BREVE HISTORIA DE CÁCERES
CXVIII
Linajes Cacerenses
III
Familia
Carvajal II
Crónica
desde la calle Cuba de mi llopis Ivorra
En el capítulo anterior veíamos que, en Cáceres, no los hubo de este apellido hasta finales del
siglo XIV o principios del XV, en que, doña Gracia de Carvajal, procedente de
la rama de los de Plasencia, habia llegado a establecerse en Trujillo, y casó
con Fernán Pérez de Ulloa, señor de Malgarrida, y que algunos de los hijos
tomaron el apellido materno, prescindiendo del de Ulloa, que les correspondía
por varonía, siendo esos los fundadores de la primera casa de Carvajales, edificada en la villa
cacerense, con fachada principal frente al ábside de Santa Maria, dando su
costado derecho a la calle tiendas.
Biznietos
de doña Gracia fueron, los hermanos Juan y Gonzalo Gómez de Carvajal, estos
fueron el principio de las dos ramas que mantuvieron el esplendor de sus
blasones en la villa cacerense, siendo procedencia de Juan, los Carvajales de
la calle empedrada (Palacio de Camarena) que era como se designada a los
integrantes de esta rama, a la que tambien confluyeron el marquesado de
Camarena la Vieja, de los Castrejones y el condado de los corvos, de los Mesía
Prado.
Seria a
finales del siglo XV, cuando se avecindó en Cáceres, otro de apellido Carvajal,
hijo del segundo señor de Torrejón, Francisco de Carvajal, al que llamaron el
de la “reducción” por haber sido el que arrancó la ciudad de Plasencia del
poder de los Zúñiga, y la entrego a los Reyes Catolicos, en 1488, el que se
asentó en Cáceres, llevaba por nombre Juan de Sande y Carvajal, de mucha estima
de los Reyes Católicos, asi como de su hija Juana “la loca” este fue el primer
señor de la Enjarada, siendo su nieta Leonor de Saavedra y Carvajal, la hereda
de la casa, esta gran mujer, de mucha riqueza, caso con Gonzalo Gómez de
Carvajal, segundo de los biznietos de doña Gracia, a esta rama se les llamó
Carvajales de la casa del Duque, esta rama de la familia, con este casamiento,
supero en riquezas y grandeza a la anterior. Esta Leonor, era sobrina del Dr.
García López de Carvajal, embajador de los reyes Catolicos, para arreglar los
asuntos con el de Portugal, referentes a la división de los mares y conquistas
hechas y que se hiciesen por españoles y portugueses en las Indias, tambien
dieron lustre a esta familia, el Cardenal Bernardino de Carvajal, El General
Álvaro de Sande, y más de más, de ilustres y magnates de gran peso en el
consejo de la corona, con entronques sucesivos con Lancaster, Noroña, Sande,
Vivero, Padillas, Ramírez de Arellano, aparte de su condado de la Enjarada,
también son de esta rama los Ducados de Abrantes y Linares, Marquesado del
Puerto Seguro, Sardoal y Valdefuentes, Condados de Mejorada, Aguilar de
Inestrillas y varios títulos más, esta
fue casa principal no solo en la villa cacerense, sino en toda Extremadura.
Existía
en la villa de Cáceres, y puede que aun exista en ciertos círculos, la
tradición contada de boca en boca por el vecindario, el cual explicaba el
poderío del linaje de esta familia, y que a la vez explica a la gente que
sienta alguna curiosidad, el porqué de tantas y tantas ermitas como habia y hay
en el casco de la población y alrededores con el escudo nobiliario de la casa
Carvajal, y es que:
En la
Capilla que existía o aún existe, en el Palacio de los duques de Abrantes, se
guardaba y se adoraba un pedazo de la Cruz en la que expiró Jesucristo en la
cima del Gólgota, y se contaba que, lo habia robado y traído a Cáceres, un
Obispo perteneciente a tan ilustre familia, por cuyo pecado el Santo Padre, les
habia puesto por penitencia, la obligación de fundar en la villa cacerense y su
contorno siete ermitas, cuyo culto costearía el mencionado obispo, como así lo
hizo.
Pero la
tradición no nombra quien fue ese obispo, ni que Papa le impuso esa penitencia,
es más, ni a que años se referían tan extraordinario por lo inaudito del
suceso, pero nos cuenta don Publio Hurtado, que a su parecer fueron los de la
rama de esta familia procedentes de Plasencia, los protagonistas del sucedido.
Pero para
resumir esta familia, llegamos a don Bernardino de Carvajal, este personaje fue
el que más fama adquirió dentro de la estirpe familiar, por sus letras, su
ingenio, por sus relaciones , por su ambición, nacido en 1455, fue graduado de
Maestro en sagrada Teología en la Universidad de Salamanca en 1480, catedrático
de Prima y Rector de esta Universidad, en el siguiente año, a los veintiséis
años de edad, después fe canónigo de la Catedral de Badajoz y Chante y
Arcediano de Castro del Rio en la de Sevilla, Arcipreste en la de Coria,
Camarero del Papa Alejandro VI, Obispo de Astorga, Badajoz, Cartagena,
Sigüenza, Plasencia, Albano, Tusculo, Sabina Prenesta y Ostia, Arzobispo de
Rosano, Patriarca de Alejandría, Cardenal del tirulo de Santa Cruz de Jerusalén,
Decano del Sacro colegio Cardenalicio que presidio cunado se elegían Papas a
Adriano VI y clemente VII, Embajador de los Reyes Catolicos en Roma, y del Papa
en Lombardía, Nuncio en España, revisor de la Orden de san Francisco de Paula,
de religiosos mínimos, y su primer protector, su voz era de las más autorizadas
en los concilios y presidente de Pisa.
Nos sigue contando don Publio
Hurtado, que, en una obra genealógica, escrita siglo y cuarto después de la
muerte del cardenal, (el memorial e Ulloa), escrita por don Pedro de Ulloa y
Golfín, se lee que:
“Dexo en la casa de su hermano
Juan de Carvajal y sande, un gran pedazo de la Preciofiffima, y Eftimada
reliquia del Lignum Crucis, que con gran veneracion se conserva, en Ella,
fiendo uno de los mayores de aquel divino Madero que se halla en la
Chrisftiandad”.
Y visto esto, según parece la
reliquia procedía de don Bernandino de Carvajal, pero la otra incógnita es si
fue él, el que la robo,
Desde fines del siglo XVI y
hasta mediado del XVII, hubo en España, y aun fuera de ella, grande delirio en
pueblos y ciudades por prohijar y levantar altares a Mártires y Santos,
inventar oraciones y hacer acopios de reliquias, invento este debido a la publicación
del jesuita Jerónimo Román de la Higuera y algunos más, y cuyas obras pasado el
tiempo se las denominaría “Falsos cronicones”, el Obispo de Segorbe, José
Pellicer, el Marqués de Mondéjar, y algún que otro tambien, de mostraron que
todo era falso, y la reacción que se produjo en la tan católica España fue
tremenda, con el efecto de lo que hasta entonces se creía, después de dejo de
creer y se impuso la desconfianza en las creencias, y pasaron entonces los
prelados a exigir las correspondientes
acreditaciones de identidad de todas los reliquias o milagros.
Y entre las que pidieron al
obispo de Coria, se encontraba el pedazo del Lignum Crucis, venerado hasta
ahora en la capilla de la casa de Abrantes, que figuraba entre los bienes
dotales del Mayoralgo fundado por Juan Sande Carvajal y su esposa doña Leonor
de Carvajal y sande, en el tratamiento de 18 de agosto de 1704, mientras se
compraba su autenticidad, se suspendió su adoración y la celebración de la
misas y festividad de la invención de la cruz en la capilla.
De las pruebas aportadas y
practicadas, resulta que, Francisco de Carvajal y Sande, Arcediano de Plasencia
y sobrino carnal de Gutiérrez de Vargas Carvajal, también sobrino del Cardenal
de Santa Cruz, a los quince años de muerto este, acudió al Vicariato General
del Obispado, cuya mitra ostentaba Gutiérrez de Vargas de Carvajal, también
sobrino de Carvajal y primo del recurrente, exponiendo que, el fallecido don
Bernardino de Carvajal, le había dejado cierto número de reliquias, guardadas
en un cofre, el cual presentó, muchas de ellas envueltas en paños y papeles con
letreros escritos de puño y letra del Cardenal, expresando el contenido, y para
que nadie pensase otra cosa del contenido, presentó dos testigos, uno de ello,
otro pariente suyo y también Canónigo, Bernardino López de Carvajal, ante los
cuales, el Vicario abrió el cofre y procedieron a sacar su contenido.
I)
Una espina de la corona de Cristo, envuelta en
algodón y liada en papel en el que se leía: Sex Spine Christis
II)
Una piedra tambien envuelta en papel y atado
con hilo de cáñamo, en el que se leía: De lapide Quarentene Domini, y debajo de
la envoltura otro papel en que indicaba de cuarentena Crhistis.
III)
En un paño pequeño, de raso carmesí, atado, un
trozo del madero de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, cuyo sobrescrito
decía: de Lignum vere Crucis.
IV)
Un velo y cilicio de Santa Catalina y el paño
con que cubria sus llagas.
V)
Una piedra de la celda de San Jerónimo, bajo
el pesebre.
VI)
Oltra piedra de cabe la Zarza que vio arder
Moises.
VII)
Y otra del Monte Olivete.
Los testigos reconocieron los
rótulos de todas, afirmando ser de puño y letra de don Bernardino, al que
habían muchas veces visto escribir.
Juan de Sande y Carvajal,
primer señor de la Enjarada, edificaron junto con su hijo el Arcediano, palacio
y capilla, y un descendiente de este Juan de Sande, y del mismo nombre y
apellido, y en poder del mismo señorío, acudió el 26 de abril de 1612 al
Vicario de la villa cacerense, y ante el Notario Apostólico que refrendaba los
documentos y actos oficiales, manifestando que, movido de santo celo, habia
mandado hacer una cruz de plata, donde y con mayor devoción se pudiese venerar
las santas reliquias heredadas de sus antepasados, y otras que no se sabían de
quienes eran al carecer estas de títulos que así lo acreditasen y haberse
perdido, todas las cuales y en presencia del Vicario y Notario se fueron
colocando en la cruz, levanto acta para la eterna memoria.
No se llega a saber la
resolución definitiva, aunque el ultimo tramite de fecha 27 de abril de 1816,
mandado entregase los autos al Duque de Abrantes, Conde de la Enjarada, debio
ser favorable a las pretensiones de este, porque la capilla se abrió al culto,
y no solo el día de la Invención de la Santa Cruz, si no el Jueves Santo.
Siendo este unos de los templos, donde los fieles pasaban a visitar los
sagrarios.
Estas reliquias y fragmentos,
pertenecieron al celebre Cardenal don Bernardino de Carvajal, puede, y que los
rotulo de su puño y letra, cierto, que los heredo su sobrino el Arcediano,
quien lo colocó en su capilla, que uno de sus sucesores en casa y estados de la
Enjarada, los encerró en una cruz de plata, tambien es cierto, que otro los
incluyo en su mayorazgo, y que estuvieron expuestos al culto, sin interrupción
durante tres siglos y medio*.
*La capilla de la santa cruz,
que existió y que aún existe en la Casa-Palacio de los duques de Abrantes, la
edifico al reconstruir el resto del edificio, el Arcediano Francisco de
Carvajal y Sande, en el segundo cuarto del siglo XVI, con entada por el patio
de la calle Sancti Spiritus, es cuadrada, de cinco metros cada lado, con un
solo altar frente a la puerta, en un rincón, una cruz de madera con un letrero
en que se lee Misericordia, y al pie un cuadro que dice:
El Ilustrísimo señor don Manuel
Anselmo Nafria, Obispo de Coria, concede cuarenta días de indulgencias a los
fieles que con devoción rezasen ante esta santa cruz*.
Ni rastro de aquella Cruz de
Plata, con las reliquias que atesoraba, cuya salida de la capilla prohibió,
bajo pena de excomunión el Conde que la amayorazgó, a cuya conducción a Toledo,
intentada por su sucesor, se opuso el propio Ayuntamiento cacerense. Pero lo último
que se supo, y por boca del Marqués de Valdefuentes, se la llevó a Madrid la
Marquesa de Portago, una de las herederas del último Duque de Abrantes, y los
demás objetos, se debieron repartir entre los herederos de don Benardino,
despreciando las disposiciones de sus antepasados,
El señor D. Bernardino de
Carbajal, tío de Francisco de Carbajal, a la sazón Arcediano de Plasencia, dejo
en la casa de su hermano Juan de Carbajal y Sande, un gran pedazo de la
preciosísima y estimada reliquia de Iignum Crucis, que con veneración conserva
Cáceres, siendo uno de los mayores que del divino madero se halla en la
cristiandad, que se manifiesta a los fieles desde la primera vísperas de su
invención, que se cantan, y todo el día siguiente, en que se celebra fiesta en
su capilla, concurriendo innumerables gentío de los pueblos cercanos, siendo en
30 de Marzo de 1.703, ante Pedro Ramos, escribano, otorgó escritura don Juan de
Carbajal y Sande , conde de la enjarada , expresando que, hallándose con una
insigne reliquia de la Santa Cruz, en que murió Jesucristo , con el
adorno de un retablo sobredorado en la capilla de su casa en la que había
estado y a esta fecha todavía se encuentra y por motivos que se le ofrecieron ,
tuvo a bien , que tan preciosa reliquia se llevase a su capilla mayor de
Santiago , y dentro de ella se colocase en un altar, para que los fieles la
venerasen , y mando se colocase en dicho retablo en un nicho , al evangelio,
como así se ejecutó ,llevando el retablo y colocándole, donde estuvo algunos
días sin llevar la reliquia, a causa de que habiendo reflexionado más
bien el caso, mudo de dictamen y desistió de llevarla, siendo su voluntad
no saliese de su casa y capilla, por lo que en 25 de dicho mes por la
tarde , mandó remover el retablo y devolverlo a su casa, por no haberse bendecido
aun el altar , ni celebrado en él , por cuya diligencia se hizo cierta
justificación por el visitador general y , remitida a l señor obispo este
expidió despacho contra el otorgante y personas que removieron el retablo, pero
dicho señor por evitar pleitos y habiendo sido solo quien lo mando retirar ,
por ser suyo propio y llevado a casa suya sin intervención ajena y siendo el
retablo de la reliquia , volvía a ocupar su sitio, pero este no obstante quería
devolver a colocar en la capilla de Santiago, y después trasladarlo a su casa
por términos judiciales , y para que en lo sucesivo no le parase perjuicio .
,
Don Bernardino de Carbajal,
hijo de Francisco de Carbajal y de Aldonza de Sande, fue maestro en sagrada
teología y gran letrado, obtuvo la capellanía de D, Vidal, que fundó Gonzalo
Lorenzo Espadero, abuelo de Juan García de Ulloa su tercera abuela, según bula
de Alejandro VI, dada en roma, siendo el año de 1,495, donde también parece que
fuera canónigo de Badajoz, en la prebenda que vacó por muerte de don Rodrigo de
Osma, natural de Cáceres, comensal y camarero de dicho sumo pontífice.
Lo presentaron los reyes católicos,
por prelado en la iglesia de Astorga, de ella pasó a Badajoz y de ella a
Cartagena, donde el m ismo Papa le envió el apelo de Cardenal, con título en
Santa Cruz de Jerusalén, de allí a la iglesia de Sigüenza para terminar en la
de Plasencia. Murió en Roma en 16 de diciembre de 1.523, y dejó en casa de su
hermano Juan de Carbajal y Sande, un gran pedazo de la preciosísima y
estimada reliquia del Iignum Crucis, que con veneración se conserva en
ella, siendo uno de los mayores de aquel divino madero.
En 3 de diciembre de 1,704, el
corregidor de Cáceres, hizo presente a su ayuntamiento que, por muerte del
conde de la Enjarada, resulto vinculada esta preciosa reliquia, según clausulas
en su testamento, con la prevención que se ganasen bulas apostólicas, para que
de ningún modo se pudiese sacar de la capilla y casa en que murió, y teniendo
noticias de que el nuevo conde quería conducirla a Toledo, lo hizo presente
para que la villa no lo permitiese extraer una reliquia tan insigne.
Pese a todas estas previsiones
el Iignum Crucis, que trajera de Roma el inquieto D. Bernardino de Carbajal,
fue sacado de Cáceres en el siglo XIX, por los sucesores de los duques de
Obrantes, Condes de la Quinta Enjarada, ignorándose su paradero.
(Fuentes Benito Simón
Boxoyo)
Fuente Publio
Hurtado-Ayuntamiento y familia)
Agustín Diaz Fernández
(

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