BREVE HISTORIA DE
CÁCERES
LXXXIII
Un Paseo
por la Villa cacerense IV
Crónica
desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
Solar de
los Golfines de Arriba.
Casa fuerte del siglo XV, sobre restos de
construcciones de siglos anteriores, la torre del homenaje es del siglo XVI,
también fue reformado en el siglo XVIII, en la fachada como adornos, los dos
escudos situados por encima y debajo del balcón, el de arriba, de los Golfines (flores
de lis y torres), abajo el de los Cerda, (tres flores de lis) y el de los
golfines.
Sobresale
del edificio la imponente torre del homenaje con escudos de Golfín en la parte
anterior y posterior del cuerpo y de Cerda, Valverde y Ulloa en la base del
almenaje, como memoria de sus antiguos dueños. Puede verse por la parte de
atrás, otra torre con matacán, sobre siete mesulones, bajo él puede apreciarse
escudo que tuvo que ser de Saavedra (tres fajas jaqueladas) esta casa fue
absorbida por los Golfines. Este palacio perteneció a la familia de la Cerda
que llego a Cáceres, mediante el casamiento de doña Mafalda de la Cerda,
sobrina del infante D. Fernando, primogénito de Alfonso X el sabio, con Fernán
Gutiérrez de Valverde, señor de Castellanos, (escudo de plata y cuatro ondas
verdes)
Posteriormente
perteneció a la casa de los Golfines, cuyo nombre significa en la terminología
de la época “robadores de ganado”.
Esta casa pertenece a la misma
familia de los Golfines de Abajo, y se cree que fue la primitiva casa de esta
familia en la villa cacerense, y que al dividir Pedro Golfín su enorme
patrimonio recayó en su primogénito García Golfín, junto con el señorío de Casa
Corchada.
García
Golfín que fuera continuo de los Reyes Catolicos, y palaciego del Infante don
Juan, a él se le debe la edificación de la Torre del Homenaje de esta casa
ubicada en la calle Olmo, licencia que le concedió el Rey Fernando el Católico
en el año de 1506, tras haber disputado
con sus vecinos medianeros, pleitos grandes por su edificación, en particular
con la familia Saavedra, que se opusieron grandemente a ello, por estimar que serían
muy perjudicados desde tamaña fortaleza en el supuesto que se reiniciaran
aquellas terribles guerras de Banderías, que no hacía mucho, en 1477 habia
puesto fin la Reina Isabel la Católica.
La torre fue realizada por el cantero Andrés
Alonso en 1513 en un tiempo récord y con muy poco gasto, lo que demuestra el
buen hacer de este cantero.
En las discusiones por el patronazgo
de la Iglesia-Convento de San Francisco el Real, este García Golfín , fue de los más vehementes,
discusiones promovidas por la irreductible doña Maria de Ovando, hija del
Capitán don Diego de Cáceres y Ovando, y
sucedió que cierto día, don diego Mesía de Ovando, nieto a la sazón de doña
Maria, entrando en la iglesia y en plena misa, espada en mano diera muerte a
don García Golfín, suceso que hizo venir a la villa cacereña, para conocer el
expediente incoado por este motivo, el célebre alcalde Ronquillo.
A propósito de este trágico suceso:
Doña Maria de Ovando.
Doña
Maria de Ovando, hija del Capitan don Diego de Cáceres de Ovando y de doña
Isabel de Flores, casada con don Diego González Mesía, señor de Loriana, mujer
cuyo carácter y hechos, la hacen merecedora de figurar entre los miembros
notables de esta poderosa ilustre familia.
Se trata
de la construcción del convento de San Francisco, en las afueras de la villa de
Cáceres, los Reyes Catolicos, y al Arzobispo de Toledo y el Obispo de Coria,
dieron limosnas para iniciar las obras, este desprendimiento hizo que la
nobleza cacerense los imitaran, que, en el templo, en los claustros , en la
sacristía y demás dependencias, acotó capillas y sepulturas, correspondiendo a
doña Maria de Ovando, costear el cuerpo de la iglesia, desde el promedio hasta
la pueta de entrada, al ser esta obra, la que suponía mayor gasto, y donde el
caso que, la fervorosa dama ofrecía además costear el retablo del altar mayor,
además de la verja que habia de cerrar la capilla, la provincia eclesiástica de
Santiago, a la que el convento pertenecía, trato de darle en agradecimiento, el
patronato de dicha capilla mayor, varias sepulturas en la iglesia, y otros
derechos y preminencias, pero doña Maria, con impaciencia por sobreponerse a
los demás protectores y mangonear en el templo a capricho, no espero a que o prometido
fuese hecho consumado, anticipándose con desatención hacia los demás, en sus
funciones de patronazgo y abusando de ellas, ordenó colocar el escudo de armas
de su casa por toda la iglesia, tanto en el interior como en el exterior.
Cubriendo tambien el escudo de los reyes Catolicos, y fue tanta la
desconsideración con la que actuó, que los caballeros que tenían en el edificio
sus capillas, se rebelaron contra la usurpadora, entablándose dura guerra entre
esta y aquellos, viéndose los ninguneados caballeros a entablar querella ante
la congregación de la Provincia de Santiago, que conoció de ella en Salamanca,
en el mes de septiembre de 1524, presidida por el General de la Orden Fray
Francisco de los Ángeles.
Decretó
el conclave, que la capilla mayor fuese de doña Maria de Ovando, y que ésta
pudiera tener en ella hasta seis sepulturas, pero que quitase de la fachada sus
escudos de armas, y que se conservaran los colocados en el interior, con esto,
ni doña Maria quedo contenta, por parecerle poco lo que se le concedía, ni sus
contrarios por parecerle en demasía lo concedido, y así las cosas la trifulca
siguió en aumento, tanto, que el General de la Orden, envió a la villa
cacerense, al Provincial fray Antonio de Guzmán, para que observando de cerca y
de primera mano que es lo que pasaba, pusiese remedio a tanto mal, y con
autorización para que, si fuese preciso revocase lo decretado.
Así lo
hizo el padre Guzmán, por patente de 6 de marzo de 1525, dejando a doña Maria
de Ovando, las seis sepulturas y quitándole todo lo demás, ¡ Quien la oía
¡desatóse en improperios e insultos contra la Orden Franciscana, y encendió la
ira de su nieto Diego Mesía, hasta el punto de acometer y dar muerte dentro de
la iglesia conventual a García Golfín, señor de la Casa Corchuela, uno de los
opositores a los planes de doña Maria de Ovando, la Orden Franciscana, ahora le
quitó las sepulturas, luego se las volvió a dar, mujer de carácter y temple,
que de haber nacido varón, hubiera rivalizado a los más temerarios capitanes.
En la
villa cacerense nada volvió a ser igual desde aquel trágico hecho. Doña María
vivía ahora casi recluida en su palacio ubicado extramuros, en la casa de los
Messía o casa de los trucos. Pero ella siguió litigando por lo que consideraba
suyo por derecho, estando en estos asuntos la parca vino a por doña Maria, y en
ese momento la Orden devolvía a la familia Ovando las seis sepulturas
concedidas inicialmente en la iglesia conventual.
Por fin,
doña María de Ovando descansaba sepultada en la capilla mayor de la iglesia que
tanto había ansiado y buscado, por sus aportaciones al convento de San
Francisco y la Orden Franciscana. Pero no descansaría en paz, pues contaban los
frailes del convento que meses después de su muerte, en noches de vigilias
solían ver deambulando por la iglesia conventual el fantasma de una mujer
vestida de negro, era el espectro de doña María de Ovando que, aun descansando
en suelo santo, debido a su sacrílego crimen y a su arrogancia con la iglesia
estaba condenada a vagar en busca del perdón de sus actos, se llegó a comentar
que, incluso otros frailes creían ver el espíritu de doña María troncado en una
lechuza que por las noches se adentraba en la iglesia arañando y picoteando los
escudos de los Golfines y Ulloa.
Este
palacio, fue durante algunos meses de la contienda civil española de 1936,
Cuartel General del ejército sublevado contra la república, y en el que
vivieron durante mes y medio el General Francisco Franco Baamonde, su esposa
Carmen Polo y su hija Carmen. Esto sucedía en los meses de septiembre-octubre,
Franco recibe el nombramiento de Generalísimo de los Ejércitos Nacionales
estando en este Palacio- nombramiento que vino de Burgos. Aquí fue donde se
produjo la orden de que el General Varela entrara en Toledo, en ayuda de lo
asediados en el Alcázar de Toledo. Días más tarde de su nombramiento se
trasladó a Salamanca.
En la
fachada una placa que recuerda la estancia en esta casa del general golpista,
siendo propietario Gonzalo López Montenegro, Amigo del dictador genocida.
Este
edificio fue declarado monumento nacional en 1.978
(Fuente
Floriano Cumbreño-Cáceres Monumental)
(Fuentes
Muñoz San Pedro-Tierra de Dioses)
(Fuentes
Publio Hurtado-Castillos)
(fuentes
Simón Benito Boxoyo-Noticias)
Agustin
Díaz Fernández


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