BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                               CXXVIII

Linajes Cacerenses XIV

Golfines II

Crónica desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra

Siguiendo con la familia Golfín, aparece Pedro Alonso Golfín, de la casa de los golfines de Arriba, a mediados del siglo XV, este sirvió a los Reyes Juan II y Enrique IV, estuvo en las guerras de Granada y de Hellín, murió en 1470, heredo la casa su nieto García Golfín, fue regidor del ayuntamiento cacerense, por merced especial que le hicieron los Reyes Catolicos Continuo de la casa de la reina Isabel, y paje camarero del príncipe don Juan; Reedifico su casa conservando como recuerdo de las familia de la que procedía, los escudos de Cerdas y Valverde, además del de sus padres Golfines y Ulloa, construyo la vistosa torre del homenaje que se elevada sobre su casa fuerte, construcción que trataron de impedir el Municipio y los Saavedra, que vivían pared por medio, originando grandes litigios de los que salió triunfador el Golfín, ya que su construcción habia sido autorizadas por el Rey Fernando el Católico, tomó parte activa y muy principal, en las revueltas habidas con las pretensiones de doña Maria de Ovando, sobre el patronato del recién construido convento de San Francisco, y todo lo que atañía a este, murió en la iglesia del convento Franciscano, muerte que recibió de forma alevosa Diego Messia de Ovando, nieto de doña Maria, del cual se formó un monumental proceso, causa que fallo el célebre alcalde Ronquillo.

García Holguín, o Golfín.

Ya que ambos apellidos son la misma cosa, nacido en el siglo XVI, fue uno de los más grandes e ilustres capitanes, que junto a Hernán Cortes llevaron a termino la conquista de Méjico, adscrito al cuerpo de ejército mandado por Gonzalo Sandoval, se encontró en la batalla de Tabasco, Tlascala, Zempoala, contra Narváez, la calzada de Méjico, Otumba, Chalco, Huastepec y Caspitán,. Pero el hecho de armas en que mas se distinguió, y que dio unos resultados óptimos para aquella empresa, fue la batalla naval librada en la Gran Laguna de Méjico, y que según don Publio Hurtado, el cronista Antonio de Solís, así la cuenta:

“Pero al mismo tiempo que duraba el fervor de la batalla, reparó Gonzalo de Sandoval en que iban escapando a toda fuerza de remo seis o siete piraguas por lo más distantes de la ensenada, y ordeno al capitán García Holguín, que partiese a darles caza con el bergantín que tenia a su cargo, y procurarse se rendieran con la menor ofensa que fuere posible”.

“Nombró de entre sus aguerridos capitanes a García Holguín, tanto por lo que fiaba de su valor y pericia, como por la gran ligereza de su bergantín, y él, García Holguín, sin detenerse más que para virar y alentar la boga, puso tanto calor y fue tan diligente, que al poco ya ganaba alguna ventaja para virar la proa y dejarse caer sobre la piragua que iba delante y que parecía la de mayor importancia, pararon todas a un tiempo y soltaron remos al verse acometidas, y los mejicanos de la primera embarcación dieron grandes voces, indicando que no se disparase, ya que en esta embarcación viajaba la persona de  su Rey, y para que todo lo entendieran bajaron las armas, y con varias demostraciones de rendición, abordó más tranquilo el bergantín y saltando en la piragua se arrojaron sobre la presa, García Holguín y algunos de sus bravos españoles, y sucedió que adelantándose a los suyos Guatimozin, y conociendo al capitán en el semblante le dijo:

“Yo soy tu prisionero, y quiero ir donde me puedas llevar, solo te pido que atiendas al decoro de la emperatriz y la de sus criadas”

Paso luego al bergantín, y dio la mano a su mujer, ayudándola a subir a él, tan lejos de la turbación que, reconociendo a García Holguín, cuidadoso de las otras piraguas añadió:

“No tienes que discurrir en esa gente de mi sequito, porque todos vendrán a morir donde muriere su príncipe”.

Y a su señal, dejaron caer las armas, y siguieron al bergantín como prisioneros de su obligación.

A parte de Guatimozin y su familia, iban en la piragua y quedaron prisioneros, los magnates Cohuanacotzin, Tetlepán, Quetzalzin, el cacique de Yacuba y alguno más, era el día 13 de agosto de 1521.

Conquistado el imperio Mejicano del cacique Moctezuma, Garcia Holguin, partió con Pedro de Alvarado, a la conquista de Guatemala, y sometida esta, el general, envidioso de la suerte de Pizarro en el Perú, envió a Holguin a aquellso países aque tomara lenguas de su decantada riqueza, y como volviese confirmando las voces de la fama Alvarado, emparejo una numerosa flota  desembarcando en las costas peruanas hasta llegar a Quito, pero la decepción fue grande, solo cosecharon sus tropas muchas miserias y grandes quebrantos.

Tan enorme desengaño, y decidido a hacer dinero, entabló negociaciones con Pizarro, ajusto su retirada en una suma respetable y hasta le vendió su escuadra, amarrada en Puerto Viejo, siendo encargado García Holguín de hacer su entrega a Diego Mota, capitán de Diego Almagro.

Pero a García Holguín no agrado esta conducta de su general, y decidió quedarse en el Perú, y se asentó en la ciudad de Trujillo.

Perálvarez Holguín.

O Pedro Álvarez Holguín, tambien contribuyo a la conquista del imperio peruano, y que por sus buenos servicios se vio recompensado por parte de Francisco Pizarro, nombrándole Capital General del Cuzco. Asesinado Pizarro, esta capital, aprovechando la ausencia de ella de Holguín, se sublevo en pro de la causa del joven Diego de Almagro.

Gómez de Tordolla, y Pedro Portocarrero, partidarios de la familia Pizarro, corrieron a dar lenguas a Perálvarez, que andaba de conquistas en Choquiapo, de tan importante novedad, ocurriendo que al punto empezaron a agruparse en torno al capitán cacerense, todos los soldados leales al difunto marqués.

Al frente de ellos marchó Holguín al Cuzco, entrando en son de guerra, depuso a los dignatarios nombrados por los insurgentes, repuso en sus puestos a los destituidos, volviendo a reducir a la ciudad a su obediencia.

Sabedor de Vaca de Castro, comisionado por Carlos V, para la pacificación del nuevo mundo se encontraba en Popayán enfermo, le escribió poniéndose a sus órdenes, y con el fin de reunir todas las tropas fieles a la corona bajo una sola dirección, partió Perálvarez del cuzco, con los trescientos soldados que disponía, a reunirse con Alonso de Alvarado, otro de los generales de Pizarro que se halaba en la parte norte del Perú.

Diego de Almagro, se percató más pronto que tarde, de la importancia de vencer a los dos caudillos por separado, y corrió en pos de Holguín con fuerzas triplicadas; Y ocurrió que Perálvarez Holguin, conducía a sus tropas con diligencia y pericia, y quedando engañado el perseguidor, esta macha se citó en los libros como modelo de estrategia en los anales de las guerras americanas.

Llego a sumar sus fuerzas con las de Alvarado, muy próximo al puerto de Huaura.

Resultó que el carácter de Perálvarez Holguín, era pelín díscolo, y como pretendiese Alvarado, ser el general en jefe del ejército imperial, surgió entre ellos la inevitable revalidad, llegando al punto de provocar desafío entre ellos, pero Vaca de Castro con su exquisita diplomacia lo evitó, y hasta logro reconciliar a los dos antagonistas, aunque después de haberles manifestado que era él, al que habían nombrado delegado regio, y por tanto asumida la jefatura.  

Se encontraron con las fuerzas de Diego de Almagro en las llanuras de Chupas, la acción que se empeño fue de mucha y grande riña, además de muy sangrienta, Vaca de Castro resulto triunfante, pero murió en ella a Holguín, que estaba al mando del ala izquierda de su ejército, y que a cuyo cadáver dio solemne sepultura en Guanmanga, sobre el que colocó como trofeo, las banderas destrozadas cogidas al enemigo.

Alonso Golfín.

La descendencia de Alfón Pérez Golfín, “el Mozo”, hijo este de otro con el sobrenombre del “Viejo”, tan ilustre y tan honrada por los Reyes Juan II, Enrique IV, y tambien por sus católicas majestades Fernando e Isabel, fue la de los Torres, Mariscales de Castilla, golfines por varonía, y torres por parte de madre, a cuyo apellido pospusieron el del padre en atención a la mucha y grande riqueza que esta aportó al matrimonio; Pero no necesitaron del lustre de esta rama de la familia, para continuar los Golfines a la cabeza de la nobleza cacerense, y que a ello contribuyo y mucho los merecimientos  de Alfonso o Alonso Golfín.

Vasallo del Rey, y Regidor de Cáceres, Señor de Torres-Arias y de la casa fuerte de la Corchuela, y fue el que ordeno la construcción de la ermita de la Quebrada, en el mismo sitio donde estaba ubicada la sinagoga, tambien reedifico la casa fuerte de Corchuela, encauzó el agua del Marco, y ordeno los riegos de las huertas, tambien construyo la Fuente del Concejo, y edifico para su entierro y el de su familia, la capilla mayor del convento de Santa Maria de Jesus.

“la ermita de San Antonio dedicada a la advocación del santo de Padua, o ermita de la Quebrada como la conocía el pueblo llano, al estar edificada en el barrio de este nombre, emplazada en la parte Este de donde se encontraba el Alcázar y adosada a la muralla, fue antiguamente Sinagoga de judíos, la adquirió Alonso Golfín, sin que don Publio Hurtada sepa dar razón del porqué, ni a título de que, más es cierto que fuer propietario de ella, y que hasta sirvió como morada durante algún tiempo, pasado este se le ocurrió hacer en ella un santuario y con licencia  del Obispo de Coria, Iñigo Manrique de Lera, obtenido el 22 de septiembre de 1470, con el permiso del prelado, edifico la ermita y la dedico a la advocación mencionada, tuvo desde siempre una solo altar, en el que se venera a San Antonio de Padua, que tiene a su derecha a la Sagrada Familia, y a su izquierda a San Juan Bautista, y en hornacina en la parte alta del retablo a San Miguel Arcángel, su cofradía celebra la festividad de San Antonio del Barrio, que es por el nombre que es conocido, el día 13 de Junio de cada año”.

“El convento de las Monjas de Santa Maria de Jesus, que tuvo su emplazamiento en parte de lo que hoy es la fachada del palacio de la Diputación Provincial, avanzando siete metros donde es hoy la actual plazuela, adosado por un lado a la casa de los Golfines, y por el otro a la de los Señores de Malgarrida, su iglesia tenia tres metros  de ancho, construida sobre 1480, y que a la comunidad de monjas establecidas en él, le dio el padre Fray Juan de Ortega, obispo de Coria a la sazón, la regla de San Jerónimo, en 1498 el 14 de julio, antes que convento, aquello era una beatería que ocupaba una parte del claustro, contaba con cuatro altares, pero el mayor lo edifico a su costa Alfonso Golfín, y quedo bendecido el 14 de julio de 1498 por Francisco León, obispo de Fe, comisionado al efecto por el Provisor del Obispado de Coria, y en cuya ocasión Alonso Golfín, pobló de blasones de la casa Golfín, Tapias, Paredes y Bejaranos el santuario, se llamó como sus descendientes patrono de la capilla mayor y junto al altar, al lado de la epístola, ordenó labrar una cartela en la que se leía:

“Aquí esperan los golfines, el día del Juicio”

Cuya leyenda y blasón repitió en la fachada del santuario, cuya arrogancia pisoteo la administración pública, derribando el edificio en 1870”.

Le otorgaron con facultad real, fechada en Córdoba hacia 1485 para la fundación del primer mayorazgo de esta familia, en su casa se hospedaron sus católicas majestades en sus visitas a la villa cacerense cuando vinieron a apaciguar los bandos y ordenar el gobierno de la villa, en 1477 y 1479, y que a la gran atención y elegancias de los Golfines, quedaron tan obligados los monarcas que, entre otras mercedes le hicieron de por vida lo que se pudiese tener, las cartas que escribieron estos Reyes a Alfonso Golfín, fueron muchas y en el año de 1485, aprestándose los soberano para la conquista de Ronda, aparte de las que escribieron al Concejo, le dirigieron otra a él, con el objeto de que secundase sus intenciones e hiciera por procurar, que la villa cacerense, aprontase seiscientas lanzas y seiscientos peones para la empresa de conquista, que pondría a las órdenes del capitán Juan de Valpuestas, venido a la villa de Cáceres con ese objeto.

Sancho de Paredes Golfín.

  Si grande fue Alfonso Golfín , más grande fue su hijo Sancho de Paredes, este antepuso el apellido al de Paredes, por haber heredado la casa de su abuelo materno, Sancho de Paredes, natural de Trujillo, y que fue el que colmo a la familia de los Golfines, lo mismo en caudales como en influencias, conocido desde muy joven por los Reyes Católicos, siendo bastante apreciado por sus excelentes cualidades, concedieron la merced de un regimiento en el concejo cacerense, y en 1479, le nombraron Continuo de su casa (Guardia Personal del Monarca) , y concediéndole la autorización para colocar las armas reales en la fachada de su casa principal, como memoria de haber estado alojados en ella Isabel y Fernando, y para que pusiesen el ella cadenas (símbolo de derecho de asilo, este derecho lo concedían los Reyes, en los sitios donde habían habitados, aunque no en todas), la Reina Isabel, le nombró su Teniente de Camarero Mayor, en 1498, dotado con treinta mil maravedís y año, y en 1504 por sus muchos servicios, le concedieron muchas mercedes, tenencias  de castillos y fortalezas además de otros derechos y dineros de pago anuales; muerta doña Isabel la Católica, el Rey don Fernando, que solía aconsejarse de él en los negocios mas dificultosos, l dar nueva organización a la servidumbre, nombró a Sancho Paredes Golfín, camarero de su nieto el Infante don Fernando, dotado con treinta mil maravedis anuales, más otros diez mil de costa de ayuda, desde cuyo cargo pasó al de Mayordomo Mayor, en 1505 fue nombrado continuo de la Reina doña Juana “la Loca” tambien dotado con treinta mil maravedis  año, tambien recibió como merced  la Escribanía Mayor de Rentas del Obispado de  Plasencia, oficio que era sumamente lucrativo.

Gozo de privanza con don Fernando y doña Isabel, y tampoco fue menos la que gozo con el nieto de estos el Infante don Fernando, lo mismo siendo infante que cuando fue coronado por los húngaros , bohemios y romanos, además de Camarero, fue de su Consejo, y para darle prueba de su estima, le escribía carta para que recogiese dos tiros de pólvora de hierro que quedaron en Madrid y otros cinco que estaban en el colegio de Valladolid, y los tuviese ya como suyos en su casa, ya que se los regalaba, en carta cariñosa que el propio Rey escribió en 1536, contestando a otra, en la que Sancho de Paredes le recomen daba a su nieto Álvaro de Sande, que andando en la historia seria grande y afamado general.

Casó el camarero, que a si se le conocía, con una dama palaciega llamada Isabel Coello, dama de la Reina, a quien le dio la propia reina en dote el Portazgo de Cáceres y su término, dio a luz diecinueve hijos, once barones y siete mujeres, ¡que ruina! No, porque el propio monarca se encargaba de colocarlos y dotarlos.      

Siguiendo con la saga de este ilustre apellido, y dejando el correr el tiempo, aparece ya sobre 1760, un hijo de Pedro Matías Golfín segundo conde de Torre-Arias, hijo de este fue:

Pedro Cayetano Golfín y Colon.

Casado con Maria de la Asunción de las Casas y Mendoza, Marquesa de Santa Marta, en 1788, titulo procedente de Trujillo, y heredado por ella antes de que el Golfín, sucediese en el de Torre-Arias, fue por lo que se titularon con el del marquesado de por vida.

Cayetano Golfín, fue el primer capitalista de toda la provincia cacerense, y tanto que el Rey Carlos IV le llamaba el ricohombre de Extremadura, más que el primer cacereño, fue el ídolo de su pueblo, y tanto, porque  según la crónica, cuando a un vecino se le moría el jumento, se le malograba el cerdo, o se le quebraba una pierna a la vaca, quera el único caudal que poseían, acudían como lugar de peregrinación a la casa del Marques, y al punto se le reponían las perdidas, a costa de la ganadería de tan ilustre prócer.

Pero llegó la ruinosa guerra de la Independencia, y el Marques, dejo de ser el padre y protector del necesitado, se convirtió en el protector del pueblo en general, a cambio del detrimento de de su salud e intereses, libró a sus convecinos de la rapiña, de las angustias y de las perversas vejaciones  de las que hacían victima a los demás pueblos los generales de Napoleón , si llegaba al pueblo un destacamento Frances pidiendo dineros, no era el pueblo el que pagaba, estos dineros salían de las  arcas del de Golfín, si solicitaban trigo, eran sus graneros el que proveía, si eran  ganados, más de los mismo, Había tambien depredadores artísticos como el general Soult, que codiciaban objetos de méritos, y el Marques desarmaba sus juegos de mesa, ya fuesen de oro, plata o porcelana, así como sus alhajas personales, todas de mucho merito y gran valor, heredadas de sus antepasados, y todo a cambio de que el francés fuera benevolente con sus vecinos.

Cuando se anunciaba la llegada a la villa cacerense, del ejercito enemigo, el Marques en compañía de otro gran prócer cacereño, que era su competidor en aquellos perversos días, Don Álvaro Gómez Becerra, que era el Corregidor de la villa, salían de esta a recibir y cumplimentar al general al mando, los llevaban y aposentaban en su casa, y a fuerza de agasajos, de ruegos y ejemplos de generosidad y de entereza, los desalmaba moralmente, captando sus simpatías, y obligándolos a ser benigno con su pueblo,  Soult, Victor, Lapisse, Regnier, Girad, y Foy, fueron huéspedes del Marques, y le quedaron como amigos, Foy especialmente, uno de los más ilustrados oficiales de la república francesa, se le aficiono de tal modo, que con frecuencia dejaba su puestos de honor  y compromiso, cuando estaba acampado en los pueblos de la comarca, para venir a pasar unas horas en compañía de su oble amigo.

Fue tanta la gratitud de sus paisanos hacia este personaje, que cuando este, por las tardes, con un típico pañuelo de hierbas, tirado sobre el hombro, iba de paseo por los soportales de la Plaza Mayor, , se salían de ellos jornaleros y menestrales, para no estovar el paseo de su señoría, tanto respetaba le pueblo, que cuando habia algún conato de motín o la plebe se encrespaba por cualquier asunto, con solo la presencia del Marques o un simple recado suyo, clamaba los ánimos.

No tuvo hijo varón, que siguiera perpertuando apellido de tanto lustre como el de Golfín, fueron cuatro las hijas que tuvo en su matrimonio, y que se llamaba la primogénita:

Maria de la Asunción Golfín y Casas.  

Y ya en edad de merecer, llego el caso de su matrimonio, siendo el elegido por ella, su pariente Diego Colon, señor de Llamas, y Embajador que fue del Rey de España cerca del de Inglaterra, y sucedió que acordándose don Cayetano de los festejos y agasajos, que se ofrecieron a todas las clases sociales cuando él, casó con la Marquesa, comedias de convite, representadas en el teatro que para este fin se dispuso en su palacio, por cómicos traídos para la ocasión y que pusieron en escena entre otras obras, una escrita por el trujillano Francisco de Villanueva, hubo cucañas y bailes públicos, y comida abundante y selecta dada al pueblo, en multitud de mesas dispuestas en la plazuela de los Golfines y patio de su casa, y que todos los conventos y dulceros de la villa cacerense y pueblos cercanos, estuvieron trabajando con muchos días de antelación, y quiso que las bodas de su primogénita no fuesen menos, y siete días duraron los festejos de esta bosa en 1806, repitiéndose el programa de la boda del Marques, y en la Plaza Mayor se armó una fuente con vino que corrió durante los siete días. 

La hija segunda Fue Antonia Golfín y Casas, casada con Manuel Velasco y Colón, de quien no quedo sucesión, la tercera, Maria de los Dolores Golfín y Casas, caso don Gonzalo de Ulloa, y quien tampoco tuvo descendencia, la cuarta fue Petra Golfín y casas, que casó con don Jorge Gordón Retes y Urquijo.

Pero la fatalidad quiso que todas tuvieron un defecto de conformación que les impedía tener descendencia, doña Asunción murió en el primer parto, al igual que Dolores y que Antonia, sin sucesión, por que los hijos eran llevados  a las tumbas junto con sus madres, Petra, cuando quedo embaraza y sabiendo de los antecedentes  de la familia, se trasladó a Madrid, llegado el momento los comadrones hicieron su trabajo, y al igual que sus hermanas, no pudieron salvar la vida, pero si le  pudieron extraer a una hija viva.

Esto dio pie a un cuento , que volaba de boca en boca, y fue que  como todas las familias aristocráticas esperaban tener noticias del embarazo de Petra, las unas por curiosidad, por amistad las otras, algunas por compasión, las más por interés, esperando que si moría como las demás, repartiese la gran fortuna de los Golfines, más al llegar la noticia a la villa cacerense, voló el cuento de boca en boca, tanto que para muchos se dio por cierto, y fue que dieron en decir que el marido Gordón, con gran interés de no perder la impresionante  fortuna de su esposa, y persuadido que el parto debía de tener las mismas fatales consecuencias que los de sus cuñadas, se habia proporcionado una niña de la inclusa recién nacida, y que la tenia oculta en una habitación continua a la que ocupaba su esposa, y que habiendo extraído muerto el feto, fue sustituido por aquella niña inclusera, quedando asegurada con ello, su envidiable posición social.

Heredo la casa y títulos de este ilustre linaje, Maria de la Concepción Gordón Golfín, aquella niña salvada del de la maldición de la familia, casó en 2º de abril de 1856 con enrique Pérez de Guzmán el Bueno, Cordobés, hijos de los condes de Villamanrique, muerto en 4 de marzo 1902.

El heredamiento del título de Conde Torre-Arias, su hijo Alfonso Pérez de Guzmán el Bueno y Gordon, Marques de Santa Marta y de la torre de Esteban Ambrán, entre otros muchos más títulos nobiliarios.

(Fuente Publio Hurtado-Ayuntamiento y Familia)

(Fuente Publio Hurtado- Indianos Cacerenses)

(fuente Simón Benito Boxoyo-Noticias)

(Fuente Orti Belmonte-Conquistas)



Agustín Díaz Fernández

 

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