BREVE HISTORIA DE CÁCERES
V
El
Asesinato de Quinto Sertorio II
Crónica desde
la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Quinto
Cecilio Mételo Pio, seguidor del dictador Silas, en contra de Cayo Mario, y al
caer este derrotado le nombro Pontífice Máximo, aunque su
tartamudez le impedía realizar los actos y discursos propios de este cargo,
alias “meneitos” según le llamaba el dictador Silas y “ la Vieja” con lo que le
nombraba Quinto Sertorio, se encontró como Procónsul de la Hispania Ulterior en
el 79 a.c, junto a Cneo Pompeyo Magno , también participe de la amistad del
dictador Silas, al que le presto varias legiones pagadas con su dinero en la
lucha contra el gran Cayo Mario, alias “ el Carnicerito” le llamaba Silas, para
distinguirlo de Cneo Pompeyo, “ el Carnicero” y padre de aquel, o “ el
Jovencito “ despectivo que le dirigía Sertorio, hizo que el senado le nombrara
procónsul de la Hispania Citerior, en persecución del rebelde y gran General de
las legiones de Cayo Mario
Quinto Cayo
Sertorius
Imposible
de vencer en la batalla, Quinto Sertorio el gran estratega, se había adaptado
muy bien al terreno, y con las tropas lusas bien adiestradas, la
simpatía de las tribus de la Hispania Ulterior, su guerra de guerrillas, le
hacía moverse con gran rapidez dar el golpe y volver a desaparecer, Quinto
Cecilio Mételo Pio y Cneo Pompeyo Magno, sabedores de la casi imposible
tarea y el coste en hombres y pertrechos, decidieron dar una recompensa a quien
diera razón del paradero del campamento de Sertorio y diera muerte , ofrecieron
100 talentos en monedas de oro Cartaginesas, acuñadas por Asdrúbal de cuando
Aníbal , que Quinto Cecilio Mételo Pio , tenía a buen recaudo en la residencia
del gobernador en Castulo (cerca de Linares) y veinte mil iugera ( medida de
superficie )de tierras fértiles ribereñas en el Betis.
Ofrecer
recompensa para que lo traicionara, le había desmoralizado profundamente,
Quinto Sertorio, era romano y como romano, sabia de la codicia que anidaba en
lo más hondo de sus corazones, aquel invierno fue amargo para Sertorio, quizás
ya sabía desde siempre que su causa fue causa perdida, Pompeyo “ el Jovencito “
y Mételo “ la Vieja” le habían asestado varios golpes, matándole muchos
legionarios y apropiándose de almacenes de trigo y otros alimentos, habían
también adoptado en parte la guerra de güerillas que Sertorio tanto daño había
causado a las legiones Romanas, Cneo Pompeyo Magno “ el Jovencito “ le había
incluso derrotado a su legado principal Higuleyo, matándole cuatro legiones
cerca de Segovia, donde el Legatus Higuleyo y el hermano de este, habían
encontrado la muerte.
Sucedió
que:
En el 75
a.C. Metelo acabó definitivamente con Hirtuleyo, quien pereció en batalla.
Había que evitar a toda costa la unión de los ejércitos de Metelo y de Pompeyo,
entonces Sertorio envió a su lugarteniente Hirtuleyo a parar el avance por el
Sur de Cecilio Metelo, lo encontró muy cerca de Sevilla con el doble de
legiones de las que Metello disponia, este ya había sido derrotado con
anterioridad en la Lusitania, y quizás por el triunfo de Sertorio contra Cneo
Pompeyo en la batalla de Lauro (Valencia) Sertorio contaba con menos de
la mitad de legionarios que presentaba Pompeyo, pero había que
contar con el genio militar estratega de Sertorio, Hirtuleyo pensó que sería
fácil derrotar de nuevo a Metello, pero este perro viejo, le metió en las
cabras del corral.
Aprovechando
que la gente de Hirtuleyo conocía el terreno y avanzaban por sendas y caminos,
pronto dieron alcance a las legiones de Cecilio Metelo, incluso los adelantaron
y en sitio que le pareció oportuno plantó su campamento y se mantuvo a la
espera, pasado el mediodía divisó a la gente de Metello, y en vez de haberles
atacado terminar de una vez con ellos, la tropa llegaba exhausta al final de
cada jornada, sed, calor, equipados al menos con treinta quilos de armamento a
las espaldas y el sol de verano todo el día dándoles en la testuz, con poco
esfuerzo hubiera sembrado el campo de cadáveres, pero los dejó
montar el campamento, que se hidrataran comieran y descansaran incluso permitió
dejarlos situarse cerca del agua.
Ya de
amanecida Hirtuleyo, seguro de su superioridad, numérica, valor y estrategia,
ordenó salir a los legionarios y que formaran en línea de combate, una hora,
dos, tres y los de Metello no habría las puertas de su campamento, el sol hacia
de las suyas, esos legionarios con su galéa en la cabeza y su pecho de lata,
con sus pilum, sus gladius, sandalias con puntas en las suelas para no
resbalar, sin agua para refrescarse cociéndose a fuego lento.
Pasado el
mediodía, por fin Metello ordena la abertura de las puertas y la salida de sus
legiones, estas frescas, y descansadas, al punto entró en combate, dándole una
soberana paliza a las legiones de Sertorio, no quedando nadie con vida,
incluyendo al propio Hirtuleyo.
Quinto Cecilio Mételo Pio
Mario Perpena
Vento, nunca le había perdonado ni olvidado, el modo en que Quinto Sertorio le
había arrebatado su ejército, ni soportaba la autoridad y grandeza del
estratega de Cayo Mario, cada vez que libraban batalla a Mario Perpena se le
hacía evidente que el no poseía el talento militar ni la devoción de la tropa
hacia Sertorio, así desde el momento que supo de la recompensa ofrecida por
Quinto Cecilio Mételo Pio alias "la vieja" adopto una decisión. Para
paliar la monotonía del invierno en los campamentos de Oscense (Huesca) donde
acampaban hasta la primavera, Mario Perpena Vento, dio una fiesta, invitando a
sus amigos itálicos y romanos, y que naturalmente también Quinto Sertorio
estaba invitado, no estaban seguro si acudiría, hasta que vieron la llegada del
familiar rostro del tuerto general, enseguida se encargo de que los esclavos no
le dejaran la copa vacía.
En la conjura
participaban todos los invitados a modo de conjurados, en ambiente era tenso, y
no hacían más que beber vino y más vino, hasta que Perpena sospecho que no
habría nadie lo suficiente sobrio para hacer lo convenido, Quinto Sertorio,
había llevado a la corza blanca, su mascota y que los nativos la tenían por la
diosa Diana, en la que el propio Sertorio creía que le traía suerte, Mario
Perpena, viendo que Sertorio andaba también perjudicado por la bebida , hizo la
señal, y Marco Antonio, un medio romano medio hispano, tipo ruin habido de uno
de los grandes Antonio y una campesina, al que el padre no había reconocido,
Antonio se lanzó a por Sertorio y sacando un puñal de legionario de entre la
túnica se lo clavó en el pecho, Diana dio un chillido y se escapó corriendo,
pero todos los presentes se le echaron encima para que Antonio, pudiera seguir
apuñalándole, nadie acudió en su ayuda, la guardia personal de hispanos de
Sertorio, dejada fuera de la casa ya no existía, fueron asesinados previamente.
Cneo Pompeyo
Magnus, se enteró de la noticia como cabía esperar, aunque al enterarse le
pareció asquerosa y repugnante, Marco Perpena Vento, le envió la cabeza cortada
del gran Quinto Sertorio, con un mensajero mando por este hasta Pompaelo
(Pamplona) acompañado del trofeo iba una nota, donde pedía la recompensa
ofrecida, diciéndole que había dirigido otra carta a Quinto Cecilio Mételo,
pidiéndole lo mismo.
No me cauda
alegría, le contesto Cneo Pompeyo Magnus, que Quinto Sertorio a muerto a manos
de un gusano como tú, Perpena Vento, lo había que hacer, pero el gran estratega
militar merecía un mejor fin por manos más nobles. Me complace sobremanera
negarte la recompensa, que no se ofrecía por una cabeza, se ofrecía a quien
facilitase información, que permitiese apresar o matar a Quinto Sertorio. Me
imagino que tu Mario Perpena Vento, sucederás a Sertorio en el mando y me
complace sobremanera sobremanera informarte que la guerra continuara hasta dar
muerte a todos los traidores, cuando todos los insurgentes hayan dado sido
vendidos como esclavos.
Cneo Pompeyo Magnus
La batalla fue una celada, Marcos Perpena Ventón cayó sobre una de las legiones de Pompeyo, las tropas estaba dispersas y entorpecidas por la conducción de varias docenas de carros de bueyes de suministros, al ver que el ultimo ejército de Quinto Sertorio, se le venía encima, los soldados de Cneo Pompeyo, corriendo hacia un profundo barranco, Marco Perpena Vento, eufórico fue tras ellos, solo cuando el ultimo hombre estuvo dentro del barranco, cerró Pompeyo la trampa, por las cuestas surgieron multitud de soldados que estaba ocultos y abalanzándose sobre la tropa de Sertorio dieron fin de ellos. Unos soldados encontraron a Marco Perpena Vento escondido entre unos arbustos, al llevarlo antes Pompeyo, pidió por su vida a cambio de entregarle los archivos de Quinto Sertorio, donde al parecer tenia los nombres de todos los partidarios de Cayo Mario y por lo tanto traidores a Roma, Cneo Pompeyo después de verlos, los mandó quemar y al protestar Marco Perpena Vento, dijo a sus lictores, dad muerte a este gusano,
(Roma no paga
a traidores)
(Fuente
Floriano Cumbreño-Historia)
(Fuente Historia de Roma)
Agustín Díaz Fernández
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