BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                          CLV

Gutierre de Sotomayor II       

 Maestre de la Orden de Alcántara

                     (1400-1458

El momento Decisivo (1431-1439

Crónica desde la calle Cuba de mi llopis Ivorra.

En El verano de 1431, se llevó a cabo la incursión al reino granadino, reducida a varias escaramuzas, y un fuerte encuentro con categoría de gran batalla vencida por los castellanos, se tuvo que dejar la empresa y regresar a Castilla, por haber surgido en el mismo campamento discordias y conjuras, aunque los de Alcántara no participaron en la campaña, estuvieron en esta campaña  muchos Caballeros de esta Orden (aunque ausente el Maestre, el pendón de alcántara pudo alzarse triunfante con los de las otras ordenes en el campo de Higueruela).

Al amparo del alejamiento, los infantes don Pedro y don Enrique, después de hacer aprestos de guerra en Lisboa, volvieron a correr Extremadura desde su base estratégica de Alburquerque, don Juan de Sotomayor, obligado por su cargo, promesas, emplazamiento geográfico de su Orden, a oponerse a los desmanes, no solo permanecía impasible, si no que empezaba a dar claras muestras  de adhesión  a los rebeldes, a los que en secreto facilitaba medios de lucha, el asunto preocupo en la Corte  más hondamente, en 1432 fue comisionado Juan Carillo, Abad mayor de Toledo, para que se incautase de las rentas del Maestrazgo (Al mismo tiempo, se escribieron cartas a los alcaldes, con órdenes tan severas que se les prohibía admitir al Maestre en las fortalezas, so pena de muerte), al mismo tiempo nuevos embajadores llegaron a Alcántara, con el fin de ver si podían asegurar al inseguro Maestre, los emisarios fueron , Obispo de Cuenca, don Álvaro de Osorna y el Licenciado Paz.

Pretendieron en primer lugar, sacarlo de su feudo, pero no lograron el intento, teniendo que retirarse los embajadores, avisados por un sirviente de que nada había que hacer, ya se encontraba oculto el Infante don Pedro en la sede de Alcántara, apenas hubieron partido de regreso de su fallida embajada, don Juan envío tras ellos al Clavero, Frey Martin de Manjarrés, haciéndoles saber que estaba dispuesto a acatar al Rey, era tarda para fiar en su promesa, siendo la realidad la oscilación de un bando a otro, entre las por los rebeldes y los consejos de su sobrino, no hay ninguna duda de la lealtad de don Gutiérrez de Sotomayor al rey, y a don Álvaro de Luna, único contrapeso a la inclinación de la balanza , hacia el lado de los revoltosos, de mucha ayuda sirvió la persona del marido de su tía doña Juana González, en Gonzalo Sánchez Topete, de quien el Maestre fiaba mucho.

La unión de estos los dos leales, y la labor por ellos desarrollada, lo puntualiza un documento, el cual queda en claro el papel jugado y sobre los móviles de la actuación del Comendador  Mayo, como los dos citados, hicieran ver a don Juan el abismo abierto a sus pies, comenzó a buscar valedores por todas partes, decidió acudir al Rey y al Infante don Enrique de Portugal, Manjarres y el Propio Gonzalo Sánchez, partieron hacia  aquel reino, logrando llegar a él, salvando los peligros, que no fueron pocos, poniendo en riesgos su vida  en muchas ocasiones.( el propio don Gutiérrez certifica. En las embajadas aquel dicho Maestre, mi tío, nos envió a Portugal, cuando fuisteis al Infante don Enrique, sobre los trato que aquel traya con aquel dicho señor Rey, trataste o facistes todas las cosas derechas al servicio de dicho señor rey e de dicho Maestre mi tío, por dicha raçón los dichos infantes don Enrique y don Pedro, mandaron que a dondequier qu vos fallasen que vos matasen e por su mandado dellos aguardaron caminos para vos matar, e vos quitaron a saz de buena hacienda e vos fuiste seyendo el reino de Portogal asaz trabajosamente.)

Cuando los embajadores, lograron entrar en tierras portuguesas, andaba por allí el inteligente doctor Franco, llegándose a un acuerdo del que se firmó escritura, no sin ciertos temores, vino el diplomático a Alcántara, temores cuidadísimos, porque los infantes, desplegando también su diplomacia, procuraban asegurarse al Maestre y a otros nobles, no teniendo inconvenientes en ofrecerles, en nombre de su hermano el rey de Navarra, gran parte de su reino. Cuando el doctor Franco, acompañado de un colega portugués, llego a la cabeza del Maestrazgo, don Juan, estaba arrepentido  del pacto hecho, por el cual debían de garantizar de nuevo sus tres sobrinos, con sus eternas indecisiones, aun volvió a prestar juramento de  obediencia al Rey, pero inmediatamente, mudado de opinión, mandó llamar a los infantes, Franco, ante la deslealtad manifiesta, quiso coaccionarle , tarea inútil, ya había saltado definitivamente al campo de la traición, por orden suya fue preso el doctor Franco, incautándose de toda su plata, doblas y ropas, y de las de su sequito, que fueron repartidas, con parte para los príncipes y sus servidores (El Maestre dio la plata al infante don Pedro e todo lo otro se repartió entre los hombres suyos e de los infantes, don Pedro destruyo luego una casa fuerte, el castillo de Belvis, dice el cronista que don Pedro fue a saquear Brozas y que don enrique hizo robos de ganado en Valencia).

 


Don Gutiérrez de Sotomayor, había llegado a su imprevisto y magnifico instante crucial, testigo y actor insatisfecho de todo lo referido, veía claramente la catástrofe que se cernía sobre la cabeza de don Juan, desaprobaba sus vacilaciones y deslealtades, ya que nunca asistió a su tío el Maestre, hacía en favor de los Infantes, pero el parentesco y la gratitud le obligaban a seguir sumiso y a intentar salvarle, esto hizo que la misma noche del encarcelamiento, fuese a ver al prisionero doctor Franco, quien adivinando una solución , aunque diáfana, comenzó a insinuar posibilidades halagüeñas . ¿Por qué no deponer a un Sotomayor, vacilante y poner en su puesto a un Sotomayor, leal y enérgico? ¡ Franco habla temeroso, con reservas, mezclando reflexiones con halagos, don Gutiérrez escuchaba pensativo, atento, sereno, la conversación fue larga y no sonaba mal a la conversación al comendador Mayor, al final, hizo promesa al preso por hacer todo el bien que pudiese.

Al día siguiente, domingo 29 de Junio, festividad de San Pedro y san Pablo, el Maestre puso la fortaleza y convento de Alcántara n manso del infante don Pedro, a don enrique le hizo entrega del doctor, ya nada le quedaba hacer a Gutiérrez de Sotomayor en la salvación de su tío, quien además perdía la cordura, salía de Alcántara con don Enrique , camino de Valencia, mudó al poco de propósito, para seguir hacia Alburquerque, el Comendador Mayor había tratado de disuadirle de esa locura, saliendo en despedida de la villa con el propósito de detenerlo, todo fue inútil, don Juan de Sotomayor, se alejó para siempre de la sede se su agonizante Maestrazgo.

Don Pedro pues, quedaba por dueño de Alcántara, a sus órdenes quedaba don Gutiérrez de Sotomayor, hasta tanto fuese a ocupar las fortalezas de Benquerencia y Magacela, asignadas a su custodia, y es posible que antes de partir el Maestre, concertarse con el sobrino represalias en el infante ( sobrino dijo al comendador mayor, sobrino, yo quiero ir a la villa de Valencia, y hacer entrega de la fortaleza de ella, y de otras de esta Orden al infante don Enrique, porque según andan las cosas de estos reinos , no veo otro medio  mejor para conservar mi vida y mi estado, y con toda la amistad que existe entre el infante y mi, no dejo de recelar, por tanto sobrino conviene que quedéis en esta villa, y si entendieseis, que aquel Infante me pone en prisión, o roba mis tesoros, prendeyes vos  aquí en el convento al Infante don Pedro, su hermano, para que con su prisión se asegurase mi vida y mi estado.) temeroso de que don Enrique, le traicionara por codicia de sus tesoros, ya que iba de viaje con todos sus bienes transportables, pero ni esto, ni la supuesta traición de don Enrique , obligando a don Juan a ir a Alburquerque , hubieran sido precisos para que ocurriera lo que ocurrió, tenía trazado su camino y dispuesto a jugarse el todo por el todo, habiéndose decidido a dar un magnífico golpe de audacia.

El día 1 de Julio, a la hora de la siesta, El Comendador Mayor, acompañado de Andrés López del Castillo, secretario del Maestre, y de Diego López, su propio secretario, con diez hombres más, fue a la fortaleza donde el Infante estaba alojado, irrumpiendo en su cámara con la espada desenvainada y por su propia mano fue dado preso, posesionándose luego del edificio, también detuvo a don Pedro López de Vega, servidor del príncipe aragonés.

Previniendo un ataque de las huestes del detenido, requirió el favor y la ayuda del concejo de Alcántara, acudieron presurosos a unírsele todos los vecinos , satisfechos de verse libres de la pesadilla del rebelde, con las posibles trágicas consecuencias ( E luego , todos los vecinos de la villa, fueron en favor del comendador mayor, e tuvieron de ello gran placer por el servicio del rey, e por el gran mal e daño que todos ellos y aquella tierra recibía, de este Infante don Pedro, o del Infante don Enrique) Cooperó con entusiasmo el valiente Alfonso Fernández Barrantes, llamado por su bizarría y destreza, “Cañas Doradas”,  a quien más tarde calzaría la espuela Sotomayor, dándole el espaldarazo de ser armado Caballero por el Rey.

 

La audaz jugada, coloca  el nombre de don Gutiérrez de Sotomayor, en el primer plano de la actualidad, al llegar la noticia a Cáceres, se encontraba en esta villa, las tropas encargadas de combatir a los rebeldes infantes, partieron rápidamente hacia Alcántara, a las órdenes de sus jefes, Almirante don Fadrique Enríquez y su hermano  el adelantado don Pedro Manrique, pese a la alegría del recibimiento, el improvisado dictador, los hizo acampar en los arrabales, sin consentir la entrada a la villa, deseando ser dueño absoluto de la situación, (mucho se holgó el comendador mayor con la ayuda de estos ricos hombres, pero receloso de tanta gente de guerra como llevaban, si les dejaba entrar en la villa se apoderaran , del Castillo y Puente y de la persona del Infante) su firme personalidad, acaba de revelarse, aún escribió a su tío, haciéndole saber que detuvo a don Pedro por suponerlo a él preso en Alburquerque, pura formula , fue en vano que desde la fortaleza d Piedrabuena le comunicara, por medio del Clavero, que estaba el libertad, el Infante siguió detenido, lo cierto dice el cronista que todo fue estratagema, por mostrar que tenía alguna ocasión de prender al Infante y por este camino alcanzar el Maestrazgo, pero obraba a impulsos del firme y leal convencimiento de prestar un servicio decisivo a su Rey y a su País.

Entre las suplicas de libertad hechas por el Clavero, y las presiones de retención de los jefes del ejército realista, seguía firme el único dueño del preso y de Alcántara, por tener alguna condescendencia, puso a Lope de Vega en manos del almirante y del adelantado, los cuales marcharon seguidamente con sus tropas a correr los campos de Alburquerque, ni en aquellos momentos de preocupaciones y triunfo dejo de ser hombre justo y ordenando, pendientes de todos los detalles , a los cinco días de la gran jugada el 6 de Julio quiso premiar la eficaz colaboración de su tío político, Gonzalo Sánchez Topete, haciéndole traspaso del cargo y haberes de Guarda Mayor del Príncipe, ante el escribano de Alcántara, Juan Rodríguez de Torres, siendo testigos su escudero, Jarcia Corajo, Andrés López del Castillo y Antonio López de Grado.

Nueve días después del golpe de audacia, llegaba  a Alcántara Juan de Perea, emisario del rey, Gutiérrez de Sotomayor, firme en su propósito de sacar el mayor partido posible de la situación, procedía con tacto, sin comprometerse en firme con nadie, aunque decididamente inclinado hacia el bando real, cartas y mensajes volcaban sobre él, procedentes de uno y otro grupo, deseoso de tener más independencia y de asegurar más al preso, se lo llevo a Valencia de Alcántara donde gobernaba su tío don Gutiérrez de Raudona, quien era de su absoluta confianza.

Esta marcha produjo alarma en ambos bandos, el Maestre vino a atacar la villa, defendida por el Comendador Mayor, al que seguían con entusiasmo caballeros y pueblo, en aquel brillante episodio, se vio en  la precisión de pelear contra el que fuera para el más que un padre, don Juan lo había criado, protegido y puesto a la altura en que se encontraba, ahora le era preciso vivir esos duros trances en los que el deber se debía imponer a los sentimientos, y sin vacilación ninguna, frente al viejo Sotomayor, el joven Sotomayor se defendió con arrojo, la gente de Valencia estaba a su lado, probándole su lealtad sin distingos de cristianos, moros o judíos.

Las tropas del Mariscal y del Adelantado, no tardaron en venir en socorro de Valencia, teniendo el Maestre viejo que retirarse, Entraron entonces en una fase intensa las negociaciones con el Rey, quien cada vez hacia mejores ofertas, a cambio de la retención del infante don Pedro, don Gutiérrez de Sotomayor, tan hábil diplomático como enérgico dictador, pudo conseguir lo que deseaba, que no era solo el más alto cargo de la Orden, sino la seguridad y bienestar de su tío, rasgo que le honra altamente, porque lo difícil no era el conseguir beneficios en su propio provecho, lo difícil estaba en conseguir perdón y ampara para su tío y antiguo Maestre, consiguió todo, el Maestrazgo, y la seguridad que no sería perseguido don Juan de Sotomayor , al cual se le asigno de sus rentas una pensión de cuatro mil florines anuales , para que pudiese vivir en Castilla o en el extranjero .

(Fuente Miguel Muñoz de San Pedro)

(Fuente Orden de Alcántara-Historia)

 

Agustín Díaz  Fernández 

   

 

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