BREVE HISTORIA DE CÁCERES
XXXII
Sucesión en
los Reinos de León y Castilla
Crónica
desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Y es que,
era causa de preocupación por este tiempo a las dos Cortes, la de Castilla y la
de León, y que en alguna manera habría de tener su repercusión en la conquista
de Cáceres, tal problema era el sucesorio.
Alfonso
VIII, muerto en el año de 1214, dejando como heredero al trono de Castilla a un
niño de corta edad, Enrique I, y que en el caso de morir sin heredero que le
sucediera, como así sucedió, haría caer este derecho a la corona castellana, a
doña Berenguela, su hermana mayor, que estuvo casada, aunque el matrimonio
seria anulado, con Alfonso IX de León, que en anterior matrimonio estuvo casado
con doña Teresa, matrimonio que tambien quedó declarado nulo. Del matrimonio
contraído con doña Teresa nacieron Sancha, don Fernando, que murió al poco, y
doña dulce, y del segundo matrimonio, el que contrajo con doña Berenguela
nacieron, Fernando, el que la historia lo conocería como Fernando III de
Castilla y de León, don Alfonso, doña Constanza y doña Berenguela, más por la
parte castellana la línea sucesoria estaba bastante clara, de morir don enrique
, heredaría doña Berenguela, y en casa de fallecimiento de esta, recaería en su
hijo don Fernando, el lio venia de la parte de León, Alfonso IX como nieto del
emperador, creía que a falta de sucesión masculina en Castilla, debían recaer
en el todos los derechos sucesorios, el cual, soñaba con la restauración del
Imperio, si esto no le daba, y Berenguela se afianzaba o afianzaba a su hijo en
la corona de Castilla, la duda estaba en quien heredaría la corona de León,
cosa que para unos, el derecho habría de recaer en las hijas del primer
matrimonio, en doña Sancha y doña Dulce, pero otros opinaban que el derecho
correspondía a don Fernando, que era el que representaba la continuidad
masculina de la casa de Borgoño en el trono de León.
Alfonso
IX, al verse alejado el sueño de Imperio con el que soñaba, titubeaba entre las
dos opiniones, pero en los últimos tiempos, molestos con los castellanos,
enemistado con doña Berenguela y resentido con su hijo don Fernando, se habia
decido por la causa de las Infantas y más al ver a su hijo consolidado en el
trono castellano, este había ocupado la corona por cesión de su madre a la
muerte de don Enrique.
Se
mantuvieron durante mucho tiempo las tensiones entre el Reino de Castilla y de
León, pero en agosto de 1218, Alfonso IX, ocultando su rencor, llego a
entendimiento con don Fernando, y que, aunque de momento no se soluciono la
sucesión, este asunto quedaba pendiente, se acordaron paces que habrían de ser
definitivas entre ambos reinos.
La Cruzada y los Muros de Cáceres
Anunció
cruzada, al punto Alfonso IX, contra los almohades, cierto entusiasmo despertar
con esta llamada y no solo en la península, de al que acudieron milites de
prácticamente de todos los reinos, tambien cruzaron los pirineos, de donde
llegaron mesnadas de caballeros, ente las que destacaban una nutrida tropa de
gascones, mandadas por Savarico de Mallen. Las Ordenes Militares de toda España
se sumaron a la empresa, siendo muy lucidas y numerosas las huestes de Alcántara
y Santiago, y en menor escala llegaron contingentes de Calatrava el Temple y Hospitalarios.
Los de
Castilla se concentraron en Plasencia, y en el mes de noviembre, descendieron
los leoneses por la vía Dalmacia, para juntarse en Alconétar con el resto de
las tropas aliadas, desde allí todos juntos bajaron hasta los muros de Cáceres,
plaza esta que era el primer objetivo, dada su importancia de los cruzados.
Toda clase de estragos por los campos, produjeron en su llegada hasta las
inmediaciones de la villa cacerense, la rodearon haciendo alarde de la mucha
tropa cristiana con la que concurrían, más, habían emprendido muy tarde las
operaciones en la campaña, ya que en esta comarca de cuando en vez, suelen producirse
otoñadas y tormentas con lluvias torrenciales y que duran hasta semanas
enteras, pues en aquel año de 1218, tuvo que ser de aquellos, los anales
cuentan que:
“Fazia
tan grandes aguas, que non pudieran durar”
Y aunque
en escaramuzas y ataques varios, obtuvieron los cristianos algún que otro
éxito, se vieron precisos a levantar el cerco por Navidad, volviendo a cruzar
la marca del Tajo.
El Papa
Honorio III, concedió indulgencias a los que se alistasen en las filas
Expedicionarias, haciendo el llamamiento de Cruzada para este intento de conquitar para los cristianos de la villa de Cáceres.
El
Infante sancho Fernández
Un
sucedido allá por el año de 1220, y hacia la parte de las Altamiras, que
resulto cuando menos curioso, y es que en la corte de Alfonso IX, figuraba
entre los magnates y de mayor influencia, el Infante don Sancho Fernández, hijo
de Fernando II y de su última esposa, doña Urraca López de Haro, viuda, con la
que caso don Fernando al fallecimiento de su segunda esposa doña Teresa, don
Sancho era , hermano de padre de don Alfonso, y se le honraba como Infante de
León, ocupaba puestos destacados en la corte, fue Tenente de Montenegro y
Sarria, y más tarde de León, Zamora, Transierra y Extremadura, desempeñando la
Real Alferecía desde 1214 hasta 1218, inquieto y de mucho valor y aventurero,
estimulado por su madre trato de heredar el trono a la muerte de don Fernando,
pero al ver que los derechos que pretendía no se reconocían, decido ponerse a
las órdenes de su hermano el que prestó buenos y grandes servicios, tano en paz
como en guerra.
Este don
Sancho, fue uno de los pocos caballeros leoneses que acudieron a la batalla de
las Navas de Tolosa, donde figuró como bravo en la pelea, con gran distinción
también en las incursiones que los leoneses hicieron por Castilla, pero sin
dejar de pretender la corona, en su pensamiento estaba suceder a su hermano, ya
que no pudo hacerlo a su padre.
En el año
de 1218, desaparece de la corte, sin más, posiblemente enemistado con su
hermano, inclinado este, en resolver el problema sucesorio en favor de las
Infantas doña Sancha y doña Dulce, el hecho es que no se vuelve a saber más de
él, hasta que, en 1220, aparece por Toledo, reclutando gente para pasar a
Sevilla, donde el Rey de Marruecos, contaba, “le avie dar grandes averes”.
Consiguió que le siguieran muchos cristianos también muchos judíos, y, dicen
las crónicas que llego a juntar entre los unos y los otros una tropa de mas de
cuarenta mil hombres, y con ellos tomó el camino del Sur, dirigiéndose según
dijo a Sevilla, más desvió su ruta yendo a parar a Cañamero, donde se encontró
un castillo abandonado, el cual pobló con gente suya, y desde que empezó a
correr la tierra “haciendo mucho mal ende a moros e a cristianos”. Cierto día,
salió a montear por aquellas sierras, en las que por entonces habitaban gran
cantidad de osos, y habiendo levantado una de aquellas fieras, el Infante se
lanzó a él, pero el oso lo mato, tres días más tarde el gobernador de Badajoz
se presentó con un nutrido contingente de moros, sitió el castillo, lo tomo “e
descabezolos a todos” *
*El
relato tal como aparece, es cuando menos extraño, primero no está claro cuál
fue la intención del Infante al pasar a Sevilla, si fue el cobrar del Califa o
ponerse a su servicio c su gente, en segundo lugar, el número de los reclutados
es, o al menos aparece exagerado, ya que cuarenta mil hombres, son muchos
hombre, y que desde luego no podrían caber en el castillo de Cañamero, y que
tanta tropa para reducirla se necesaria una campaña en toda regla, y por otra,
una degollina general de cuarenta mil hombres parece una evidente exageración,
algún cronista cree que en vez de los XL mil soldados que transcribió el
copista de los Anales, sea en realidad XL milites, los que acompañasen al
aventurero Infante*.
De tipo
completamente distinto, fue la expedición llevada a cabo en 1221, por el
Maestre de la Orden de Alcántara, don García Sánchez a la región fronteriza del
rio Seber, durante la cual se apodero de Valencia de alcántara, formando en
ella una encomienda, que llego a ser una de las más rica de la Orden.
Con esta
conquista y con la posesión de Alburquerque, donde los cristianos venían
sosteniéndose a duras penas desde 1217, estaba debidamente protegido el avance
por el Oeste de la provincia cacerense,
(Fuente
Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)
(Fuente
Orti Belmonte-Conquistas)
(Fuente
Publio Hurtado-Castillos)
Agustín
Díaz Fernández
Comentarios
Publicar un comentario