BREVE HISTORIA DE CÁCERES
(IX)
El campamento
romano de Castra Caecilia II
Crónica desde
la calle Cuba de mi Llopis Ivorra-
Hubo una
época en la que más de 5.000 legionarios descansaban, entrenaban, deambulaban o
restañaban sus heridas de guerra en un gran espacio a las afueras de lo que hoy
en Cáceres capital, hablamos de Castra Caecilia, ubicado en la
finca denominada Cáceres el Viejo, el campamento levantado por el general
romano Cecilio Metelo en el año 80 a.C. durante la campaña contra el también
general rebelde Sertorio.
El Campamento
Romano de Cáceres el Viejo ha sido excavado y puesto en valor en la actualidad
para las visitas de auquellos que tengan interés, en la historia de la villa
cacerense, se han exhumado varias puertas y las esquinas noroeste y noreste,
donde se pueden ver los fosos excavados en la roca de pizarra que lo
protegían.
El recinto
rectangular de la fortificación, de 24 hectáreas de extensión, estaba defendido
por una muralla de mampostería de pizarra y cuarcita de 4 metros de anchura y
un doble foso, pudiendo ser contemplados los vestigios de alguna de las
puertas de acceso al campamento. Albergaba en su interior una o dos legiones.
El foso más interior tenía una sección en forma de V, 4 metros de ancho y 2 de
profundidad; el exterior, a 3,50 metros de distancia, era más estrecho (1,50
metros) y menos profundo (0,70 metros)
El yacimiento
de Castra Caecilia fue excavado a inicios del siglo XX por el
arqueólogo alemán Adolf Schulten, Los trabajos actuales han reexcavado la porta
Prætoria, al norte (en el extremo de la vía Pretoria), y la porta Principalis
Sinistra, al suroeste, los expertos han constatado que tenía dos torres
cuadrangulares de protección en los flancos, y han despejado la porta
Quintana, al este, que se abría hacia la vía del mismo nombre. Este camino
cruzaba el campamento y lo dividía en dos partes iguales. Las puertas tenían
fosos más avanzados como sistemas de protección añadidos.
Una vez
fijado el campamento romano de Castra Caecilia, sigamos adelante:
Sertorio se
habia corrido hacia el Suroeste, y donde Lacóbriga (Lagos, Portugal) logro
burla y vencer a Metello, haciéndole sufrir gran afrenta, y a pesar de todas
las preocupaciones que los romanos tomaron para evitarlo, logro pasar a la
Hispania Citerior, en una triunfal carrera, hasta que la envidia y la traición,
al igual que le paso al caudillo Viriato, puso término a ella, y con su vida
por la felonía y un puñal asesino.
EL ASESINATO
DE QUINTO SERTORIO
Quinto
Cecilio Métello Pio, seguidor del dictador Silas, en contra de Cayo Mario, y al
caer este derrotado le nombro Pontífice Máximo, aunque su
tartamudez le impedía realizar los actos y discursos propios de este cargo,
alias “meneitos”según le llamaba el dictador Silas y “ la Vieja” con lo que le
nombraba Quinto Sertorio, se encontró como Procónsul de la Hispania Ulterior en
el 79 a.c, junto a Cneo Pompeyo Magno , también participe de la amistad del
dictador Silas, al que le prestó varias legiones pagadas con su dinero en la
lucha contra el gran Cayo Mario, para distinguirlo de Cneo Pompeyo, “ el
Carnicero” y padre de aquel, le llamaba “el Carnicerito” o “ el Jovencito “
despectivo que le dirígia Sertorio, hizo que el senado le nombrara procónsul de
la Hispania Citerior, en persecución del rebelde y gran General de las legiones
de Cayo Mario.
Imposible de
vencer en la batalla, Quinto Sartorio el gran estratega, se había adaptado muy
bien al terreno, y con las tropas lusas
bien adiestradas, la simpatía de las tribus de la
Hispania Ulterior, su guerra de guerrillas, le hacia moverse con gran rapidez
dar el golpe y volver a desaparecer, Quinto Cecilio Mételo Pio y
Cneo Pompeyo Magno, sabedores de la casi imposible tarea y el coste en hombres
y pertrechos, decidieron dar una recompensa a quien diera razón del paradero
del campamento de Sertorio y diera muerte , ofrecieron 100 talentos en monedas
de oro Cartaginesas, acuñadas por Asdrúbal de cuando Aníbal , que Quinto
Cecilio Mételo Pio, tenía a buen recaudo en la residencia del gobernador en
Castulo (cerca de Linares) y veinte mil iugera ( medida de superficie) de
tierras fértiles ribereñas en el Betis.
Ofrecer
recompensa para que lo traicionara, le había desmoralizado profundamente,
Quinto Sertorio, era romano y como romano, sabia de la codicia que anidaba en
lo más hondo de sus corazones, aquel invierno fue amargo para Sertorio, quizás
ya sabía desde siempre que su causa fue causa perdida, Pompeyo “ el Jovencito “
y Mételo “ la Vieja” le habían asestado varios golpes, matándole muchos
legionarios y apropiándose de almacenes de trigo y otros alimentos, habían
también adoptado en parte la guerra de güerillas que Sertorio tanto daño había
causado a las legiones Romanas, Cneo Pompeyo Magno “ el Jovencito “ le había
incluso derrotado a su legado principal Higuleyo, matándole cuatro legiones
cerca de Segovia, donde el Legatus Higuleyo y el hermano de este,
habían encontrado la muerte.
Mario Perpena
Vento, nunca le había perdonado ni olvidado, el modo en que Quinto Sertorio le
había arrebatado su ejército, ni soportaba la autoridad y grandeza del
estratega de Cayo Mario, cada vez que libraban batalla a Mario Perpena se le
hacía evidente que el no poseía el talento militar ni la devoción de la tropa
hacia Sertorio, así desde el momento que supo de la recompensa ofrecida por
Quinto Cecilio Mételo Pio, adopto una decisión. Para paliar la monotonía del
invierno en los campamentos de Oscense (Huesca) donde acampaban hasta la
primavera, Mario Perpena Vento, dio una fiesta, invitando a sus amigos itálicos
y romanos, y que naturalmente también Quinto Sertorio estaba invitado, no
estaban seguro si acudiría, hasta que vieron la llegada del familiar rostro del
tuerto general, enseguida se encargó de que los esclavos no le dejaran la copa
vacía.
En la felonía
participaban todos los invitados a modo de conjurados, en ambiente era tenso, y
no hacían más que beber vino y más vino, hasta que Perpena sospecho que no
habría nadie lo suficiente sobrio para hacer lo convenido, Quinto Sertorio,
había llevado a la corza blanca, su mascota y que los nativos la tenían por la
diosa Diana, en la que el propio Sertorio creía que le traía suerte, Mario
Perpena, viendo que Sertorio andaba también perjudicado por la bebida , hizo la
señal, y Marco Antonio, un medio romano medio hispano, tipo ruin habido de uno
de los grandes Antonio y una campesina, al que el padre no había reconocido,
Antonio se lanzó a por Sertorio y sacando un puñal de legionario de entre la
túnica se lo clavó en el pecho, Diana dio un chillido y se escapó corriendo,
pero todos los presentes se le echaron encima para que Antonio, pudiera seguir
apuñalándole, nadie acudió en su ayuda, la guardia personal de hispanos de
Sertorio, dejada fuera de la casa ya no existía, fueron asesinados
previamente.
Cneo Pompeyo
Magnus, se enteró de la noticia como cabía esperar, aunque al enterarse le
pareció asquerosa y repugnante, Marco Perpena Vento, le envió la cabeza cortada
del gran Quinto Sertorio, con un mensajero mando por este hasta Pompaelo
(Pamplona) acompañado del trofeo iba una nota, donde pedía la recompensa
ofrecida, diciéndole que había dirigido otra carta a Quinto Cecilio Mételo,
pidiéndole lo mismo.
¡No me causa
alegría!, le contesto Cneo Pompeyo Magnus, que Quinto Sertorio a muerto a manos
de un gusano como tú, Perpena Vento, lo había que hacer, pero el gran estratega
militar merecía un mejor fin por manos más nobles. Me complace sobremanera
negarte la recompensa, que no se ofrecía por una cabeza, se ofrecía a quien
facilitase información, que permitiese apresar o matar a Quinto Sertorio. Me
imagino que tu Mario Perpena Vento, sucederás a Sertorio en el mando y me
complace sobremanera sobremanera informarte que la guerra continuara hasta dar
muerte a todos los traidores, cuando todos los insurgentes hayan dado sido
vendidos como esclavos.
La batalla
fue una celada, Perpena, cayó sobre una de las legiones de Pompeyo, las tropas
estaba dispersas y entorpecidas por la conducción de varias docenas de carros
de bueyes de suministros, al ver que el ultimo ejercito de Quinto Sertorio, se
le venía encima, los soldados de Cneo Pompeyo, corriendo hacia un profundo
barranco, Marco Perpena Vento, eufórico fue tras ellos, solo cuando el ultimo
hombre estuvo dentro del barranco, cerró Pompeyo la trampa, por las cuestas
surgieron multitud de soldados que estaba ocultos y abalanzándose sobre la
tropa de Sertorio dieron fin de ellos. Unos soldados encontraron a Marco
Perpena Vento escondido entre unos arbustos, al llevarlo antes Pompeyo, pidió
por su vida a cambio de entregarle los archivos de Quinto Sertorio, donde al
parecer tenia los nombres de todos los partidarios de Cayo Mario y por lo tanto
traidores a Roma, Cneo Pompeyo después de verlos, los mandó quemar y al
protestar Marco Perpena Vento, dijo a sus lictores, dad muerte a este gusano,
(Roma no paga
a traidores)
(fuentes
Antonio Floriano Cumbreño -Historia de Cáceres)
(fuentes
Biografías)
(fuentes
Carlos Callejo – historia de Cáceres)
(Fuentes José R. Melida-1915)
Agustín Díaz Fernández
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