BREVE HISTORIA DE CÁCERES

                                           LII

Oficios, Mercados, Ferias (I)

Durante los primeros tiempos, toda la actividad de la Villa cacerense, giraba en torno al campo, la tierra era la base de la economía, y pasado el tiempo de las campañas de guerra, era el único motivo de su existir. Por eso la agricultura y en especial la ganadería, se mencionen en los Fueros como ocupaciones predominantes, tal como otras actividades parezcan relegadas a términos secundarios, salvo aquellas que, por estar relacionadas con el campo, destacan con claridad en el ambiente de la vida ciudadana.

Así, las actividades industriales y comerciales de la Villa, como bien natural, las necesidades de una vida fundamentalmente campesina, eran muy limitadas y los artículos indispensables de manufacturas caseras, como en el caso de las telas, que se desarrollaban merced a un conjunto de materias primas, que salían del campo.

Aparece tambien, y desde los primeros tiempos el trabajo urbano, señalados en unos cuantos oficios llamados a cubrir las necesidades elementales inmediatas, oficios que ya el Fuero reglamenta, organizando su ejercicio y sus prácticas.

Todo oficio es un mester, lo que es actividad productiva en forma de trabajo, llamándose menestral (omne de mester) al trabajador, llamándose menestral, al trabajador que lo practica; El menestral realiza su trabajo de dos formas: Por su cuenta, lo que es realizando un producto que después vende por su precio libremente (artesanía) o por cuenta ajena (labor aiena laboral) lo que a su vez se repartía en tres modalidades, a saber; Destajo, soldada, o jornal.

El menestral que trabaja por su cuenta tenia el taller en su casa, lo más corriente era que trabajara solo, o ayudado por miembros de su familia, más podía tener oficiales y aprendices, y de la unión de los del mismo mester, nacieron los gremios, que, aunque el fuero no los menciona, no tardaron en aparecer, y se agruparon por barrios, fuera de los muros que protegían la villa cacerense, al realizarse su primera expansión tras la inmigración nobiliaria. Dentro de la modalidad laboral de la Artesanía, se incluye el taller doméstico, entendiendo como tal, la actividad manufacturera que se desarrolla para la actividad del propio hogar, sin el carácter de oficio, como las ruecas, los telares, y algunas modalidades de la alfarería.

El destajo (destaio) o trabajo por cuenta ajena, es en realidad un encargo, ajustado a tanto alzado. En el menestral contrata una obra para realizarla en un determinado tiempo y por un pecio previamente acordado con el dueño de la labor, ya el Fuero establece las condiciones del destajo, reglando que el obrero ha de terminar su trabajo bien y cumplidamente, de no ser asi, el dueño pude contratar a otro artesano para que se termine a costa del anterior; Como nota curiosa en el trabajo a destajo, habia la costumbre de obsequiar con una merienda al menestral que acababa una obra, y esta cortesía del dueño, termino en convertirse en una exigencia por parte del obrero, este abuso lo corta el Fuero, con multa de un maravedí al menestral que “demandare mereyenda por toda labor que faga”*.

Soldada o soldadero, trabaja el obrero que realiza su labor o sirve de una manera continua, permanente y mediante remuneración fija, son estos asalariados equiparables a los criados de servicio doméstico, es común que vivan en el mismo domicilio que el amo, que les llama “omnes de su pan”, según parece en la villa cacerense no fueron muchos los soldaderos que desarrollaron actividades industriales, siendo forma más corriente del trabajo rural. El asalariado sea rural o urbano se considera como perteneciente a la familia del señor, y no puede ser testigo de este, ni desempeñar oficio de concejo.

*Habia algunos oficios, como el de operador o constructor y reparador de los aperos de labranza y el herrero, que trabajaban en las granjas como soldaderos, aunque en la villa existían tambien talleres artesanos de aperar, y como es natural fraguas*. 

Los jornaleros u omnes que labran a jornal, eran escasos, y hasta quizás no los hubiera, en las actividades industriales. Tan solo pueden incluirse en esta modalidad laboral los oficiales que trabajan en los talleres urbanos, los jornaleros que trabajaban en el campo, son muy escasos, tanto que casi todos los señores tenían soldaderos suficientes para el trabajo de sus heredades, tambien el fuero los nombra en ocasiones como braceros, es esto referencia a que el jornalero es la categoría laboral más humilde y necesitada, toda vez que se dispone que se la pague el mismo día que rinde su trabajo, bajo pena de pagarle el amo el doble al día siguiente.

Así las cosas, los oficios que detalla el Fuero son:

Carpintero

 (carpentero) esta reglado que haga su obra bien y acabada, empleando madera y ripia limpia (madera tosca o sin pulir) y sin nudos, pagando multa de un maravedí al Concejo si así no lo cumpliere. El carpintero además de construir muebles de ajuar doméstico, su oficio es requerido para la construcción de viviendas. Los carpinteros en la villa cacerense no se prodigaron hasta el siglo XIV, y en pequeña cantidad, siglos después los componentes de este oficio serian numerosos.

Sastres

(alfaiates), nos cuenta el cronista que loa de este oficio eran abundantes en la Villa, desarrollando su oficio de dos maneras; Yendo a coser a las casas (a jornal o a destajo) o en sus talleres artesanos. El cliente daba al sastre la tela o la piel necesarios para la confección de la pieza o alfaia, y el menestral solo cobraba por su trabajo, esto es, la mano de obra, este oficio tenía tasa (coto) del Concejo, no pudiendo el sastre cobrar si no lo establecido por este; Por coser una capa con piel, cobra el alfaite, un tercio de maravedí, sin piel, una sexta parte y si la prenda era de burel, quince dineros, confeccionar una garnacha, el precio era costaba una sexma (sexta parte del maravedí) y lo mismo se cobraba por un pellico o por un manto con piel, las calzas se cosían por ocho dineros, y por seis unas bragas, la camisa de hombre se confeccionaba por diez dineros, y la de la mujer por un sueldo, cobraban once dineros por el conjunto de braga y camisa si eran de estopa, y cuatro solamente por las calzas si eran de burel, la saya de piel por una ochava de maravedí y la de color cobraban un sueldo, preparar una piel de cordero costaba un maravedí, y medio maravedí la de conejo. El quebrantamiento de estos precios se multaba con dos maravedis más la prohibición de ejercer el oficio durante un año, por si el acaso diera conque los sastres se confabulaban para incrementar los precios superiores a las tasas establecidas por el Concejo, incurrirían en multa de diez maravedis, que se utilizarían para las obras de conservación de las murallas, más tres maravedis más para los Alcaldes.

Caleros

Fueron muy números los dedicados a este oficio en Cáceres desde los comienzos de su población, dada la gran abundancia de piedra caliza en los alrededores de la Villa, especialmente por la zona Sur, lo que es la zona del Calerizo, donde desde los comienzos de instalaron hornos que produjeron cal, moran y blanca, de gran calidad y en cantidades industriales, estas cal se empleaba en las obras de albañilería de Cáceres, y que se exportaba a las comarcas limítrofes, Trujillo, Plasencia, Alcántara, Coria, Salamanca, y alguna más. Pero los caleros n necesitaban para ejercer su industria una a autorización especial del Concejo, ya que el Calerizo era uno de los ejidos de la Villa, formó más tarde parte de los antiguos baldío. Los de esta industria, instalaron alineadas sus casas extramuros de la población, en la parte Este de la Villa, entre la puerta del Rio (hoy Arco del Cristo) y la puerta de Coria (hoy Plaza del Socorro).

Curtidores

Como curtían y preparaban las pieles se les denominaba curtidores y “pelleteros”, tambien tenían estipuladas las tasas por el Concejo, y cobraban por curtir un cuero de vacuno o enzebruno (Venados, ciervos) un cuarto de maravedí y el cuero equino (Caballo, mulo o asno) el tercio de maravedí; En el trabajo de peletería se castigaba con multa de un maravedí al peletero que castrara las “penas de coneios o corderos”.

Zapateros

Tambien los Zapateros tenían estipulado sus estipendios por el Concejo, cuatro dineros por echar suelas a los zapatos (solar) y se multaba con un maravedí, si al hacer esta operación en vez de colocar material nuevo, se volvía a colocar la misma suela vieja puesta del otro lado (cantear las suelas).

Herrero

De gran importancia era el oficio de Herrero (ferrero), por su relación con la agricultura, estos eran Mester muy privilegiados, ya que el herrero estaba exento de pecha y facendera, fonsado y apellido (contribución, realizar trabajos en tierras del señor, participar en las huestes, acudir en caso de guerra al lugar indicado, ya fuera por gremios etc.) pro con la condición de tener siempre dispuestas treinta rejas para el uso de los vecinos. En el caso de que el herrero estuviere establecido en una aldea, eran quince rejas las que debían de tener listas, para obtener la exención; fabricaba en las fraguas demás de rejas nuevas para su venta a los labradores que pudieran hacer ese gasto, o que no quisieran utilizar las rejas del común, cobraban cada reja un maravedí. El aguce se pagaba a un dinero y el calce (calzar la reja ponerle puntas nuevas) cobraban tres dineros, siendo este trabajo de agujar las rejas por riguroso turno de llegada a la fragua,

Tambien los herreros fabricaban segures, azadones, azuelas y escoplos, estos instrumentos tambien se nombran en el Fuero.

Era obligación tambien de los herreros, la de fabricar herraduras y clavos para su colocación, las herraduras debían de ajustarse al modelo (calanna) del Concejo y las herradores (ferradores) podían rechazar las que estuvieran mal fabricadas o defectuosa que el herrero estaba obligado a reponer, más si una herradura resultaba rota o despresa antes de los nueve días, era obligatorio reponerla sin cobrar nada por ello, el herrador cobraba por herrar a un caballo por veinte dineros, y solamente por diez el asno, teniendo en cuenta que al caballo se le hierra según la tradición los cuatro remos, mientras que al asno solo se hierra las patas.

En cada casa debía de existir un telar junto a la rueca y el huso, lo que no era obstáculo para que hubiera talleres de artesanos que hilaban la lana, el lino, el cáñamo y la sarga, para la confección de telas, estaba prohibido hilar borra para tejer con ella sayal, y cardar la lana con cardas de hierro, la vara de estopazo o marfaga, se tejía a dos dineros y a cuatro la de lienzo.

A lo largo de la Ribera, estaban establecidas las tejeras y los alfares, las tejas y ladrillos habían de fabricarse con arreglo al molde del Concejo y tanto unas como otras se pagaban a maravedí el millar. De vasijas se tasan el cántaro y la olla, el primero, de una capacidad de una colodra, con un precio de seis dineros y el de menor cabida tres dineros, las ollas normales son de un cuarto de colodra y con un precio de cuatro dineros y dos la de medio cuarto.

Tres hornos habia en Cáceres, uno el principal, estaba adosado al lienzo de cortina en la que se abría la puerta occidental de la rinconada de la torre albarrana, de este horno tomo el nombre la torre, (Torre del Horno), otro frente a la Puerta de Mérida, Calle del Horno, y el tercero estaba, junto a la Pueta de Coria, y que a pesar de ser el más grande de los tres, recibía el nombre del Hornillo.

Eran propiedad del Municipio los hornos, que tenia el monopolio de la cochura del pan, monopolio que arrendaba a los horneros, cada hornada tenía que ser de treinta piezas cuando menos, y se cocían por orden riguroso (cuegan a vez) entregándole los panes bien cocidos a juicio de tres mujeres. Las panaderas ganaban al cuarto, un pan de cada cuatro, procurando que estuviesen en buenas condiciones,” non crudo ni crebantado” y si una persona prestaba a otra un pan de panadera, estaba obligada a devolvérselo dentro del término de tres días.

Según nos cuenta el cronista, los molinos o aceñas, tambien estaban monopolizados, estos se movían con el agua de la Ribera y no hay noticias de si antes de ser encauzada en tiempos de los Reyes Catolicos, existan muchos o pocos. El Molinero, o aceñero, estaba excusado, al igual que los herreros de pecho y facendera, pero para optar a ello, era preciso que no fuera heredado, o lo que es lo mismo que no tuviera otros bienes raíces, tambien estaban establecidos con rigurosidad los turnos de molienda, castigándose con severamente “traiar las ueces” alterar el orden de los turnos, sobre todo si se hacia por dones, regalos o sobornos (alfaidas).

Tambien se citan entre los oficios el orive (aurifice) esto es orfebre, de los que se creen fueran mas pocos que muchos, si es que habia alguno, tambien se cita a los facultativos, entre ellos al sangrador, que cobraba dos dineros, ya fuera por una sangría o por cada ventosa.

(Fuentes Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)

(Fuente Publio Hurtado-Castillos)

(Fuente Simón Benito Boxoyo-Noticias)

(Orti Belmonte-Conquistas)



Agustín Díaz Fernández 

 

 

 

 

 

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