BREVE HISTORIA DE CÁCERES
LVII
Organización
Militar Siglo XIII
Crónica
desde la calle Cuba de mi Llopis Ivorra
No
existía en la España Medieval un ejército permanente, no existía fuerza armada
con organización fija, ( solamente la fija, era la milita Regis, que era la
guardia palatina, encargada de la escolta de las personas reales) todo el
pueblo tenía la obligación del servicio militar, pero no se reunía para cumplir
este deber sino cuando, por exigirlo las circunstancias, era llamado para ello,
el constante estado de lucha con los musulmanes hacía, sin embargo, que las
ciudades, villas y lugares, estuviesen siempre preparados para acudir a estos
llamamientos, todos los Fueros, también el de Cáceres, contienen disposiciones
relativas a la organización militar y a
las obligaciones castrenses en sus habitantes.
Presentan
las disposiciones en el término cacerense, dos aspectos, el primero el del
servicio real, y el segundo el de Rafala, o caballería organizada para la
defensa de los ganados, durante los primeros treinta años, Cáceres no estuvo en
condiciones de prestar servicio militar, la escasez de habitantes por un lado y
las necesidades de colonización por otro, lo hacían imposible, teniendo en
cuenta que el imperio de las armas no era ya en tiempos de la promulgación del
Fuero una necesidad esencial para la defensa de la Villa, el peligro musulmán
quedaba ya muy alejado, las campañas de Fernando III, y una posible reacción
del moro, que amenazara la Villa habia quedado ya muy reducida a una
eventualidad, posible pero improbable.
Con todo,
los habitantes cacerenses, cumpliendo con los deberes de todos los hombres del
estado de condición libre, en todo momento debían de encontrarse a disposición
a incorporarse al ejercito real, así lo determina el fuero Alfonsí, aclarando
que solamente pueden ir en huestes con la persona del Rey y en sus fronteras
por un plazo de treinta días. Cáceres como lógica consecuencia de las formas de
vida que se impusieron a sus habitantes desde los primeros momentos de su
conquista, tenía que defender la ganadería, defensa que tenía que hacerse con
la protección de una fuerza armada, fue la Rafala o caballería de los Ganados,
esta nació de la aparcería pecuaria de la mesta territorial cacerense. En la
villa existía ambiente guerrero, lo que explica que el Fuero contengan tantas
disposiciones a la vida militar y datos sobre las instituciones castrenses.
Los
hombres libres de Cáceres, los que se asentaron en durante la población, que es
el tiempo que se refleja en los Fueros, eran villanos, entendiéndose por esto
como hombres que vivían en la Villa, pero no de clase noble, por lo que las
milicias tanto las que se formaban por llamamientos reales, como de la
hermandad ganadera, eran fuerzas formadas por elementos ciudadanos, bajo las
órdenes del Concejo, sin perjuicio del servicio real, dedicados especialmente a
la defensa de sus intereses. La organización militar en la villa cacerense, se
ciñe a las características generales de esta institución en todos los estados
dependientes de la Corona Castellano-leonesa, todo servicio de las armas de él
derivados o dependientes, se conocen con el nombre de fonsados, esta palabra,
ir al fonsado es como decir ir al servicio militar, formar parte en las filas
del ejército, o prestar servicio de vigilancia en las atalayas o de escucha. Se
refiere su significado, al ejercito Real, o tropa movilizada por el Rey, que la
convoca y dirige, debiendo acudir a formar parte de ella, todos los hombres que
estuvieran en condiciones de servir, lo mismo en los dominios reales que en los
distritos o en los señoríos, la ausencia del fonsado, el incumplimiento de los
deberes militares, se castigaba con fuerte multa, con el tiempo llego a
convertirse en un impuesto (fonsadera)
Con sus
excepciones como es natural, no prestaban servicio ni pagaban su redención en
metálico los oficios cuya paralización podría acarrear quebranto a la economía,
y aun a la propia acción bélico, herreros, yuguero, molineros etc. Tampoco
estaban obligadas personas quien justificase su exención, tener la mujer
enferma o esta falleciere dentro de los quinces días anteriores a la
convocatoria del fonsado, ni el caballero al que enfermase el caballo en el
momento de la incorporación, y en Cáceres, durante el proceso de la
repoblación, el primo viniente durante el primer año de su asentamiento, estos
eran los llamados excusados, lo que quería decir que era eximidos por el Fuero,
pero perdían por ello algunos derechos
de ciudadanos, como el de echar a suertes en los oficios y ocupar portiello del
concejo durante el año de exención.-
El
ejército movilizado para empresa de guerra, formaba la hueste, era mandada por
el Rey, un caudillo o capitán, y se dividían en aces, o cuerpo de ejército,
generalmente dos, el de caballeros o milites cavallarius, y el de infantería o
peones, se agrupaban por compañías militares, que constaban de un numero
variable de hombres, costumbre era que formasen compañía, todos los hombres que
durmiesen en la misma tienda, o que viviesen agrupados en el mismo sector del
campamento, estos recibían el nombre de compañeros de pan, un número de
compañías formaba la quadriella, que estaba al mando de un Adalid para la
caballería, y de un quadrellario para la infantería, este era además el encargado de la administración y
velar por los intereses de los soldados, de organizar la evacuación de los
heridos y reparto del botín, el Adalid
es además guía del ejército, se encarga de las patrullas y de las descubiertas,
a veces el Adalid opera con absoluta autonomía, organizando sorpresas y
guerrillas, esas expediciones que tanta fama cogieron en la edad media y a las
que se dio el nombre de Cabalgadas, del Adalid dependían los servicios de
vigilancias en los puestos avanzados, y el de los escuchas que estaba al cargo de atalayeros, estos se
situaban en lugares elevados, para descubrir la presencia enemiga.
Organización
Militar
Las Armas
Los
caballeros villanos, ya quedamos en el capítulo anterior, que villanos eran los
que Vivian en la Villa, debían de
presentarse en las huestes con su caballo, armamento y atalaje de su
cabalgadura completos, el atuendo de estos caballeros era enormemente
complicado, preocupados por ser invulnerables, habia ido acumulando defensas
sobre el cuerpo del combatiente, limitando el movimiento cada vez más, hasta
casi llegar a inmovilizarlos dentro de un caparazón de hierros, a partir del
siglo XIII se empieza a denominar armaduras, también las distintas piezas de
ella se mencionan en el Fuero cacerense.
Se deduce
en primer término que el caballero debía vestir en contacto directo con el
cuerpo, una camisa sobre la cual se ceñía el gambax de cendal, especie de
coselete acolchado que impedía el roce de la armadura sobre el cuerpo, encima
del gambax se colocaban, ya la loriga o bien el lorigón, la primera era una
túnica con mangas, hecha de un tejido de mallas de hierro y cuyas faldas caían
hasta la altura de las rodillas, esas faldas tenían dos aberturas una por
delante , por detrás la otra, para permitir poder montar a caballo, el lorigón
era más pequeño y con media manga, posiblemente de cuero, llevando cosidas
escamas de metal o en formas de anillas, más ligero y más suelto que la loriga,
se supone que este fuera el atuendo defensivo de la gente de a pie.
Sobre los
hombros, y formando gorguera, cubriendo la cabeza a la manera de capuchón iba
el almófar, del mismo tejido de mallas de hierro que la loriga, este montaba
encima de la cofia, especie de gorro de tela fuerte que evitaba que las mallas
se enredasen en los cabellos y sobre el almófar se colocaba el casco de hierro
o el yelmo, nombran también el perpunte y la cota de armas, un coleto el
primero, de tela fuerte, muy ceñido y sin mangas, y el segundo, una especie de
vestido o sobre todo, que cubría completamente la armadura, confeccionadas
estas con telas lujosas, a base de seda y de colores brillantes, los caballeros villanos al igual
que los cacerenses, las llevaban de un color terroso o gris oscuro, de donde les
vino la denominación de Caballeros Pardos .-
La
defensa en los brazos quedaba aseguradas por las mangas de las lorigas, de
mallas de hierro, el jinete va armado con lanza y espada, de dos partes consta
la primera, el asta o astil, generalmente de madera de fresno, la segunda el
hierro o punta, el fuero nombra un tipo especial de lanza, la llamada lanza
azulada (en torno a esta lanza se ha suscitado un pequeño problema, y por lo
que parece no se encontró la solución) todavía aun, se duda si era una lanza
con punta en forma de hacha, o de una lanza cuya punta de metal que se
denominaba hierro azul, o si llevaba un guion o gallardete azul, la espada era
de hoja ancha, doble filo con canal en el centro, de dos partes la guarnición,
el mango o empuñadura y el arriaz o gavilanes. En el brazo izquierdo llevaba el
caballero un escudo redondo, de tabla forrado con cuero, quizás también porra y
maza, así como cuchillo para el combate cuerpo a cuerpo, el atalaje de la
cabalgadura, hasta el siglo siguiente no se le empezó a denominar arnés, estaba
compuesto de cabezada con sus riendas, silla con sus estribos y las sueltas o
trabas para cuando se dejaba en libertad al caballo.
El peón o
soldado de a pie podía ir armado con lorigón, almófar, capiello, lo mismo que
el caballero, pero sin ceñir espada y se defiende con escudo grande, alargado
en vez de la rodela que usa el caballero. Pelea la infantería con lanza o
ballesta, formada esta por un arco corto de madera elástica, montando sobre
fuste o cureña, se unían los extremos por la cuerda que lo mantenían tenso, y
que el fuero llamaba avancuerda, la dotación del ballestero, tenía que ser de
por lo menos sesenta saetas, de viendo hacer constar que la ballesta, aunque
arma de la infantería, era también empleado por los caballeros, especialmente
en las patrullas o sorpresas.
Expediciones
Se hacia
la reunión de los ejércitos, mediante el apellido o llamada a las armas, era
pregonado esta llamada por los sayones del Rey por todos los poblados y villas,
en caso de urgencias por sorpresas o revueltas, el Concejo podía convocar su
propia milicia mediante el grito de guerra ¡Ui!, a las armas, dado por los
centinelas o por cualquier vecino que percibiese el peligro, otras veces se
tocaba a rebato con las campanas de
Santa María, los apellideros al hacer su pregón determinaban el lugar donde
habían de reunirse los vecinos combatientes, en torno a la bandea del Concejo.
Todo los que oyera el apellido habrían de incorporarse inmediatamente, si se
convocaba por la noche el soldado no podría demorarse más que hasta la
madrugada siguiente y si era el llamado por la mañana hasta por la tarde, el
caballero y el peón acudirían a la senna
el primero, al trote con su caballo corriendo el otro, de no hacer lo así y
llegar tarde ,se le cortaba el rabo al
caballo del jinete, al peón se le cortaba la barba , lo que constituía una de
las mayores ofensas que podía inferirse
a un varón , el apellido era de varias clases , para acudir al ejército real,
para las expediciones de la frontera, o para
la defensa del te4rmino si este era amenazado, por extraños, bandidos o
por fuerzas de ricos hombres.
Congregado el ejército comenzaba la expedición de
guerra, que recibía el nombre de Almohalla, siendo de distintas categorías las
operaciones, de todas ellas la más importante era la Lid Campal, en la que
tomaba parte toda la hueste en acción conjunta, le sigue a esta la Azaria,
correría de patrullas , realizadas por un corto número de jinetes al mando de un Adalid, estas tenían
por objetos las descubiertas , guerra de guerrillas, el pillaje en campo
enemigo y la captura de prisioneros, se confunde la está por sus costumbres con
las cabalgadas, sin más diferencia que la de ser de aquella acción de la hueste
en campaña, mientras que esta es una incursión aislada que realizaban los
caballeros de la Villa en rápida correría por tierras enemigas , acogiéndose
rápidamente a poblado, terminada la liza y si esta habia sido victoriosa se
procedía a la recogida del botín, todos los combatientes estaban obligados a
presentar las presas que hubieren hecho durante el combate, eran entregadas a
los quadrellarios, el que robara el campo o ocultarse alguna cosa de las
tomadas al enemigo perdió su parte en lo ganado, y además se le rapaba las
barbas, reunido el botín, se apartaba una quinta parte para el Rey, el resto se
dividió en raciones de caballería, una de estas raciones sedaba a Dios, otra
para la redención de los cautivos, de esto se encargaba un agente especial, lo
mismo podía ser moro o cristiano, siendo
mediador entre ambos campos, recibía este el nombre de Alfaqueque , el resto se
repartía entre las huestes ,en proporción a las armas y elementos de combate que cada cual hubiese aportado,
también se tenía en cuenta el comportamiento individual.
El
caballo perdido en la acción se indemnizaba a su dueño, y si el combatiente
caía cautivo, se daba a la familia el mejor moro o mora o la mejor bestia mular
o caballar ganadas en el combate, ello sin perjuicio de gestionar su redención
en canje por medio de Alfaqueque, el moro que caía prisionero, se subastaba
hasta cubrir los cien maravedis que correspondían de derecho al que lo apresó, y sin en la
subasta alcanzaba más precio, la diferencia quedaba a favor del botón de la
hueste, se hacia el canje de prisioneros de dos formas, bien cabeza por cabeza
o con sobre precio, según la categoría del prisionero, el moro subastado
quedaba adjudicado al señor en quien remato la subasta, pero si era redimido,
el dueño del moro habría de recibir un tercio de la redención, terminada la
expedición se regresaba a la Villa y se disolvía la hueste ,machando cada cual
a sus cosas y casas.
(fuente
Floriano Cumbreño-Historia de Cáceres)
(Fuente
Publio Hurtado-Castillos)
(Fuente
Orti Belmonte-Conquistas)
Agustín
Díaz Fernández
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