se iban recibiendo privilegios o el Concejo acordaba normas nuevas, más esta práctica no tardo en cesar, y es posible que no sobrepasase los primeros años del reinado de Alfonso X, ya que no se vuelve a tener noticias de nuevas adjudicaciones de tierras a nuevos pobladores.

(Fuentes Floriano Cumbreño-Historia)

(Fuentes Orti  Belmonte-conquistas)




Agustín Díaz Fernández 


 

 

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