BREVE HISTORIA DE
CÁCERES
CLXX
Capitán
Diego de Cáceres y Ovando VIII
(1475-1487)
Crónica
desde la calle cuba de mi Llopois Ivorra
El
Maestre don Alonso Cárdenas, se recogió en Lobón, don Diego de Cáceres, fue
hacia Trujillo, para informar a los Reyes de aquella victoria, que, ponía fin a
la segunda y última intentona de invasión portuguesa, fueron momentos alegres,
aquellos en los que, eliminado definitivamente el peligro exterior, se centraba
ahora en terminar con los peligros internos. Se vino para Cáceres, don Diego,
acompañando a los Reyes, como persona de absoluta confianza, figurando como
testigo del juramento de respetar los fueros de la villa prestado por don
Fernando el día 27 de febrero de 1479.
Varios
meses, fue la duración de este viaje a Extremadura de los monarcas, mientras se
iban apagando los últimos rescoldos de la rebeldía , Cáceres y Trujillo, fueron
las villas donde más se asentaron, el Rey don Fernando, marchó a posesionarse
de su reino de Aragón en 5 de junio, doña Isabel quedaba en tierras cacerenses,
para desarrollar durante el verano el plan de liquidación, cercos a castillos,
envíos de vituallas, actividades diplomáticas se mezclaron en esta infatigable
tarea, llevada con el mayor acierto.
Durante
este periodo el Capitán don Diego de Cáceres, estuvo en intimo contacto con los
Reyes, como persona de absoluta confianza, actuando más en cortesano que en
guerrero, aunque tambien colaboro en los asedios a Mérida, Medellín, y
Montánchez, operaciones dirigidas en la lejanía por la Reina doña Isabel, y
cerca del Maestre de la Orden de Santiago don Alonso de Cárdenas. En octubre,
doña Isabel, se reunió en Alcántara con su tía doña Beatriz de Portugal,
ultimando las paces entre los dos reinos, don diego, que seguía teniendo alguna
relación con los lugares fronterizos contra los que actuó en algunas
incursiones, intervino en la entrega de ellos a los portugueses. El cronista
relata:
“Cuando
se hizo la paz con Portugal, se hubieron de restituir las villas referidas, los
señores Reyes Catolicos ofrecieron a don Diego d Cáceres Ovando, en recompensa,
la cantidad de vassallos en Castilla, contenida en el Privilegio que
concedieron doscientos mil maravedis de renta en alcabalas de Cáceres”.
Se iba
poco a poco, poniendo punto final a la intranquilidad en Extremadura, y al
pleito de sucesión en la corona de Castilla, se concedía perdón a los rebeldes
en el tratado de paz, entre ellos a la Condesa de Medellín y a don Alonso de
Monroy, en noviembre, se juntaban don Fernando y doña Isabel en Toledo,
ocupándose de reunir Cortes, en el siguiente año, la infeliz doña Juana, “la
Beltraneja”, reina sin reino y casada sin esposo, ingreso en el convento de
Santa Clara, en Coímbra.
Se daba
por concluido un periodo en la Historia General, la herencia de Enrique IV,
habia sido liquidada para dar paso a unos reinos unidos, para el Capitán don
Diego de Cáceres Ovando, uno de los cooperadores de los Reyes, se acercaba al
fin de su vida histórica, realmente su misión quedo cumplida, el trono entró
vacilante en la tierra extremeña, saliendo en plenitud de robustez y fortaleza,
Extremadura, se pronunció por los Reyes Catolicos.
(1480-1487)
Extremadura,
Tiempo de Conquistadores
Desaparecidos
los bandos dinásticos, comarcales, alcantarinos y locales, el Capitán don Diego
de Cáceres, primer extremeño que abdico de las banderías para convertirse en
paladín nacional, llegaba a la época de sosiego, la Orden de Alcántara, a la
que tantos años estuvo unido, iba a entrar en una fase de normalidad, el pleito
del maestrazgo, quedo resuelto a favor de don Juan de Zúñiga, el 5 de julio de
1480, en Toledo, dieron los Reyes Cédula de confirmación, don Alonso de Monroy,
el grandioso titán y valeroso guerrero, cumbre de la historia cacerense y
extremeña, tuvo que conformarse con la fortaleza de Azagala, en la que iba a
vivir muchos años, triste después de todas su lealtades y traiciones, hasta que
olvidado y amargado bajó a la sepultura en 1511, como monumento eterno, símbolo
del recuerdo inmortal de don Alonso de Monroy, perdura la mole de granito del
castillo de Azagala, sobre el pico de la sierra.
Don Diego
de Cáceres, tenía que despedirse su amada fortaleza de Benquerencia, se dispuso
a entregarla a don Juan de Zúñiga, representado por su padre el Duque de
Arévalo:
“Benquerencia
de la Serena, provincia de Badajoz, partido judicial de Castuera, situada en la
vertiente sur de la sierra, extendiéndose sobre un puerto, de la que fue
importante fortaleza nada queda, conservándose resquicio de haber sido alcazaba
árabe”.
Con el
duque de Arévalo, trató don Diego, las capitulaciones de entrega, que se
hicieron:
“
refiriendo, los grandes servicios que por él habia recibido la Orden,
defendiendo las villas y fortalezas, de los maestres intrusos en ellas, que
últimamente con haberle entregado al presente la dicha villa fortaleza de
Benquerencia, se esperaba la quietud de todas las diferencias, por lo
cual le remitía y perdonaba la cantidad de maravedís, que durante la posesión
de la fortaleza hubiese gozado, pertenecientes a dicha Encomienda, así mismo de
todo lo que hubiese cobrado de los frutos y rentas del dicho Maestrazgo”
En aquel
mismo año, los Reyes dieron al Capitán don Diego, una muestra más de su
aprecio, recompensando sus servicios con doscientos cincuenta mil maravedis de
juro de alcabalas de Salamanca, trasladada después a las de Cáceres, sobre las
que despacho Real Cédula, más tarde, en Medina del Campo en 19 de marzo de
1482.
En la
villa cacerense, su villa natal, paso don Diego de Cáceres Ovando, parte de su
tiempo, a partir de 1480, la madre dola Leonor Alfonso de Ovando, era enterrada
en la iglesia de San Mateo, el cuñado Álvaro Gutiérrez Manivardo, actuaba como
persona de su confianza en compras de fincas, el Capitán atendía la
administración de sus bienes y daba fin al arreglo de su casa. Lo primeramente
edificados sobre el solar de los abuelos y lo que fuera Alcázar, fue ampliada
con la compra de nuevos solares a su sobrino Álvaro de Ulloa, por el precio de
diez oblas de oro, que uno de los hijos de don Diego, Hernando de Ovando, pagó
al vendedor el 15 de enero de 1481, con este mayor espacio la solariega casa,
pudo completar la estructura que hoy se puede admirar, amplia, solida, con la
espadaña de la Torre de las Cigüeñas, en el esquinazo frente a la iglesia de
San Mateo:
“J.R.
Mélida dice que, la torre de las Cigüeñas, podría ser del siglo XIV, siendo la
casa del siglo XV, los datos dicen que fue diego de Cáceres, el que construyó
la torre y la casa, y como lo hizo sobre otras construcciones de sus abuelos,
pudo aprovechar algunas construcciones anteriores”
El
hermano del Capitan don Diego, Francisco de Ovando, tambien tuvo casa
solariega, el hoy llamado palacio de la Generala, ambos hermanos redondearon,
casi, las Arguijuelas, rescatando don Diego el Castillo y tierra, que otrora se
llevara el ya difunto tío Nicolas Ruiz, Francisco alzo otro castillo, el
denominado de Abajo.
Como
recompensa a tantos años de servicios, concesiones y rentas, habían formado un
importante capital, los hijos de la enérgica doña Leonor Alfonso, supieron
elevarse, histórica y económicamente, superando en mucho la categoría que les
dejara por parte de padre, la escasa herencia de Hernán Blazquez Mogollón, se
habia convertido en grandes fortunas y poderosas casas, eran los Ovando en la
villa cacerense, una potencia de primer orden, que durante tres siglos, del XVI
al XVIII, iban a monopolizar el poderío y las riquezas, siguiendo el impulso
dado por el capitán don Diego de Cáceres Ovando.
Época de
tranquilidad y prosperidad, pasó don Diego dentro de la vida familiar, atento
al porvenir de sus hijos, todos fueron haciendo bodas adecuadas a su alcurnia y
posición económica, acepto el pequeño, Nicolas, que fuera Comendador de Lares,
en la Orden de Alcántara, que seguía célibe, al que la historia Universal le
tenia deparado un importante destino.
El mayor
de los hijos, llamado Diego de Cáceres Ovando, igual que su padre, el que seria
heredero de la casa de las Cigüeñas, caso en Mérida con doña Francisca de
Mendoza y Vera, hija de don Juan de Vera, comendador de Montijo y de doña Juana
de Sandoval y Mendoza, siete nietos le dieron al Capitan don Diego.
El
segundo de los hijos, Hernando de Ovando fue caballero de la Orden de Santiago,
caso con doña Menucia de Ulloa, hija de don Gonzalo de Ulloa y de doña Juana
González de Valverde, hasta ocho hijos dio este matrimonio, Hernando se
construyo su solar, en la Plaza de Santa Maria, por muerte sin sucesión del
primogenitor Nicolas, esta casa la heredaría Diego, esposo de doña Beatriz
Coello, hija de Sancho de Paredes Golfín Camarero de la Reina Católica.
El
tercero de los varones hijos de don Diego, Rodrigo, se caso con doña Maria de
Carvajal, siendo su único hijo Gutiérre de Ovando, con el tiempo la
primogenitura de Rodrigo, se fundió con la de su hermano Hernando.
Doña
Maria de Ovando, casó con Diego González Mexia, señor de Loriana, tuvieron tres
hijos, solo la hija menor Isabel Mexia Ovando, solo sobrevivió a la madre,
casando esta con Francisco Dávila, hijo de Juana Velázquez de la Torre, el ama
del príncipe don Juan, malogrado heredero de los Reyes Catolicos.
El
Capitán don Diego de Cáceres, iba convirtiéndose en patriarca, rodeado de cinco
hijos y diecinueve nietos, la esposa doña Isabel de Flores, no disfruto mucho
de aquella vida tranquila, en 1482 cuando empezaba a gozar de un hogar familiar
permanente, murió con la presencia del marido junto a ella, fue enterrada en la
capilla del convento de San Francisco, al lado de la epístola, habia hecho
construir su esposo don Diego, para enterramientos de ellos y sus
descendientes.
Aunque
varios son los cronistas que apuntan a un segundo casamiento de don Diego de
Cáceres, y que sería con doña Catalina de Godoy, y que de este matrimonio
nacerían dos hijos, Fernando de Ovando, que fuera comendador de Belvis y
Navarra, en la Orden de Alcántara, y Antonio de Ovando, de quien vienen los
caballeros de la Nava. Pero este matrimonio ofrece muchas dudas, y que, a
cuenta de pleitos por herencias, se tiene noticias, pero en 1535, muchos años
después de la muerte del Capitan, que estos hijos en realidad serian nietos, e
hijos del primogénito de don Diego, y de mismo nombre, estos tambien serian
ilustres personajes. Pero lo que parece es que don Diego de Cáceres, siguió
viudo, rodeados de sus hijos y nietos, atendiendo a sus propiedades, y atento a
la pacificación total de la pasada contienda de las banderías.
La
empresa de los Reyes, una vez asegurado el trono, y libre de enemigos internos,
tenía puesta su mira en el último reducto de la dominación mora, en el reino de
Granda, las tierras andaluzas iban a ser por unos años, escenario de guerra,
mientras las banderías agonizaban en los reinos cristianos, en el reino de
Granada florecían con pujanza, Zegries frente Abencerrajes, Boabdil, contra
Muley-Abul-Hacen y el Zagal, hollaban lentamente el agujero de sus tumbas. Las
hostilidades entre cristianos y moros, transcurrían con alternativas:
“en 1481,
ocupo el cristiano, Zahara, en 1482 se encerraba el moro en la Alhama, fracaso
castellano ante Loja, y en la Rota de la Axarquía, lo compensaron en 1483, las
victorias de Lopera y la recuperación de Zahara”.
“Mientras
en Capitan don Diego de Cáceres, según cuenta el cronista antiguo, era ya
hombre cansado, si que en todo animoso para hacer lo que pudiera en las guerras
de Granada”.
La
intensa vida del Capitán don Diego de Cáceres, habría quebranto sus bríos, con
sesenta años de edad cumplidos, en 1485, poca cosa fue la que hizo en las
guerras que iban a poner fin a la denominación mulsumana en tierras hispanas,
en 1492, la misión quedo concluida, don diego fue, el típico engranaje de una
generación puente, llamadas a salvar las distancias entre rebeliones feudales y
la unidad del imperio, su destino, lo terminó al quedar Extremadura sometida a
los Reyes Catolicos, para el resto de la historia quedaban los hijos, en
Granada , el primogénito, Diego, del que los cronistas cuentas, que.
“fue
gentil hombre de la casa del Rey don Fernando y trinchante de la Reina doña
Isabel, en las conquistas de las ciudades de Baça y Granada… No iba caballero
hijodalgo extremeño que no militase en aquella guerra bajo su mano y orden, por
donde la reina Cathólica publicaba que el coronel diego de Cáceres era el Galán
de Extremadura”.
Mientras
los hijos lucían, el Capitán prácticamente habia concluido el recibimiento de
Cédula Reales, retirado casi de todo, pero siempre presente, la presencia en
los campos de Granada seria testimonial, así estaba junto al Rey don Fernando,
en la toma de Alora, en 23 de mayo de 1485, y cuando se hizo dueño de Ronda, 29
de mayo de 1486, acudió el Capitán a esta empresa, sin duda llamado que con
fecha de 31 de junio de 1485, hicieron sus majestades los Reyes a la Villa de
Cáceres, solicitando en envío de setenta de a caballos, doscientos ballesteros
y cuatrocientos lanceros, los cuales deberían estar en Córdoba el 30 de agosto,
para abastecer la ciudad de Alhama y proseguir la guerra contra los granadinos.
Pero en
esta campaña, la figura de don Diego pasa de puntilla, en silencio, solo un
antiguo cronista, recoge unas notas sobre estas intervenciones:
“En la
campaña contra los moros, el llamado Diego de Cáceres, ayudo como leal
caballero Asus Altezas y fue con el Rey en la conquista de Alora y en la de
ronda y en otros lugares acompaño y sirvió como caballero”.
Ya con la
salud deteriorada, marcho hacia Salamanca a comienzos de 1487, más que en nada
pensaba en su fin y en la sucesión de su casa, deseando de fundar Mayorazgo,
pidió la oportuna autorización a los Reyes Catolicos, concedieron estos en Real
Cédula de 20 de enero. En días anterior y posterior de esta fecha, el 8 y el 26
del mismo mes, despacharan otras, confirmando la merced de, los maravedis y
establecieron las distintas ramas de alcabalas en las que quedaban situados,
como garantía de pago de una deuda de un cuento cuatrocientos mil maravedis,
los Reyes le entregaron la Villa y fortaleza de Monleón.
Puestos
en orden todos los asuntos, don Diego, fue a cumplir su último servicio y a
gozar su ultimo retiro en los campos de Salamanca, en el viejo y fuerte
castillo que coronaba la pequeña y bien mirada villa de Monleón, y allí, año de
1487, ultimo de su existencia otorgo escritura de testamento y fundación de
Mayorazgo, el 2 de febrero.
La salud
de don Diego, no debía de ser nada buena, pese a la declaración que hizo en tal
sentido en la firma del testamento, solo pocos meses más pudo vivir, a fines de
verano entre el 27 de agosto y el 13 de septiembre de aquel mismo año, a los
sesenta y dos años de edad, el noble caballero murió en Monleón, el cuerpo fue
traído al convento de San francisco en Cáceres, donde quedo sepultado y donde
sigue enterrado por los siglos de los siglos.
ESTE ENTIERRO Y ESTA
CAPILLA SON DE LA CASA
DEL CAPITÁN DIEGO DE
OVANDO DE CÁCERES
Murió
cuando ya nacían los grandes conquistadores en Extremadura, cuando sobre las
dehesas pardas iban empezando a caminar Cortes. Pizarro, Balboa, Soto,
Valdivia, Orellana, Alvarado… cuando ya no eran precisos guerreros colosos como
él, o como don Alonso de Monroy. A la memoria de una leal misión cumplida,
queda el solar con la Torre de las Cigüeñas, en la Plaza de San Mateo, para
honrar la memoria del Capitán don Diego Cáceres de Ovando.
(fuentes-Muñoz
Sampedro-Tres Paladines)
(fuentes-Alonso
Maldonado-Hechos de Alonso de Monroy)
(fuentes-Publio
Hurtado-Castillos)
Agustín Díaz Fernández

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